El legado de la vergüenza femenina y cómo romperlo por Bethany Webster

Nuestra relación con nuestras madres es una de las relaciones más complicadas y significativas en nuestras vidas. Entonces no es una sorpresa que para muchas mujeres, el Día de la Madre puede hacer surgir un rango complejo de emociones – gratitud, tristeza, aflicción e incluso ira. Lee más para explorar el legado heredado de la vergüenza femenina en nuestra sociedad patriarcal y cómo interrumpirlo para sanar el trauma intergeneracional.

El patriarcado tiene una relación complicada con las madres

El Día de la Madre hace surgir tantas emociones complejas para las mujeres porque nuestra cultura tiene una relación complicada con las madres – y las mujeres en general. Las madres tienden a ser ya sea idealizadas o culpadas: son vistas a través de lentes polarizados, blanco o negro, dejando poco espacio para la verdad de la complejidad de la relación madre e hijo adulto. Este tabú cultural entorno a la complejidad en la relación madre e hija deja a muchas hijas sintiendo vergüenza y culpándose a ellas mismas por no satisfacer este ideal cultural.

Los mensajes en los medios retratan el sueño imposible

Durante este tiempo del año, los mensajes en los medios de comunicación que recibimos en TV, redes sociales y en el comercio, nos muestran la versión idealizada del Día de la Madre. Muestran imágenes de madres e hijas como mejores amigas, cercanas, compartiendo todo y celebrando juntas – para muchas de nosotras, todas las refracciones de un sueño imposible.
Estas imágenes pueden poner sobre la mesa el dolor mientras vemos el contraste entre la relación que 
“se supone que debíamos tener” y la que realmente tenemos con las madres.

El contraste entre la vida ideal y real se siente personal

Ese contraste entre lo ideal y la realidad puede generar tristeza, culpa o vergüenza si nuestra relación con ella está llena de estrés, desconexión o tensión en cierta forma – o si ella ha fallecido o se ha distanciado.
El mensaje cultural es “si no tienes esa clase de relación amorosa gentil con tu madre, 
algo debe estar mal contigo”.
Esto también alimenta expectativas de gratitud, armonía y cercanía, que para algunas de nosotras, simplemente no han estado allí, sin importar qué tanto hemos tratado de crearlas.

Vergüenza femenina: Ocultar tu ser auténtico y sonríe frente al dolor

El patriarcado siempre ha presionado a las mujeres para ser “perfectas” y esconder su dolor con una sonrisa. Una de las mayores luchas de las que escucho hablar a las mujeres es una sensación de que no puedes ser auténtica con tu madre, que hay una presión tácita para priorizar la “imagen” sobre la realidad. O que tu madre a menudo prefiere las “apariencias sobre la verdad”. Hay una sensación de que hay un “muro de negación” dentro del que ella preferiría vivir y si no estás fingiendo lo suficientemente bien, lo estás haciendo mal. Este es un resultado de un legado de la vergüenza femenina – y es una realización dolorosa.

Es doloroso enfrentar patrones dañinos de la primera infancia

En más de un año de pandemia, muchos de nosotros hemos comprendido, por primera vez, la total magnitud de los patrones tempranos con los que crecimos. Y cómo esos patrones nos dejaron mal equipados para hacer frente a una crisis. Podemos mirar alrededor y ver esos patrones problemáticos aún operando en nuestras escuelas, lugares de trabajo, organizaciones, etc. pero aún más íntimamente en nuestras familias – incluyendo con nuestras madres. Podemos estar viendo valores que incluyen la supresión de emociones, la negación, la evitación del conflicto, la estrechez de miras, la vergüenza, el matoneo, la crítica mordaz, el cinismo, la ignorancia y la resistencia al cambio. Es difícil de presenciar y realizar esta realidad.
Para muchas de nosotras, nuestras madres y abuelas crecieron con valores diferentes.

