La herida de la madre - Bethany Webster

Cuando crecí, aprendí que ser una “buena persona” significaba siempre decir si a ayudar a las personas con sus problemas.

Aprendí que una persona noble ponía a los demás primero y trabajaba muy duro. No tuve un modelo de límites o cómo decir un No saludable.

Mis padres estaban tan agobiados y absorbidos en sus propios problemas que no había muchas palabras de alivio, presencia o consuelo emocional.

Me sentí como una pequeña adulta, no fue hasta décadas después que me di cuenta que nunca me había identificado como una niña. Era recompensada por hacer más de lo esperado, ser muy madura para mi edad, manejar problemas de adultos y discutir temas de adultos.

Fusionarme con lo que mis padres esperaban de mí era equivalente a sobrevivir.

Tener límites, necesidades o estar confundida o molesta era causa de distanciamiento o humillación.

Para sobrevivir, es como si apagara esa señal interna de cuándo estaba llegando a un límite o frontera.

Como mujer joven, el único tiempo que realmente me permitía descansar era cuando no tenía opción más que colapsar en agotamiento.

Estaba funcionando tan bien que no me veía a mí misma como una sobreviviente de trauma.

Era elogiada por mis logros y personalidad útil.

Estaba tan desconectada con dónde estaban mis límites y condicionada para ignorarlos por amor y aprobación.

Mi modo normal era presionarme, esforzarme y luchar por lo siguiente.

La parentalización había distorsionado mis expectativas para mí misma, estaban fuera de proporción a lo que podía alcanzar cómodamente y cuando no podía cumplir, me avergonzaba.

Como adulta, ha sido enormemente empoderador escuchar a mi agotamiento, aprender a escuchar esas señales de que se acerca un límite y actuar en consecuencia, disminuyendo la velocidad, deteniéndome o diciendo no de manera regular.

Tener un límite no es un defecto, sino una parte crucial de ser un ser soberano y separado.

Tomó mucho tiempo ver a mis límites no como un defecto personal, sino como un hecho neutral de ser humano. ⁠ ⁠


Commentaires

Articles les plus consultés