Un Año de transformación -

"Puede decir que está descansando, pero es más que descansar: está creando un nuevo universo dentro de sí misma, examinando y rompiendo viejos patrones, destruyendo lo que no debería revivir, alimentando en secreto lo que necesita prosperar.." ~Patricia Monaghan

Me desperté a las 2:30 hace unas noches en un ataque de insomnio que ya me resulta familiar. La temperatura del aire era fresca, pero me quité las sábanas en un estado de calor y sudor. La mayoría de las noches son así, cuando me despierto una, dos o incluso tres veces y mi sueño se ve cada vez más interrumpido por el alcohol, la cafeína, el azúcar, el estrés o cualquier cosa fuera de lo normal del día anterior.

Mientras yacía allí, tratando de refrescarme y mirando hacia la oscuridad, en lugar de contar ovejas, conté el número de meses desde mi último ciclo menstrual, sorprendida de que ya fueran nueve. Si esto continúa, estaré en la menopausia en primavera.

Llegar a esta marca de nueve meses parece significativo. Se hace eco de los últimos umbrales importantes que crucé: nueve meses de embarazo, seguidos de nueve meses de ansiedad posparto, después de los cuales experimenté un cambio tangible en cómo me relacionaba conmigo misma y con mi nueva identidad. Así como se necesitaron nueve meses para que un bebé creciera, también se necesitaron nueve meses para convertirse en madre. Al igual que en aquellos tiempos, este hito de nueve meses da la sensación de que no hay vuelta atrás.

El número nueve tiene mucho significado en las tradiciones espirituales, la mitología y la cultura. Hay nueve virtudes en la tradición budista, nueve es la culminación de un ciclo en el feng shui, nueve mundos forman el árbol del mundo en la cosmología nórdica, las nueve musas en la mitología griega, nueve hechiceras de la leyenda artúrica, el ciclo lunar se compone de 27 días, múltiplo de nueve, y en el Tarot, el nueve representa al Ermitaño o la Bruja.

En cada etapa del desarrollo adulto, encontramos un umbral en el que es necesario completar tareas, se establecen reglas que deben seguirse o se nos pide que renunciemos a algo para reclamar una nueva identidad. Tal vez debamos renunciar a nuestro apego a las normas de belleza, dejar de negar nuestra ira o de anteponer las necesidades de los demás a las nuestras.

Aunque todavía no soy una anciana, la menopausia es uno de los muchos puntos de entrada al territorio de una anciana, y ella es la guardiana de esa puerta. La Bruja pregunta: cuando dejes de ser la Chica Buena, ¿qué nueva identidad ocupará su lugar?

Estos años de mediana edad traen consigo una avalancha constante de cambios, cambios de roles, finales, tristezas, ira y dolores de crecimiento. He tenido muchos momentos de "¡Me voy de aquí!" querer escapar de todo y, sin embargo, algo me mantiene adelante, una especie de acto constante de fe.

En este momento de nueve meses, estoy lista para dejar ir un poco más. Con todo su conocimiento salvaje y antiguo, la Anciana me saluda, toma mi mano y me acepta tal como soy.


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