Lección 4 de 7: Porqué sanar a la niña interior es el paso necesario hacia la soberanía - Bethany Webster

Sanar la herida de la madre:

¿Por qué sanar el “sueño imposible” de nuestra niña interior es necesario para acceder a nuestra Soberanía?

Objetivo de la sesión: un avance en la relación con la madre y con la niña interior

En el Webinar exploraremos:

¿Qué es el sueño imposible y porqué creamos un sueño cuando somos niñas para lidiar con nuestro entorno?

El sueño imposible es el mayor bloqueo para nuestra Soberanía.

Es ese deseo, esa creencia o falsa esperanza de que si yo cambio en alguna forma, si me vuelvo una niña “buena” o mejoro, entonces mi mamá va a convertirse en la mamá que yo deseo para mí.

Como un cuento de hadas, un día, cuando sea lo suficientemente buena, mamá va a cambiar también y se va a convertir en la mamá que anhelo.

Es una fantasía que tenemos de niñas, “un día, cuando crezca…”, “cuando haga x, y o z”, “cuando sea lo suficientemente buena”, mamá va a cambiar finalmente… Es algo así como buscar un final feliz con nuestras madres. 

Es un sueño imposible, casi como un mecanismo de supervivencia. Tenemos un imperativo biológico como niñas, lo necesitamos para sobrevivir. Algo a lo que nos aferramos fuertemente. Algo que nos ayuda a atravesar la niñez, pero que se convierte en una barrera para que como adultas seamos completamente soberanas, realizadas, realmente auténticas...

Nos brinda una sensación de control, de esperanza cuando la necesitamos, como niñas. De niñas, teníamos muy poco poder, muy poco control sobre nuestra situación. Como niñas en un ambiente disfuncional no tenemos de donde sostenernos.

El sueño imposible es que mamá se va a convertir en la mamá que yo deseo que sea, así yo puedo llegar a ser quien yo quiero ser... es esa contingencia, si mamá cambia algún día, entonces yo voy a ser libre, voy a ser la niña que quiero ser y voy a ser amada…

La manera en la que nuestra madre nos trata se convierte en nuestro sentido de ser.

“Un día, cuando yo…. mamá va a cambiar, todo va a estar bien”.

Las muchas formas en las que el sueño imposible puede aparecer en nuestras vidas como adultas, manteniéndonos en suspenso, en un estado perpetuo de espera o de aguantar cosas y sentirnos atascadas.

Nuestra mujer adulta puede comprender que “sé que mamá no va a cambiar”, mientras nuestra niña interior aún espera que su sueño imposible se cumpla para así poder ser feliz y finalmente poder tener el derecho de ser plena, de no estar atascada. Hay una pequeña niña en nuestro interior que aún espera que mamá cambie.

El sueño imposible es mantenernos en esa espera de muchas maneras sutiles en nuestras vidas.

Cuando renunciamos a nuestro sueño imposible, nuestra madre cambia y comenzamos a liberarnos de la vergüenza, de sentirnos atascadas, y comenzamos a ser las madres para nuestra propia niña interior.

Renunciar a nuestro sueño imposible es lo que hacemos como adultas, sostener a nuestra niña interior para que renuncie a esa falsa esperanza.

El sueño imposible es una ilusión útil, que nos ayuda a sobrevivir hasta que llegamos a ser adultas y entonces poder duelar lo que sea necesario respecto a nuestra infancia real.

Aunque sientas que has aceptado a tu madre como es, aún tienes ese sueño imposible con otras personas en tu vida – parejas románticas, jefes, colegas, amigos… es algo que perdura fuera de la relación con nuestras madres.

¿Cómo se muestra el sueño imposible en las mujeres?

Es un bloqueo para nuestra soberanía que puede tomar muchas formas:

- Mantenernos en suspenso – por ejemplo, permanecer insatisfecha en un trabajo que no marcha bien, en que sirves y complaces, te mantienes porque sientes que no hay salida.

