La ira sagrada (y cómo usarla para que te sirva) - Laura Foletto

En estas épocas de formidables cambios, todos estamos enojados.  Muchos se sorprenden de que no se sienten amables y buenitos con tanta Energía entrando y que, por el contrario, están molestos, irritables, impertinentes, cortantes, cansados.  ¡Bienvenidos a la Nueva Energía! 

Hace tiempo, tuve una paciente que me contaba cosas terribles que la madre le decía y hacía desde la infancia… con una impavidez que me llamaba la atención. Un día le pregunté si no sentía rabia contra ella, porque le seguía haciendo la vida imposible, y me contestó que no, que nunca se había enojado. ¡Con razón! Le dije que estaba negando esa emoción y que, hasta que no pudiera sentirla, no podría terminar con esa situación. Lo trabajamos y, cuando comenzó a percibirla y a darse cuenta de lo que realmente había perdido, su furia la ayudó a reconquistar su vida y valorarse.

La ira es considerada una emoción negativa, que la gente “buena” y “espiritual” no debería sentir.  ¡¿Entonces para qué está?!  Básicamente, tiene dos funciones: la primera es advertirnos cuándo alguien vulnera nuestros derechos y nos permite poner límites sanos; la segunda es ayudarnos a superar la frustración cuando algo no sucede como deseamos. Dos loables servicios como se advierte; el inconveniente es que es potente, apasionada y direccionada, de una forma que puede ser peligrosa si no sabemos manejarla.

Darle el lugar que le corresponde, honrándola como un mensaje que nos mueve a actuar (eso son las emociones), nos habilita a utilizarla como una fuerza que nos ayuda a cortar tanto con personas y circunstancias que nos hacen daño, que cumplieron su ciclo, que seguimos por inercia, como con modelos, actitudes, situaciones internas que deben finalizar.  Esas condiciones que tiene el enojo son también su gran virtud: tiene una potencia enorme que podemos usar apasionadamente para dirigirla hacia nuestros objetivos.

Aprender a administrar esa energía es crucial. Si nos quedamos reverberando en la persona o el tema sin hacer nada más, pronto nos quemaremos internamente y explotaremos externamente. Hacer la labor de comprender cuál es la razón verdadera detrás de la ira y hacia dónde nos quiere llevar nos permite redireccionar esa energía poderosa a la adquisición de una nueva vida, con conciencia y propósito. Darnos cuenta, respirarla, tener claro el objetivo, moverla hacia el lugar deseado, sin perderla en victimizaciones y expresiones airadas, lleva tiempo pero es el camino correcto y útil.

En estas épocas de formidables cambios, todos estamos enojados. Muchos se sorprenden de que no se sienten amables y buenitos con tanta Energía entrando y que, por el contrario, están molestos, irritables, impertinentes, cortantes, cansados.  ¡Bienvenidos a la Nueva Energía! La ira es una forma de terminar con lo que ya no va más, con lo que daña y limita, con la desvalorización y el sinsentido, con el vacío y el hartazgo. Básicamente, es un pedido de auxilio del abandono que hemos hecho de nosotros mismos, corriendo detrás de los otros o de las quimeras del sistema. La ira sagrada dice: ¡¡BASTA!!

En lugar de sentirnos mal o de querer suprimirla, usémosla para lo que sirve: poner límites, descargar la frustración de maneras sanas, conectarnos con nuestras metas del corazón, redirigir su energía hacia ellas, amarnos. Aceptando todo el espectro de lo que sentimos, valorando su propósito real, encontraremos la fuerza para ser nosotros mismos, en un mundo cambiante y desafiante. Ya somos y tenemos lo que necesitamos (si sabemos verlo y actuarlo) y lo demás lo aprenderemos en la marcha. Las emociones nos ayudan si nos desapegamos de la inmediatez y las dirigimos hacia la Luz.


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