El legado de la vergüenza femenina

Para sobrevivir en generaciones pasadas, se esperaba que ocultáramos el dolor, pusiéramos cara feliz, reprimiéramos nuestras emociones y atravesáramos la vida sin hacer olas. Se esperaba que las mujeres permanecieran en casa como madres. Fuera de casa, para muchas, las únicas opciones eran ser enfermeras o secretarias.
La apariencia de perfección fue crucial para la supervivencia social.
Para las madres en casa con problemas de salud mental, trauma o abuso en su propia historia, esto llevaba a una situación peligrosa: aislamiento en casa todo el día con los niños y una tonelada de trabajo por hacer sin ayuda y sintiéndose sin apoyo emocional. La desesperación, intentos de suicidio y violencia tomaron lugar detrás de muchas puertas cerradas y muchos niños tuvieron que soportar el peso de ese silencio. (Muchas madres han enfrentado una realidad similar hoy, al estar en cuarentena en nuestros hogares durante una pandemia).

El patriarcado romantiza la vergüenza femenina

El patriarcado, el principio de dominación y “poder-sobre”, ha sido la atmósfera cultural que ha ayudado a promover tanto trauma, desesperación y dolor en muchas familias que aún cargan con ello hasta hoy. Este mandato de silencio ha sido ampliamente reforzado en escuelas, iglesias, lugares de trabajo como también en películas, TV y revistas.
De esta forma, la negación se fusionó con el amor. La represión de emociones y sentimientos era visto como duro, valiente y necesario para la aprobación exterior en el mundo.
El patriarcado romantiza cierta clase de derrota y finalización de nuestras vulnerabilidades. Las experiencias emocionales como estar hecha un lío, confundida, enfadada, triste, superada por la aflicción, exhausta, etc. son vistas como lastres, debilidades a ser reprimidas. Pero estas experiencias emocionales son una parte vital e inherente de nuestra humanidad: son lo que hace posible la profundidad y el sentido.
Debido a que nuestros ancestros estaban condicionados a exiliarse para mantener la aprobación externa, diferentes valores pueden ser perdidos en ellos y puede ser doloroso ver como pueden estar emocionalmente atrofiados, cerrados e inmaduros.

De niñas, nuestra humanidad se siente como un lastre

Muchas de las identidades de nuestras madres fueron formadas por estos valores que priorizaron la imagen y los roles sobre la verdad, profundidad y conexión. Esto les pudo haber causado una conexión superficial con ellas mismas. Recuerdo una experiencia de presenciar esto con mi propia abuela.

La negación era parte de la ética familiar en generaciones previas

Fui con ella para asistir a un grupo de apoyo en el duelo después de la trágica muerte de su hijo. Mientras nos sentamos en el entorno del grupo pequeño, mi corazón se rompió a medida que observaba a mi abuela contar mentiras idealizadas sobre mi tío. Ella era una parodia de sí misma, su voz melodiosa, tímida y aguda, con una amplia sonrisa, como si estuviera en un escenario de un concurso de belleza. Su negación y su “acto de perfección” eran dolorosos de presenciar y aún comprensibles debido a su inmensa pérdida. Sentí mucha compasión por las muchas pérdidas que ella experimentó en su vida, por no sentirse lo suficientemente segura para ser real, y por aparentemente igualar la vulnerabilidad con la vergüenza. 
Ese día comprendí que la negación que estaba presenciando no era únicamente un producto de su duelo, sino había sido un rasgo de su personalidad y de la ética familiar en la que crecí y cómo otros miembros de la familia habían permitido su negación para protegerse ellos mismos de su lado oscuro.
Esta experiencia me motivó a hacer una pausa y reflexionar sobre todas las veces que en mi propia vida había intentado proyectar una imagen de comodidad y perfección mientras reprimía mi propio dolor para ocultar una profunda vergüenza interior. Me di cuenta que este era un mecanismo de afrontamiento que había heredado de las mujeres que me precedieron, emparejar vergüenza con mi ser auténtico y proyectar una imagen falsa con el fin de obtener amor y aprobación. Esto puso sobre la mesa mucho dolor por las mujeres en mi familia pero también por las mujeres que están condicionadas al auto-abandono desde su nacimiento.

