No es empatía, es falta de límites – Lorena Cuendías

 Sentir demasiado las emociones de los demás, no es ser empático, sino más bien, una respuesta adaptativa que implica perderse en el otro y carecer de límites.

Se trata de un patrón familiar disfuncional.

Señales: 

- Padres que no te animan a seguir tus sueños y pueden imponerte sus ideas sobre lo que deberías estar haciendo

- Los miembros de la familia comparten en exceso experiencias y sentimientos personales de una manera que crea expectativas poco realistas, dependencia malsana y roles confusos

- A menudo son padres que tratan a sus hijos como amigos, confían en ellos para recibir apoyo emocional y comparten información personal inapropiada.

- Sientes que tienes que cumplir con las expectativas de tus padres, tal vez renunciando a tus propias metas porque no las aprueban.

- Se vincula desde el drama, hablar de penas o enfermedad

- Intentas evitar conflictos y no sabes decir “no”

- No tienes un sólido sentido de quién eres, qué quieres o qué necesitas

- Absorbes los sentimientos de otras personas y sientes que necesitas solucionar sus problemas.

- Falta de límites emocionales y físicos

- No piensas en lo que es mejor para ti o lo que quieres, siempre se trata de complacer o cuidar a los demás

- Te sientes culpable o avergonzado si quieres menos contacto (no hablas con tu madre todas las semanas o quieres pasar unas vacaciones sin tus padres) o tomas una decisión que es buena para ti (como mudarte a otro país por una oportunidad profesional)

Se acercan fechas complicadas para muchos, donde las interacciones con nuestro sistema familiar y vincular son fuente de angustia y conflicto, por eso, durante este tiempo limitado…

Los límites son nuestra forma de auto-preservación.

Establecen lo que toleramos y lo que no.

No podemos ser radicalmente auténticos y libres sin nuestra capacidad para poner límites y establecer lo que sí y lo que no.

Son la clave para romper el patrón de complacer a las personas y vivir de una manera auténtica, libre y empoderada.

"Siento las emociones de los demás como si fueran las mías, soy muy empática"

"No sé si lo que siento, es mío o suyo".

"No puedo decirles que no"

Son algunas de las cosas que me encuentro en personas que proceden de entornos familiares que carecen de límites, donde los roles y las expectativas se confunden, los padres dependen excesiva e inapropiadamente de sus hijos, y tienen demandas intrusivas hacia ellos y donde los miembros están fusionados emocionalmente de manera disfuncional.

Hijos a los que desde niños se les ha dificultado ser emocionalmente independientes, que se separen de sus padres o que han tenido que aprender a leer su energética emocional para, como camaleones, adaptarse a las circunstancias, olvidándose de las suyas propias:

- Se responsabiliza a niños de cuidar a sus padres (a menudo cuando no son lo suficientemente maduros emocionalmente para hacerlo)

- Se confunden roles (niños que son tratados como amigos o confidentes de los padres)

- Falta de respeto por los sentimientos, necesidades e individualidad

Suelen ser patrones familiares transgeneracionales y se repiten generación tras generación, por eso también hacemos transgeneracional en el Retiro online de límites.

Así empieza un episodio del cuento de no saber luego, como adultos, poner límites y poder sentir dónde termino yo y empieza el otro.

¿Consecuencias? Adultos que aún no se han individualizado, con baja autoestima, constante búsqueda de aprobación, miedo al abandono y ansiedad.

¿Quieres entender más estás dinámicas y terminar con este rol agotador de tener que hacerte todo el tiempo responsable de todo el mundo?


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