¿Cómo dejas ir cuando hace daño hacerlo? - Brianna Wiest

No lo fuerces. No te fuerces a ti mismo a sentir neutralidad si aún no eres neutral. No te fuerces a ti mismo a sentir felicidad si no eres aún feliz. Permítete duelar tanto como necesites y no lo reprimas. No te disculpes por eso. No intentes cubrir u ocultar lo que te ha impactado, lo que te ha sacudido, o que ha dejado cicatrices. Procesas y a través del proceso, aprendes. Aprendes que puedes soportar más de lo que alguna vez pensaste. Aprendes que puedes superar más de lo que asumes. Aprendes que un sentimiento no te matará, pero que la vida que entierras porque temes sentir – eso podría a final del día. Es mejor que duela y vivir que existir en un estado anestesiado para siempre. Cuando solo procesas a mitades, en vaivenes, tu progreso se amolda en un patrón similar. Te encuentras atrapado por el miedo, volviendo sobre tus pasos, en círculos, desarraigo y luego encontrando confusión. Estás vacilando porque aún no tienes todas las piezas. No has sufrido completamente, y por lo tanto no puedes dejarlo ir completamente. No tienes todas las instrucciones. Solo puedes llegar hasta ahora.

Siente, porque lo que existe dentro del estado sentimiento que estás evitando es información. Se siente tan técnico, y robótico, atribuir algo tan abundante y sentido a algo tan directo, pero eso es lo que es. El aprendizaje es a menudo invisible. Dentro del sentimiento, lo estás procesando. Estás desenrollando recuerdos, y almacenando otros; depositando experiencia en tu subconsciente, y trayendo otros puntos notables hacia adelante, trazando líneas y juntando el panorama general, liberando lo que ya no ayuda y reuniendo lo que sí ayudará. A veces, puedes lograr más en una hora sentado en silencio y permitirte ceder en lo que está presionando tu corazón hacia abajo que mil horas tratando de levantarte y seguir avanzando.

Esta es la razón por la que después de una experiencia verdaderamente catártica, la claridad viene como si acabaras de chasquear los dedos. Parece instantáneo, pero no sucede tan rápido en la realidad. Habías estado trabajando para lograrlo sin darte cuenta de que lo estabas. Lo que sentía, en la superficie, como un dolor que no pasaría, fue un viaje de procesamiento del que finalmente alcanzaste el punto de liberación. Para entrar en tu próxima experiencia, tienes que desglosar la actual. Tienes que darle sentido a lo que has hecho para poder cambiar y ajustar lo que estás haciendo. Dentro de esa autoevaluación contiene el conocimiento, el tipo de conocimiento que te permitirá tomar decisiones más sabias, y sentirte más seguro de ti mismo, y ver el panorama general, y la confiar - realmente confiar - que cuando menos lo esperas, generalmente estás siendo trasladado a algún lugar mayor de lo que puedes ver.


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