Alain de Botton sobre las cualidades de una mente sana

Por Maria Popova

“La mente es su propio lugar, en ella misma puede hacer un Cielo del Infierno, un Infierno del Cielo”, escribió Milton siglos antes de que la ciencia moderna viniera a iluminar cómo la mente representa a la realidad – la mente, esta única lente que tenemos sobre lo que es el mundo y lo que somos. La calidad de nuestra mente, entonces – su claridad, su compostura – da forma a la calidad de nuestras vidas. Viktor Frankl supo esto cuando observó en medio de las circunstancias más inimaginables – el alambre de púas dentro de un campo de concentración – Que “se le puede quitar todo a un hombre excepto una cosa: la última de las libertades humanas – elegir la propia actitud en cualquier conjunto de circunstancias”. Esa elección, esa actitud, es lo que llamamos modelo mental y es tan entrenable como un músculo, tan enseñable como el piano.

Cómo cultivar una mente que enfrenta el desafío de vivir sin hacer de ello un infierno es lo que Alain de Botton, filósofo de pragmatismo poético, explora en A Therapeutic Journey: Lessons from The School of Life (biblioteca pública).

Reconocer que la mente es en el fondo una máquina de atención – y, como la científica cognitiva Alexandra Horowitz observó en su experimento exquisito en ampliar la lente, “la atención es un discriminador intencional y sin remordimientos que pregunta lo que es relevante ahora mismo y nos prepara para notar solo eso” - De Botton escribe:

Una mente en un estado sano, en el fondo, está continuamente realizando un conjunto de maniobras casi milagrosas que forman la base de nuestros estados de ánimo de lucidez y propósito. Una mente sana es una mente editora, un órgano que logra tamizar, de miles de pensamientos extraviados, dramáticos, desconcertantes y horripilantes, aquellas ideas y sensaciones particulares que necesitan activamente ser mantenidas con el fin de dirigir nuestras vidas efectivamente.

Una mente en su máxima expresión, argumenta De Botton, es igualmente capaz de auto-compasión y de lo que Iris Murdoch denominó tan maravillosamente ausencia de yo. Escribe:

Una mente que funciona bien, reconoce la futilidad y la crueldad de encontrar fallas constantemente en su propia naturaleza… puede acallar sus propias preocupaciones ruidosas para, en ocasiones, enfocarse en el mundo más allá de si misma

La base de su formulación de una mente sana es la insinuación de que el cinismo es la mentalidad más insalubre y el camino más seguro hacia la desesperación:

Una mente sana sabe cómo tener esperanza, se identifica y entonces se aferra tenazmente a las pocas razones para continuar. Motivos de desesperanza, ira y tristeza están por todas partes. Pero la mente sana sabe cómo poner entre paréntesis la negatividad en nombre de la resistencia. Se aferra a la evidencia de lo que todavía es bueno y amable. Recuerda apreciar; puede – a pesar de todo – aún esperar con ansías un baño caliente, unos frutos secos o chocolates oscuros, una conversación con un amigo o un día de trabajo satisfactorio. Se rehusa a dejarse ser silenciada por todos los muchos argumentos sensatos a favor de la rabia y el abatimiento. 

Fuente: https://www.themarginalian.org/2023/10/25/alain-de-botton-healthy-mind/


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