Dispuesto a sentir (del libro Insanely Gifted) - Jamie Catto
Dicen que no puedes amar a alguien hasta que te ames a ti mismo, pero ¿qué significa amor a sí mismo? ¿Qué implica? Quiero decir, compré té de manzanilla, ¿eso cuenta? Ell amor a sí mismo comienza con la disposición para sentir todos nuestros sentimientos sin rechazar nuestra propia experiencia, ni abandona al personaje joven que vive en nuestro interior, pero al dar la bienvenida a las olas tanto como sea posible y recordándonos a nosotros mismos que está bien sentir todos nuestros sentimientos. Si me suavizo y me rindo a ello.
Aquí es donde el lado Yang de nuestra naturaleza debe tomar el asiento de atrás. No se trata de analizar el sentimiento o hacer algo para que se vaya, no se trata de tomar cualquier acción. Es la parte Yin de nosotros que es más útil aquí. La parte de nosotros que se ve impactada, que puede permitir que las sensaciones sean más profundas. Cada vez que hacemos espacio para sentir, permitir, rendirnos a lo que está sucediendo, enviamos un mensaje de auto-cuidado y aceptación a nuestros lugares heridos y les damos permiso de existir. De esta manera damos un paso más hacia la totalidad y la integración y nos hacemos menos dependientes de otras personas para haciéndolo mejor por nosotros.
Cuando las emociones surgen a menudo tratamos de sofocarlas. No deberíamos llorar en público, ¿verdad? No queremos ser una carga para otras personas, no queremos lucir necesitados o como si estuviéramos tratando de obtener atención con nuestro drama y nuestras emociones intensas raramente han sido soportadas y aprobadas en nuestra infancia, así que el primer impulso cuando las lágrimas o el enfado surgen, es empujarlas de nuevo hacia abajo. La práctica de amor a sí mismo que ha creado inmensas transformaciones en mi vida es llorar y llorar y llorar, sin revolcarme en autocomplacencia, sino sentir conscientemente todos mis sentimientos, decir si, si, si, mientras siento cada ola atravesándome, y pronto pasa y retrocede y se siente más liviana. Los tiempos en los que he colapsado con ansiedad o ataques de pánico, notaría una presión en mi pecho, la presión de años de emoción taponada.
Ahora lloro con frecuencia. Se siente bien, como hacer una caca enorme. Algunas veces es desde la pena que brota, algunas veces de belleza o intimidad repentinas. Me permito llorar en lugares públicos y en soledad conduciendo en el carro. Mi cuerpo necesita amarse a sí mismo de esta forma. Me alegro de ya no reprimirlo.
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