Emociones - Fabiana Fondevilla

 (Del capítulo "El océano en mí")

"Las emociones son una de las expresiones más palpables de la vitalidad. Eclosionan, se encrespan, estallan, hacen espuma. A su paso nos cuentan qué está pasando de importancia (afuera, adentro), cómo nos está impactando y esculpiendo, qué está buscando ser, crecer, morir. 

La palabra emoción viene del latín "emovere", que alude al impulso o el movimiento; algo así como una sacudida, una convulsión. Y así se sienten: aire que vibra, tierra que cruje, agua que corre, fuego. 

La ola que es la emoción lleva unos 90 segundos en llegar a su pico, antes de derramarse sobre sí misma. Pero la mente puede revolcarse allí por largo rato, y así convertir lo fluido en fijo.  

Las emociones nos sacuden, hasta alcanzar equilibrios nuevos; nos interpelan, hasta transparentar quiénes somos de verdad; nos ayudan a descubrir sueños que no sabíamos que teníamos; nos señalan el norte. 

En “El error de Descartes. Emoción, razón y el cerebro humano”, el neurólogo Antonio Damasio relata el caso de Elliot, un joven paciente que buscó su ayuda. Tras una cirugía cerebral delicada, Elliot había perdido la capacidad de sentir emociones. La cirugía había sido exitosa, pero la vida de Elliot se deshilachaba. Sin poder sentir, no tenía brújula para priorizar, conectar con otros, tomar decisiones. Más tarde, Damasio insinuó que quizás la sabiduría sea la huella de la experiencia sentida y almacenada, a lo largo de años, en nuestros cuerpos.

Cada emoción trae su propia impronta y color vital, su forma única de nutrir la vida.

¿Y la vitalidad misma?

Esta fuerza de deseo, vigor y motivación es la que encrespa a la ola y la anima a acometer la aventura. Vive en cada uno, pero puede dormir por años en el lecho marino. El océano que somos espera que la busques, la cuides, la alientes."


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