- Pasividad, asumir el lugar de la niña, necesitando que alguien de afuera venga a solucionar, a salvarnos, a iniciar un cambio.

- Soportar situaciones en las que no te sientes cómoda. Con parejas, amistades, colegas, familia.

- Hacer mucho trabajo voluntario.

- Entrar en el ciclo de dar, dar y dar. ¿Te sientes valiosa al no recibir de vuelta?

Como si creyera que: “Si alguien puede ver cuán desprendida soy, finalmente va a verme y a comprenderme”

- Esperar un permiso, esperar ser vista o validada por otros. 

- Esperar que los demás cambien.

- Prolongar situaciones insostenibles.

En relaciones románticas:

- Hacer depender nuestra felicidad del cambio de otras personas – es un sueño imposible.

Es una rueda de sufrimiento, esperar que suceda. Mamá no puede cambiar, no tiene la capacidad y no es mi culpa. Ni mi responsabilidad. No tengo que “arreglar” a los demás.

- No necesito que los demás sean diferentes a quienes son para yo poder ser soberana, para estar segura en ti misma.

Estar a la espera, es lo opuesto a la soberanía, es depender de otros.

- permanecer en relaciones que no son buenas.

- permanecer en amistades en las que permanezco sirviendo para complacer.

- evitar ir por una idea de negocios o una aventura creativa

- la sensación de necesitar permiso para hacer algo

- contenerme, no poder entrar en mi poder pleno (porque “ella” no me ve)

- volver a recrear la sensación de estar sola, ignorada, avergonzada – como si necesitáramos que mamá nos reconfirmara.

- estar atascada es una manera de ser leal a la mamá. 

- utilizar proyecciones, “voy a estar en tal parte y todo va a estar bien”… “un día cuando yo… entonces la buena mamá aparecerá en alguna forma”…

- tener algo de “perfección” y código azucarado, que tal vez se nos enseñó en nuestras familias…

Es necesario asumir mi responsabilidad y permanecer en integridad… dejar que los demás sean lo que son es una forma de respeto.

Viéndonos como personas buscando aprobación y complacientes, pretendiendo y presionando para que los demás cambien, porque estábamos buscando a la “mamá buena” (en relaciones, en amigos, en trabajos).

Ser soberana ahora es estar en el momento presente sin proyectarnos en el futuro. 

¿Por qué es necesario abandonar nuestro sueño imposible para duelar el pasado y acceder a tu soberanía y reclamar tu poder personal?

El sueño imposible con la madre es como el centro de la rueda. Es lo que se trabaja inicialmente para que la niña interior comprenda que “mami” no va a cambiar, que el dolor que sufrió con mamá no fue su culpa y que tu adulta está presente como madre interior para sostenerla.

Después podremos liberar sueños imposibles con otras personas.

En el proceso mejoran nuestras relaciones románticas, la calidad de nuestras amistades, dejamos de tolerar, dejamos de soportar, de esperar un permiso. De esperar que alguien más venga a salvarnos en situaciones que hemos prolongado ya sea laboralmente o personalmente. 

Todo esto es inconsciente, sucede al sostener un sueño imposible.

Es un proceso muy orgánico, duelar y sanar con la mamá y comenzar a soltar otros imposibles. Poder ver que nada de esto es personal, que no se trataba de “mi”. No era necesario culparme por la falta de capacidad de otras personas.

“si en realidad me aman, van a cambiar por mi”

“si era realmente buena, ellos iban a mostrarse”

Es dejar ir creencias infantiles, de necesitar desesperadamente que los demás cambien.

Es acompañar a la niña interior a soltar el pasado para que pueda apoyarte en cultivar tu soberanía, tu autenticidad como mujer.

Renunciar al sueño imposible es un cambio tectónico, una transformación enorme

Al otro lado de tu sueño vas a encontrar soberanía, tu alegría pues no estarás dependiendo en que alguien más sea diferente.