El bienestar emocional de los niños es una consideración reciente

Considerar el bienestar emocional de los niños es un desarrollo relativamente reciente. No fue hasta 1960 con la publicación del manual del Dr. Spock que los padres comenzaron a considerar las vidas emocionales de los niños. Hasta ese punto, los niños eran para ser vistos y no escuchados, y proporcionar comida, abrigo, vestido y educación era lo que implicaba la crianza de los hijos.
Nuestros padres ancianos pueden ver nuestros búsquedas de desarrollo como frívolas o equivocadas.
Temas como la paternidad consciente, estar informado respecto al trauma, paternidad respetuosa o apego de paternidad son de avanzada ahora pero pueden ser vistos como ridículos o absurdos por nuestras madres.
Cuando nosotras como hijas adultas expresamos nuestras verdades, nos mantenemos firmes, definimos límites y ensayamos nuevas cosas, nuestras madres pueden sentirse ofendidas, heridas o incluso traicionadas. Es posible que se sientan rechazadas si no reprimimos la forma en que ellas lo hacen o desempeñan un rol, usan una máscara o exageran la verdad para lucir buenas como ellas pueden hacerlo. Podemos sentir que es más fácil no revelar, compartir o conectar entorno a ciertos temas para evitar fricción o desconexión 
Sin embargo, es a través de nuestra elección de no reprimir que nos sanamos y sanamos el trauma intergeneracional del legado de vergüenza femenina.

Padres: Heredando nuevos legados de profundidad y resiliencia.

El legado de ser animada para lucir perfecta, lucir feliz y evitar el conflicto o emociones difíciles continua para muchas familias. Para muchas mujeres, mantener secretos, esforzarse de más y complacer han sido aspectos centrales del condicionamiento femenino que nuestras madres nos han heredado. La presión continúa para madres modernas con Instagram y Facebook, lugares donde las imágenes de perfección son vistas y reforzadas 24/7. Muchas de nosotras estamos tratando de salir de ese sistema de valores hacia algo distinto, sobre los valores de verdad, integridad, autenticidad, el coraje de pedir apoyo, en estar disponibles emocionalmente y la dignidad de cometer y apropiarnos de nuestros errores sin vergüenza.
Estas son cosas que muchos padres hoy en día quieren heredar a sus hijos, nuevos legados que honren la verdad y la profundidad de nuestra humanidad y promuevan la resiliencia en generaciones futuras.

El sueño imposible: Enfrentar las limitaciones de nuestras madres

Para muchas mujeres hoy, pueden sostener un el sueño de sus madres cambiando, llegando a un punto de poder tener conversaciones profundas, conectar de manera más íntima, compartir más verdades y luchas y compartir apoyo. Este es un deseo válido y natural. Estas hijas anhelan la relación idealizada con sus madres que están por todas partes cerca al Día de la Madre. Sus madres pueden anhelar esto también. Sin embargo, en esencia, las dos pueden ser bastante diferentes. Para la hija, ella puede estar ansiando un vínculo construido sobre un compartir profundo, auténtico e intimo. Y para algunas mujeres, sus madres han evolucionado, crecido y tienen la capacidad para encontrarlas en esta manera más profunda. Pero para muchas otras mujeres, sus madres en realidad prefieren el nivel superficial y no tienen la capacidad o la disposición para tener conversaciones más profundas o formar un vínculo más profundo y más auténtico. No hay vergüenza ni culpa aquí. Algunas madres de generaciones previas simplemente no poseen la capacidad para ir a un nivel más profundo.
Estos patrones son como un programa de computador que da forma a nuestros cerebros en la niñez temprana. Como adultos, estos patrones funcionan sin nuestra intervención consciente, pasando de una generación a otra hasta que alguien tiene la capacidad psicológica y el deseo de romper ciclos.

Duelo y liberación: Más allá del horizonte maternal

Parte de romper ciclos de dolor en nuestra línea materna es duelar que nosotras, como la siguiente generación, creceremos y evolucionaremos más allá de lo que nuestras madres y abuelas vivieron ellas mismas. Esto puede hacer surgir sentimientos de soledad y dolor, que nuestras madres no puedan venir con nosotros o no quieran venir con nosotros hacia nuevas revelaciones, comprensiones o maneras de hacer las cosas. De hecho, algunas madres criticarán, amedrentarán y lastimarán a sus hijas cuando ellas hagan cosas de manera distinta, percibiendo el crecimiento de sus hijas como una afrente o ataque personal. 

