Del poder al Amor
Hubo un tiempo sobre nuestro planeta en el que varones y mujeres vivíamos en una colaboración solidaria, y en armonía con la Naturaleza.
Esta afirmación no es una mera alegoría, ya que los últimos hallazgos arqueológicos realizados en Catal Huyuk, cuna de una antigua civilización anterior en varios miles de años a la Sumeria, informan que la estructura social de esos grupos parece haber sido igualitaria.
Después, hubo otro tiempo en el que la lucha por la dominación, rompió el equilibrio natural y plantó las semillas de la división, de los dos mundos, del quiebre entre instinto y razón, del abismo entre varones y mujeres y entre naturaleza y cultura.
Y ahí quedamos las mujeres y por sobre todo “lo femenino”, en un lugar depredado brujas, volubles, manipuladoras, débiles, inferiores, casi sin alma para algunos pensadores. Y así fue como las mujeres olvidamos y descalificamos cualidades como el nutrir, el crear, el intuir, el visionar.
Después de la violencia y el despojo, después del dolor que nos produjo esa pérdida, tomamos el estandarte de la reivindicación y sin darnos cuenta por largo tiempo, caímos en la misma lucha, en el mismo modelo
Esto fue si, hasta que nuestros cuerpos y almas dijeron basta y comenzamos un descenso a las profundidades en un viaje como el de Perséfone, en búsqueda del rescate de nuestra naturaleza salvaje.
Viaje individual, profundo, arqueológico, rastreando en las diversas capas estratificadas y compartidas por el colectivo femenino.
Viaje de descubrimiento, pacífico, a veces desgarrador, pero siempre mágico en su poder curativo.
“La conciencia esta intentando desplazarse del poder al amor” –dice Marion Murdok, analista junguiana-, y se trata de un trabajo en común de varones y mujeres. Es lo que esperanzamos que suceda para que la vida sobre el planeta no muera.
Hoy recreamos una historia de la época del rey Arturo, que nos brinda, como siempre lo hacen los cuentos, claves para entender para aquellos que sepamos leer y escuchar desde el manantial profundo.
Y cuentan que en un lejano paraje, vivía un joven caballero de nombre Gawain que era el sobrino del rey Arturo. Por cierto, era el mejor caballero de la corte.
Una tarde en que el rey volvía de una cacería, pálido y alterado, Gawain preguntó a su tío por su mal, a lo que este respondió que había sido acosado por el terrible Sir Gromer, quien ávido de venganza por haber perdido sus tierras, le había perdonado la vida provisoriamente, a cambio de acudir desarmado un año después, con la respuesta a una pregunta.
Y cuál era esa vital cuestión, -pregunto el joven, y sorprendido escucho la pregunta: "¿Qué es lo que las mujeres desean por encima de todo?”
Durante los doce meses que siguieron, Gawain y los caballeros de la Corte fueron recogiendo respuestas por todo el reino para ayudar al Rey a mantener su vida, pero no podían ponerse de acuerdo
Unos días antes a la cita, Arturo cabalgaba apesadumbrado por un bosque y se topó con una horrible mujer.
Dicen que era casi tan ancha como alta, su piel estaba llena de manchas verdes y su cabeza cubierta por un cabello como de púas. Su rostro parecía más animal que humano.
Dijo llamarse Lady Ragnell y ser la hermanastra de Sir Gromer y conocer la respuesta buscada por Arturo y sus caballeros. Se la formularía a condición de que el joven Gawain accediera libre y voluntariamente a contraer enlace con ella.
Le dijo a Arturo que se encontrarían al siguiente día en el mismo lugar y, dicho esto, desapareció, dejando al rey tan turbado, que no podía ni pensar en la posibilidad de ese enlace para salvar su vida.
Gawain había salido al encuentro de su tío y al verlo tan desencajado, le preguntó qué había ocurrido. Finalmente Arturo habló espantado sobre el encuentro con la horrible mujer, y con gran sorpresa vio el alivio de su sobrino que accedió inmediatamente a ese matrimonio para salvar al Rey.
Así fue, que persuadido por Gawain, Arturo se encontró con la mujer quien ante la aceptación del acuerdo, dio la respuesta tan buscada.
Marchó el rey solo y desarmado a la cita convenida y dio la respuesta adecuada.
Sir Gromer se encolerizó pues nunca pensó que la hallaría, pero como era un caballero, cumplió con su palabra y lo liberó.
...Dejamos en suspenso la respuesta para que el lector juegue con su imaginación-...
Así fue como Gawain y Lady Ragnell se casaron ante el horror y el estupor de todo el reino.
Cuando la pareja se retiró a sus aposentos nupciales, Ragnell pidió a su esposo que la besara. El joven, cerrando los ojos la besó, y grande fue su sorpresa al ver ante el a la mas bella criatura antes vista.
La joven le contó que había sido desfigurada por las malas artes de un mago negro al servicio de su hermanastro, quien la odiaba porque se había negado a obedecer sus órdenes respecto de sus tierras y su persona, y que el embrujo solo se rompería, si el caballero mayor de Inglaterra la tomara libre y voluntariamente en matrimonio.
Gawain estaba maravillado ante el hechizo roto, pero la joven le dijo que eso era solo una parte, y que el tendría que elegir tenerla en esa forma real por la noche y horrible en el día, o grotesca en la alcoba y bella con la luz del día.
Le suplicó pensara su respuesta.
El joven, después de un momento, cogió su mano y le dijo que esa decisión era de ella.
La joven radiante de alegría le manifestó que el maleficio había sido totalmente roto, ya que la última condición impuesta era que si tras el matrimonio, el esposo concedía el derecho a elegir y poder ejercer su deseo, todo volvería a la normalidad para siempre.
Y colorín, colorado... el hechizo fue terminado. Y vivieron felices unidos en un matrimonio entre iguales. Y el Rey salvo su vida, con lo cual, la vida del reino fue en armonía y felicidad.
...Y ahora, la reflexión. ¿Será que el respeto de un valiente hombre con corazón transforma la desfiguración de lo femenino causada por el poder de la dominación?....
En algunas versiones de esta leyenda, Ragnell es la Diosa del Grial y la Dama del Lago, aquella que actúa como guía al otro mundo que está en las profundidades del manantial sagrado.
Pero ese, es otro cuento....
¿Y saben cuál era la enigmática respuesta???
“Lo que la mujer desea por encima de todo, es el derecho a su soberanía, el derecho a ejercer su propio deseo”
Para eso mujeres, y para que reine la armonía en el reino, es nuestra tarea trabajar en profundidad curando lo femenino herido, para poder ejercer el propio deseo en beneficio de la VIDA
Lic. Bibiana Grossi Gallegos
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