Renunciar a nuestro sueño imposible es uno de los hitos cruciales para acceder a nuestro poder y nuestra soberanía – ser nuestro ser real, encuerpar esa verdad, sin importar lo que los demás piensen o sientan, si están de acuerdo o se desilusionan. Es permanecer centrada en tu verdad.

Muchas sentimos esa presión que no nos permite ser realmente auténticas.

Por qué la sociedad patriarcal, la cultura dominante y el capitalismo en realidad le apuestan a que las mujeres permanezcan atascadas en el sueño imposible y las formas en las que nos enganchamos con esto.

Hay muchos intereses para que nosotras como mujeres no seamos soberanas.

El hecho de que seamos dueñas de nuestro propio cuerpo se convierte en amenaza para estos sistemas (derecho al aborto).

Vivimos en un mundo capitalista y patriarcal, en el que las mujeres somos menos, no somos soberanas.

Se refleja en todas partes, se puede ver en los medios, en la religión, en la academia.

Si renunciamos a nuestro sueño imposible, podemos salir del modelo… ya no necesitaremos pertenecer, comprar productos, no estaremos en la rueda de sufrimiento y de consumo, no estaremos obligadas a cumplir estándares y cambiar nuestro cuerpo, para “ser felices” o ser súper mujeres.

Cuando nuestra niña interior comprende realmente, se da cuenta que no hay nada de lo qué avergonzarse, no hay nada malo con ella –nunca. Va a comprender que no necesita cambiar nada para ser merecedora de amor. No necesita que los demás cambien para ella sentirse valiosa y digna de amor.

La niña interior va a comprender visceralmente que es valiosa por existir y nada de lo que hagas va a sumarte valor porque ya lo tienes.

La niña interior comprende que puede soltar la pelea o la lucha por ser vista y por ser valorada con mamá. Porque ya es valiosa y siempre lo ha sido, no hay nada malo con ella.

Reconocer cómo la cultura está comprometida en perpetuar este ciclo de sueños imposibles. “cuando tenga suficiente dinero”, “cuando mi cuerpo luzca de cierta manera”, entonces… “las personas van a mirarme y por fin me sentiré amada”

Así no funciona, ¡la validación externa no es suficiente! Tienes que sentir ese lugar desde adentro.

Las cosas maravillosas y necesarias que suceden naturalmente a medida que gradualmente desistimos del sueño imposible y realmente “vivimos el sueño” ahora como mujeres soberanas y empoderadas.

La transformación que trae el trabajo con la niña interior es sorprendente, en cómo te sientes y cómo comienzas a apropiarte de tu soberanía.

- Comienzas a ver que el dolor en ti no está relacionado contigo sino con el entorno en el que creciste. 

- La deficiencia no estaba en ti, estaba en el ambiente, lo que no recibiste lo suficiente, no fue lo que necesitabas cuando eras pequeña. 

- No tenías opción mas que internalizar lo que no eras tu.

- Comienzas a dejar ir esa vergüenza.

- Disuelves el patrón de buscar validación afuera

- Dejas de proyectar la necesidad inconsciente de impresionar a mamá – los demás.

- Dejas de buscar ese “algo” para sentirte mejor y valiosa.

- Sueltas la presión de tener que ser “la mejor”, de sobresalir.

- Dejas de necesitar que la gente te mire y te apruebe.

- Te validas, como humana cometes errores… a veces soy caótica, a veces molesto a la gente, a veces soy torpe, entro a la experiencia plena de ser humana. 

- Disfrutas todo sin vergüenza.

- Encuentras más confianza en la vida

- Disminuye en ti la necesidad de probarte frente a los demás

- Recuperas mucha energía al soltar ese sueño imposible.

