Duelo - lexyflorentina
El duelo no solamente se muestra cuando perdemos a alguien que amamos, es también probable que emerja cuando…
finalmente nos sentimos a salvo
dejamos atrás amistades
sentimos alegría por primera vez en un tiempo
conectamos con nuestra niñez
nos damos cuenta que ya no somos las mismas personas que éramos antes de comenzar a sanar
comenzamos a querer cosas diferentes a las que una vez queríamos
entramos en una nueva etapa de la vida
nos convertimos padres
perdemos la oportunidad de convertirnos en padres
atravesamos un divorcio o una ruptura
perdemos una oportunidad que anhelábamos
volvemos a habitar nuestro cuerpo
Y esto solamente toca la superficie
El dolor es un río que puede fluir a través de nosotros de varias maneras en varios momentos. A menudo pensamos en el duelo como el maremoto que choca al otro lado de la muerte y la pérdida. Y aunque sí, lo es mucho. También me pregunto cuánta más libertad sentiríamos todos si el dolor no solo fuera visto como algo a lo que se debe acceder cuando llega la muerte, sino en el millón de otros momentos en los que aflora.
Gran parte de nuestro estancamiento se debe a la falta de capacidad para afrontar el dolor.
Gran parte de nuestro dolor es parte de la pesadez que mantenemos pero que nunca sentimos.
Gran parte de nuestra lucha es la cantidad interminable de evasiones positivas con las que nos topamos cuando en realidad sólo necesitamos espacio, tiempo y brazos para desmoronarnos.
Nuestro duelo es el puente que nos ayuda a encontrarnos con nosotros mismos. Porque así es como honramos lo que fue, lo que pudo haber sido, lo que nunca llegó a ser y lo que cambió.
Entonces, a medida que nos acercamos al final de nuestro invierno, te invito a echar un último vistazo a los tiernos espacios que pueden vivir dentro de tu cuerpo.
¿Han sido sostenidos?
¿Han sido atendidos?
¿Han sido presenciados?
¿Cómo has atravesado el dolor? ¿Qué te ha apoyado durante el proceso? ¿Qué agregarías a esta lista?
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