Un llamado a interrumpir la barrera de vergüenza femenina

Parte de la oportunidad maravillosa disponible para nosotros ahora es dejar de vivir conforme a una identidad basada en la vergüenza y romper el ciclo de negación en nuestras familias. El amor verdadero, el verdadero poder no llega mediante el logro de alguna imagen de “perfección” o de reprimir nuestras emociones, sino mediante apropiar y aceptar nuestra humanidad honestamente y sin vergüenza. De esta forma, modelamos nuevas posibilidades para las siguientes generaciones.
En lugar de ocultar y reprimir nuestras emociones verdaderas, evitar el conflicto, perdonar prematuramente y preferir lo superficial, podemos crear nuevos patrones saludables basados en la verdad que promueva resiliencia. 
Podemos transformar la vergüenza femenina que hemos heredado. Podemos apoyarnos en la incomodidad por el bien del crecimiento, abrazando nuestros propios miedos y viviendo por nuestra propia integridad, en lugar de vivir por los valores limitantes que han sido impuestos sobre nosotras desde el nacimiento.

El maternaje interior interrumpe la vergüenza femenina

Toma un compromiso firme hacer el trabajo interior de romper patrones intergeneracionales. Ese esfuerzo puede ser perdido o no apreciado por nuestros padres o abuelos. Puede ser solitario ser lo suficientemente consciente para ver los patrones disfuncionales o estar en un camino de sanación y transformación. Nuestras familias pueden  no poder validar o apreciar el trabajo que estamos haciendo por nosotras mismas y futuras generaciones.
La pequeña niña en nuestro interior puede anhelar aprobación, apreciación y el interés de ellos. Esa pequeña niña aún puede querer justificarse o explicarse ella misma para recibir la validación anhelada. 
Debemos lamentar que esa desconexión nutra a esa niña pequeña interior y obtener apoyo de otras mujeres para que podamos continuar en nuestros caminos. Si no podemos obtener el apoyo que necesitamos de nuestras familias, podemos encontrarlo en otro lugar de otras fuentes. Muchas de nosotras hacemos esto mediante un efecto acumulativo de muchas fuentes, como libros, amigas cercanas, maestras, terapeutas, grupos de apoyo de mujeres, comunidades en línea y más.

Modelos mentales, afirmaciones y mensajes para interrumpir la vergüenza femenina

No estás sola este Día de la Madre. Eres una de muchas mujeres guerreras alterando los sistemas y patrones que son principios del patriarcado – y está sanando trauma intergeneracional mientras se sana a sí mismo. Algunos mensajes y afirmaciones que lo apoyan:

Modelos mentales para interrumpir el patriarcado en el Día de la Madre

La vida basada en imágenes y en roles no trae la verdadera conexión que ansiamos, nos lleva más allá de eso.
La negación no nos protege, nos proyecta (proyecta nuestro dolor en otros)
El amor sólo no es suficiente para evitar el daño. Necesitamos sabiduría, habilidades y consciencia para amar bien. 
Toma un esfuerzo comprometido alterar patrones disfuncionales. Este es nuestro trabajo. No es fácil pero hay una nutrición del alma profunda en el trabajo.
El perfeccionismo es un callejón sin salida. La nutrición viene de honrar nuestra humanidad, nuestra verdad, integridad nuestro propio tiempo orgánico, y el desorden, auténtica belleza de la vida. La verdad puede ser dolorosa pero siempre es fortificante. La verdad siempre es terreno sólido para los siguientes pasos.
Necesitar apoyo no es vergonzoso, es humano. Todos necesitamos y merecemos el apoyo de calidad. 
Una narrativa vergonzosa nunca es cierta. Hay validez y dignidad en cada paso del viaje humano. Florecemos y crecemos mejor con el amor. El amor incluye tanto la ternura como la fiereza.
La adultez madura involucra ser dueño de tus pasos en falso honestamente sin avergonzarte. 
Una adulta soberana no trata de cambiar a otro adulto para sentirse segura. Nuestra seguridad reposa dentro.

Afirmaciones para el Día de la Madre

Mi madre tiene su propio viaje y su propio camino separado. Sus elecciones son suyas propias. 
No soy responsable de mi madre
Mi madre puede no comprenderme y yo estoy segura, amorosa y capaz. 
No necesito que mi madre me comprenda exactamente con el fin de amarme.
Las críticas y la negatividad de mi madre puede ser un reflejo de su propio dolor. Me rehúso a tomármelo personalmente. Mi madre no puede ofrecerme algo que ella no puede ofrecerse a sí misma.
Los sentimientos de mi madre le pertenecen a ella y son su responsabilidad.
Es seguro y está bien para mi tener mi propio camino que es diferente al de mi madre.
Aunque mi madre no pueda amarme, yo me amo a mí misma.
Me rehúso a abandonarme a mí misma cuando mi madre me rechaza o me critica.

