Trauma - Lorena Cuendías

Si tu no abordas tus traumas infantiles. Tus relaciones lo harán, tus hijos, tus jefes... tu "destino" lo hará.

Llega un momento en el que el dolor en relaciones es tan grande y te sientes tan perdida/o que es necesario hacerte preguntas.

Todas mis relaciones hasta hace unos años compartían denominadores comunes: personas emocionalmente no disponibles cuyo amor era un casting que tenía que ganar.

O bien la no disponible era yo, y así alternaba etapas en esta ambivalencia pretendiendo lograr el amor que anhelaba, pero pagando con la misma moneda que a mi me habían cobrado, danzando entre perderme en el otro o alejarme de él completamente. Desapegada emocionalmente.

No detectaba banderas rojas, porque esas mismas banderas rojas eran lo que yo conocía como "amor": Angustia de no saber qué podía esperar. Confusión. Miedo al abandono. Química intensa. Inseguridad. Control. Ansiedad.

Mi sistema no tenía tolerancia para el vinculo sano y la estabilidad.

Eventualmente, la profecía se cumplía y yo boicoteaba la relación abandonando antes de ser abandonada o desaparecían, reactivando heridas infantiles y reforzando las creencias que tenía acerca de mi, las relaciones, los hombres, la vida.

La terapia me dio una visión muy necesaria de mi mundo relacional y me ayudó a crear y reconocer lo que es un vínculo de apego seguro.

Mi terapeuta me aceptaba con mis luces y sombras. Cuando proyectaba mi ira y mi dolor en ella. Cuando la rechazaba a ella también y su vínculo seguro. Nunca me abandonó. Y me retó. Me confrontó. Transferí en ella todo lo transferible. Y crucé al otro lado del espejo.

Y sé que tú también puedes hacerlo.

Todos tenemos una historia. Derrotas y triunfos. Todos tenemos grietas a través de las que entra la luz.

Yo he reparado algunas y seguiré haciéndolo hasta el último día. Pero ya no desde un lugar de sentirme rota. Nunca lo estuve. Y tú tampoco.

Desde un lugar de maravilla, asombro, ternura, compasión, esperanza y celebración.


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