La Sombra como camino hacia la Paz

La Sombra no solo es un aspecto terrible y prohibido de nuestro ser, es también una fuerza extraordinaria que puede movilizarnos hasta límites insospechados. Puede reactivar, por ejemplo, nuestra creatividad y devolverle a nuestra vida una libertad que antes no conocía. Aceptar nuestra Sombra implica "reconocer la totalidad de nuestro ser, una totalidad que engloba el bien y el mal, lo racional y lo irracional, lo masculino y lo femenino, lo conciente y lo inconsciente."
Aceptarla puede librarnos del sentimiento de culpa, de la sensación de fragilidad, de la permanente sospecha respecto de nuestros sentimientos. Nos permite juntar los opuestos complementarios y, por fin, sentirnos completos, no ajenos respecto de nuestros propios sentimientos y necesidades.
Puede además suspender todo juicio: ya no son otros los culpables de aquello que no podemos aceptar en nosotros mismos, somos nosotros los responsables de cada uno de esos sentimientos. Al dejar de proyectar nuestras heridas, temores y vergüenzas en los demás, podemos establecer un ambiente de paz con nuestro entorno y nosotros mismos. Nos brinda la posibilidad de ser deliberantes respecto de nuestro ser.
Si en vez de satanizar al otro, nos miramos hacia dentro y nos damos cuenta de hasta qué punto somos "el otro", ¿con qué justificación podríamos atacarlo?
Esta conciencia de la unidad de todos los seres humanos –más allá de sus costumbres, edades, ideas políticas o creencias religiosas- nos haría más empáticos y solidarios.
Diríamos acaso estas palabras sabias: "el que esté libre de pecado, que tire la primera piedra". Y agregaríamos –como el mismo Jesús-: "Si permites que lo que está en tu interior se manifieste, eso te salvará, más si no lo haces, te destruirá."
. . .
El gran poeta William Blake (1757-1827) escribió:
Estaba enojado con mi amigo,
Le expresé mi rabia y ésta terminó.
Estaba enojado con mi enemigo,
No se lo dije y mi rabia aumentó.
Noche y día la regué
con las lágrimas de mi miedo.
Y la expuse al sol de mis sonrisas;
y con sutiles y engañosas artimañas
mi rabia siguió creciendo día y noche
hasta que brotó una brillante manzana
y mi enemigo percibió su resplandor.
Y supo que era mía
y entró furtivamente en mi jardín
cuando la noche oscurecía el planeta.
A la mañana siguiente, triste, descubrí
a mi enemigo, tendido, muerto bajo el árbol.

§ Edgar Allan García

http://www.chasque.net/front…/relacion/…/por_otra_parte.html

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