Cuando el cuerpo habla

"Vivir por tus instintos es vivir en el misterio. Requiere rendición total a lo desconocido. Es como caminar en el agua. Entras en la corriente sin nada a lo que aferrarte, y te limpia como un bautismo, eliminando cualquier imagen fija que tengas de ti mismo y liberándote para ser el ser divino que estás destinado a ser".  — Gabrielle Roth 

Ríndete
Un gran "basta ya" es necesario
Recuerda lo que está más allá de la ilusión
Lo no nato
Ve recogiendo esos hilos sueltos, 
para que puedas ir en espiral ascendente
y... ¡moverte!
Sintiendo tu peculiaridad sagrada
Elevando tu plegaria desde el cuerpo
Permitiéndote sentir lo que surja: es tu esencia
Explorando tus recovecos más íntimos en fluidez
Sintiendo tus mutaciones y la evolución de tu alquimia

Entra en tu latido, en el pulso de tu ofrenda, 
sólo deja brotar tus semillas y florece
Lo demás sobra
Ya deja de enganchar con otros egos
Juega con tus formas armonizando tus partes, 
encarnando tu coraje,
en escucha del lenguaje de tu alma,
haciendo espacio interior para otras conexiones...

Entrando completa en tus transiciones, 
¿cómo es vivir sin historias?
Siendo sólo tu quien valida tus pasos,
creando,
en soberanía de tu caos, 
recibiendo luz, 
iluminando lo necesario,
tus Nos contienen a tus Sis, con firmeza
tu expresión única y transitoria, 
milagro de tu energía vital

Respirando en tu atmósfera de liviandad 
en expansión vital
entregándote a la danza de la vida
a lo que es, sin expectativas, 
sosteniendo tu eje, 
confiando,
tomando lo que anhelas
Sigue adelante, 
los juicios y las críticas no te pertenecen
sólo hablan de quien los emite...
tarareándole a la vida, en danza sanadora 
de entrega vacía y placentera...

Recorriendo tu seguridad,
sin afanes, 
en la quietud llega lo inspirado,
sólo tu experiencia, a eso viniste,
suelta narrativas y observa...
¿qué es lo que no estás percibiendo?
lleva contigo la maravilla ante el misterio
¿qué imágenes trae tu inspiración?
Reconoce la fragancia de tu espíritu... 
y habítala...
y compártela... 
y custódiala...
Observa tu oráculo callejero...
Vuelve una y otra vez a tu centro,
a tu delicadeza, 
a tu exquisitez... 

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