Mensajes para su niña interior en el Día de la Madre

Tu dolor no es tu culpa. Estoy aquí para ti.
Te amo ahora tal como eres, no alguna versión futura de ti.
No tienes nada de qué avergonzarte. Todas tus emociones están bien conmigo.
Los sentimientos son naturales, normales y siempre pasan. Nada de lo que sientas me ofenderá.
Llegas a estar donde estás sin que la agenda de otra persona te empuje hacia una meta futura. No necesito que seas de cierta manera para que yo me sienta bien.
Estoy aquí para apoyarte todos los días. Amo cuidarte.

Este trabajo interior es humilde y el dolor es real.

Desmantelar el patriarcado y sanar los patrones intergeneracionales requiere que rompamos el tabú de silencio entorno en cómo nuestras madres nos pudieron haber heredado valores patriarcales. Cómo ella pudo haber tenido que rechazar su propia humanidad para sobrevivir y cómo podemos estar repitiendo esos patrones en nuestras vidas ahora como adultas.
Este trabajo es humilde y profundo – y es el trabajo de nuestro tiempo.
La pandemia trae nuevas revelaciones a la superficie de nuestra consciencia sobre qué patrones hemos heredado. No están funcionando ni colectiva ni personalmente – y estamos exhaustas. Estamos viendo la futilidad de estos patrones para brindarnos la conexión que anhelamos. Nos estamos dando cuenta de la profunda desconexión con la que vivimos por generaciones y esta nueva perspectiva nos está motivando a comprometernos con nuestro propio proceso de sanación para crear un cambio real. Nuestras madres y abuelas tal vez no tuvieron la capacidad o la disposición para crecer, evolucionar o comprender qué es lo que estamos haciendo.
Si queremos crear un mundo donde cada niño se sienta a salvo, amado y respetado, entonces, necesitamos hacer esto por la niña en nuestro interior. Romper el legado de vergüenza femenina requiere que nos convirtamos en las madres amorosas que siempre quisimos para nosotras mismas. 
El patriarcado es el principio de dominación o de “poder-sobre”. Vemos esto operando hoy en cada faceta de la sociedad, desde gobiernos, religión, seguridad pública, educación para nombrar unos pocos. Todos crecimos en una atmósfera que perpetuó en algún grado un modelo mental de “poder sobre”, incluyendo en nuestras propias familias.
Un hecho poco conocido es que las formas más insidiosas de patriarcado han sido inconscientemente heredadas de madre a hija. Como niñas pequeñas creciendo en una cultura patriarcal, nuestras necesidades de amor, seguridad y pertenencia se fusionaron con los valores patriarcales de nuestro tiempo. Nos vinculamos no solamente con nuestra madre sino también con sus creencias, sus comportamientos y su visión del mundo. Uno podría decir que todos tenemos el patriarcado dentro de nosotros.
La herida de la madre es el producto de cómo estamos condicionadas – hasta cierto punto- desde una edad temprana para limitarnos y avergonzarnos como mujeres. Como una cerca invisible, la herida de la madre nos mantiene inconscientemente confinadas en ciertos pensamientos, comportamientos y valores hasta que estamos listas para hacer el cambio, para adueñarnos de nuestras propias vidas y encuerpar una expresión única en nuestra línea materna.
Más de un año en la pandemia global, muchos de nosotros ahora nos hemos hecho más conscientes que nunca de los patrones disfuncionales que hemos heredado y cómo ellos ya no nos están funcionando. Nos estamos sintiendo más listas que nunca para romper los ciclos intergeneracionales e interrumpir el estatus quo disfuncional, abrir camino para una nueva consciencia y nuevas posibilidades. Nos estamos dando cuenta que todos los esfuerzos hacia una justicia social y una transformación social deben ser acompañados con un compromiso de trabajo interior y de sanación para que un cambio duradero ocurra.
El día de la madre es un momento poderoso para examinar estos patrones heredados y romper el ciclo para las siguientes generaciones. No se trata de culpar sino de sanación y liberación.

Copyright Bethany Webster 2021. All rights reserved.
Fuente: https://www.bethanywebster.com/blog/female-shame-legacy/

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