- Ya no serás tan dócil, no serás manipulada ni dominada tan fácilmente

- Ya no entrarás en relaciones desagradables, porque sabrás poner límites

- Ya no comprarás productos y servicios que no necesitas

- Serás menos rentable para el patriarcado, no necesitarás sostener identidades

- Sientes tu valor innato

- Dejas de tomarte personalmente los comportamientos de los demás – simplemente comprendes que ellos son como son y no tiene nada que ver contigo

- Dejas de sentirte herida o golpeada por los temas de los demás, los ves de manera compasiva, cada quien está en su propio camino de crecimiento.

- Comprendes que tu honestidad es parte del trabajo – ser honesta con tus limitaciones, con tu ventana de tolerancia, y los reconoces sin vergüenza.

- Defines límites sin culpa

Renunciar a nuestro sueño imposible aclara el camino hacia la soberanía.

La niña interior requiere amor, ternura, firmeza y valentía.

¿Por qué el “maternazgo interior” es el puente hacia una vida soberana más allá de la Herida de la Madre?

La niña interior necesita que la madre interior aparezca. 

El maternazgo interior es una práctica que se puede aprender y cultivar.

¿Cómo maternamos a la pequeña niña que vive en nuestro interior?

Si queremos romper el ciclo de lo disfuncional, esta relación es distinta a cómo nos maternó nuestra madre. Puede haber mucho duelo.

“nada de lo que pasó cuando niña fue mi responsabilidad” No había opción sino internalizarlo.

Observar cómo nos limitamos y nos saboteamos a nosotras mismas, sin siquiera darnos cuenta.

Necesitamos ternura y ferocidad para dejar ir ese sueño imposible.

La ferocidad es para dejar que la niña interior se aleje de las cosas insanas. Patrones que la mantienen atascada.

Ayudar a la niña para que se sienta feliz, valiosa.

La vida cambia cuando te empiezas a sentir mas segura en tu interior.

Validarla cuando teme ir más allá de donde mamá ha ido (relaciones, felicidad, dinero). Está bien para ti ser plena aunque “mami” no lo sea, no somos responsables de nuestras madres, ellas son adultas. Como hija, niña, tienes que ser apoyada y recibir

Darle energía nutritiva a tu niña de manera consistente.

Es seguro ir más allá de mamá, es seguro dejar ir a mamá. Nada malo va a suceder

Llevar esa energía de ausencia de miedo a nuestra niña interior. Tiene que sentirse segura o si no vuelve a aferrarse. Es el trabajo que hay que hacer para encuerpar tu soberanía.

No se trata de trabajo conceptual, hay que ir a diferentes niveles.

¿Qué pasos podemos comenzar a dar hoy?

Algunos consejos y pautas para identificar tu sueño imposible y comenzar o profundizar en tu práctica de maternazgo interior ahora mismo.

1. Comprender cómo el sueño imposible me mantuvo a salvo cuando era pequeña. Indagar cuál era tu sueño y cómo te mantuvo a salvo - de la desesperanza.

2. Ser compasiva con mi niña interior y comprender que nada de lo que sucedió mientras crecía fue mi culpa.

3. Ternura y Ferocidad

"Pequeña, eres tan buena y adorable. Siento mucho que hayas sufrido tanto desde niña. Estoy aquí para cuidarte. Es el momento de dejar de esperar que “mami” cambie. Te mantendré segura, vienen cosas lindas y la vida va a mejorar cada vez más".

Si siento que ya lo he hecho por mamá, podemos hacerlo con otras personas.

4. Abraza tu dolor, eras impotente cuando eras niña, no podías cambiar la situación de tu familia en ese momento. Mantente presente para el duelo de tu niña interior.

"Mami no va a venir. Estás a salvo, yo te sostengo, estoy aquí para ti. Ella no va a cambiar, no hay final feliz y estás a salvo, estoy contigo en cada paso".

No estoy dispuesta a continuar en la rueda del sueño imposible, estoy lista para desplegarme 


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