Relaciones - Lorena Cuendías

 Nuestras relaciones son un reflejo de nuestro amor propio o la falta de él.

Cuando el trauma sigue sin resolverse, experimentamos activaciones frecuentes, situaciones que abren la herida original y provocan respuestas emocionales, percibiendo peligro donde no lo hay, ataques donde no los hay, abandonos y rechazos donde no los hay…

Cuando ves la vida a través de tus cicatrices, casi todo hiere.

Comienza a hacerte consciente de los pensamientos y sentimientos que surgen desde la posición de un observador.

En tus relaciones, comienza a darte cuenta de cuándo algo no es real, qué se activa y de dónde viene en realidad.

Observa tu diálogo interno. Verás que te estás contando la misma historia, es el disco rayado sonando de nuevo. Vuelve al origen y abraza esa parte de ti.

Comparte con esa persona lo que estás sintiendo, que puede no ser la verdad del momento presente: “Me siento activada por lo que dijiste o hiciste”.

Esta puede ser una excelente manera de salir de la respuesta emocional, nombra lo que estás sintiendo, sin culpar ni hacer responsable a la otra persona.

Desarrolla resiliencia emocional: Esto es lo que yo llamo músculo somático. La salida es a través.

Siente lo que estás sintiendo, nombra lo que estás sintiendo y ubícalo en tu cuerpo. 

Siente la tristeza. Siente la ira.

¿Dónde está la sensación en tu cuerpo, en tu garganta? ¿En tu corazón?

Estas sensaciones son tus guías, te marcan el camino hacia tu sanación y resolución.

Aprende nuevas formas de calmarte a ti misma.

Sanar implica tener las herramientas para regularte y consolarte.

¿Qué te calma? ¿pasear? ¿Hablar con una persona segura? ¿Un baño tibio?

Crea tu propio botiquín de herramientas de regulación.

Esto es amor propio y se extenderá a todo en tu vida.

Comienza a ver tu vida como parte de algo mucho más amplio, como un viaje.

¿Puedes encontrar un regalo oculto en esa experiencia?

¿Eres más fuerte, estás más viva?

¿Eres más compasiva?

Toma tiempo.

Todo el tiempo que necesites.

No todos somos iguales, ni necesitamos lo mismo.

Sanamos a nuestra manera y a nuestro tiempo.

Si el proceso se vuelve demasiado intenso, disminuye la velocidad y descansa.

*

Uich....otra verdad incómoda.

¿Cómo son tus relaciones? ¿Hay consistencia? ¿vulnerabilidad? ¿Compromiso? ¿Escucha? ¿Respeto? ¿Disponibilidad?. ¿Te sientes segura en ellas?.

¿Cómo fueron tus relaciones tempranas, en tu entorno familiar? ¿Había consistencia? ¿vulnerabilidad? ¿Compromiso? ¿Escucha? ¿Respeto? ¿Disponibilidad?. ¿Te sentías segura/o?.

El trauma del desarrollo es el pegamento que mantiene unidas a muchas personas en relaciones, en un bucle de proyección, recreando las mismas situaciones que lo originaron, hasta que se hace el trabajo.

¿Cuáles son los temas repetitivos?

Los patrones con carga emocional, el drama que se perpetúa una y otra vez.

Y tras él ¿Cuál es la historia que se reconfirma acerca de ti una y otra vez?

Esas son tus identidades: Las personas me traicionan. No hay nadie ahí para mí. Me siento impotente. La gente me rechaza. siempre me abandonan. Nunca voy a encontrar a nadie que me quiera. No puedo confiar en nadie. La gente me utiliza. La gente se aprovecha de mi....

Trauma no resuelto es el filtro a través del cual ves el mundo y todas tus relaciones.

Es el proyector a través del cual creas tu realidad.

Define cómo te percibes y te tratas a ti mismo/a y esto se extenderá a tus relaciones.

Cuando el trauma sigue sin resolverse, experimentamos activaciones frecuentes, situaciones que abren la herida original, y provocan respuestas emocionales, percibiendo peligro donde no lo hay, ataques donde no los hay, abandonos y rechazos donde no los hay...

Cuando ves la vida a través de tus cicatrices, casi todo hiere (resto en el carrusel).

Sanar trauma es volver a la vida.

Es libertad, de ser, de elegir, de dirigir tus pasos.

Sanar trauma es LIBERTAD.

Es reconectar con tu esencia.

Poder ver sin distorsión la belleza y perfección de Todo.



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