La Caperucita Roja - Horacio Ejilevich

La Caperucita Roja (Le chaperon rouge) Los cuentos de Hadas y su interpretación terapéutica Horacio Ejilevich
Fundación C.G Jung de Psicología Analítica
Los cuentos poseen un carácter más universal que los mitos. Estos últimos, hacen referencia directa a la cultura de la cual proceden; los cuentos no lo explicitan necesariamente. 
Un cuento es una narración arquetípica y eterna, esto lo demuestra la forma en que se inicia habitualmente, “Érase una vez”, “Había una vez”, “Érase que se era”. 
El cuento está fuera del tiempo y fuera del espacio, características ambas del inconsciente colectivo. - Marie Louise Von Franz. Los Cuentos de Hadas,

Las denominadas “Fairy Tales, o Cuentos de Hadas”, si bien reconocen su origen, como planteo en las proyecciones arquetipales del Inconsciente colectivo más profundo de la psique humana, en un principio fueron narraciones de carácter oral, por consiguiente, existen sobre cada una de éstas, una gran cantidad de variaciones que hacen a los regionalismos y convenciones sociales de las distintas épocas.
La plasmación en los distintos idiomas escritos, es apreciablemente posterior y debida a figuras y escritores bien conocidos a través de todos los tiempos, como Los hermanos Jakob y Wilhelm Grimm, Hans Christian Andersen o Charles Perrault, quienes más que creadores han sido compiladores creativos de las antiguas narraciones orales.
La siguiente versión del Cuento es reproducida por Robert Darnton, a partir de uno de los treinta y cinco relatos similares que recogieron Paul Delarue y Marie-Louise Tenèze en Le Conte populaire français.
Esta historia de “Caperucita Roja” muestra sus ribetes lindantes con la literatura de terror:
Había una vez una niñita a la que su madre le dijo que llevara pan y leche a su abuela. Mientras la niña caminaba por el bosque, un lobo se le acercó y le preguntó a dónde se dirigía.
_A la casa de mi abuela_ le contestó.
_ ¿Qué camino vas a tomar, el camino de las agujas o el de los alfileres?
_El camino de las agujas.
El lobo tomó el camino de los alfileres y llegó primero a la casa. Mató a la abuela y esperó acostado en la cama.
La niña tocó la puerta.
_Entra hijita.
_¿Cómo estás abuelita? Te traje pan y leche.
_Come tu también hijita. Hay carne y vino en la alacena.
La pequeña comió así lo que se ofrecía; y mientras lo hacía un gatito dijo:
_¡Cochina! ¡Has comido la carne y has bebido la sangre de tu abuela!
Después el lobo le dijo:
_Desvístete y métete en la cama conmigo.
_¿Dónde pongo mi delantal?
_Tíralo al fuego; nunca más lo necesitarás.
Cuando la niña se metió en la cama preguntó:
_ Abuela, ¿por qué estás tan peluda?
_Para calentarme mejor, hijita.
_Abuela, ¿por qué tienes esos hombros tan grandes?
_Para poder cargar mejor la leña, hijita.
_Abuela por qué tienes esas uñas tan grandes?
_Para rascarme mejor, hijita.
_Abuela, ¿por qué tienes esos dientes tan grandes?
_Para comerte mejor hijita.
Y el lobo se la comió.
Como se ve, existe un marcado contraste respecto de la versión que popularizó Charles Perrault -un profesional reputado, además de cortesano- en Les Histories et contes du temps passé avec des moralités, ou contes de ma mère l’Oye), y que luego pasó a Alemania con grandes modificaciones, introducidas por la exiliada protestante Jeannette Hassenpflug, quién se había visto obligada a emigrar por la persecución religiosa.
Esa mujer se instaló cerca de dónde vivían los hermanos Grimm y, aparentemente, les transmitió una versión ya doblemente adulterada con un final todavía más feliz que el imaginado por Perrault.
Sobre ese texto, más de un siglo después, trabajarían Erich Fromm y Bruno Bettelheim, si bien queda claro que de, ninguna manera se trata del texto original sino de otro adulterado y edulcorado.
El problema primario surge en consecuencia de la falta de un análisis psicológico profundo aplicado al mitologema original del Cuento de Hadas. Esto no ha sido hecho y, en consecuencia las posibilidades de clarificar el mito arquetipal son mínimas. En consecuencia, procederemos a analizar lo más detenidamente posible el cuento en la vertiente más antigua que poseemos.
La versión original de Caperucita Roja relata entre otras cosas, cómo la niña ingiere la carne y la sangre de su propia abuela, que, al margen de la obvia connotación de la transgresión del tabú de la antropofagia, constituye un símbolo del paso de la juventud a la adultez, al hacer la sabiduría de su anciana abuela parte de ella misma al comerla.
Existen numerosos ejemplos de este tipo de antropofagia ritualística. Los vestigios del canibalismo en la humanidad son abundantes, desde los aztecas y otros primitivos habitantes de meso América a la última cena de Cristo, y van de la mano con las manifestaciones, rituales y sublimaciones de carácter religioso.
Para los aztecas, los sacrificios humanos eran un elemento muy importante en el culto religioso. Los sacrificios fueron para honrar a las divinidades a las cuales les ofrecían lo más precioso: la sangre humana. Huitzilopochtli, el dios tutelar, recibían su parte de la vida del pueblo. El sacrificio más común consistía en arrancar el corazón a la victima. Los aztecas se comían partes del cuerpo del sacrificado: Esta es la denominada antropofagia ritual y significaba una verdadera comunión con los dioses los españoles y europeos no mintieron en sus relatos sobre estos aspectos, y está demostrado que los aztecas llevaron a cabo sacrificios humanos (incluso infantiles) practicaron el canibalismo.En el sacramento de la eucaristía, surge la martirización de Jesús.
La interpretación más común es la del sacrificio de sangre para la expiación de los pecados humanos, porque el dios que es enseñado en las Iglesias, antiguamente habría exigido sangrientos sacrificios de animales como expiación. Pero estos habrían sido reemplazados mediante el horrible y sanguinario sacrificio de su hijo. El pan y el vino, mediante este ritual serían transformados en la sangre y la carne de Jesús esto es denominado: “transubstanciación”.
Durante la eucaristía, una simple oblea “transformada” en la carne de Jesús, el “cuerpo de Cristo”, es comida por los fieles y unos sorbos de vino misal, devienen en su sangre. Y esta ceremonia no es entendida como comerse simbólicamente el “cuerpo de Cristo, sino como una realidad fáctica que permite incorporar las cualidades divinas de Cristo en uno mismo.

El camino de las agujas y el de los alfileres

Las consecuencias de la desobediencia del mandato ideológico imperante.
En la narración original la transcripta como tradición oral precedentemente, se destaca una frase aparentemente críptica. Que es la siguiente:
_ ¿Qué camino vas a tomar, el camino de las agujas o el de los alfileres?
_El camino de las agujas.
El lobo tomó el camino de los alfileres y llegó primero a la casa. La reinterpretación del cuento, fruto de sucesivas adaptaciones, y, fundamentalmente la versión de Perrault, toma este pasaje desvirtuándolo...
Entonces el lobo retó a Caperucita a correr una carrera hacia la anciana. Le dijo que había dos caminos, uno largo y uno corto. Le afirmó a Caperucita que dejaría que ella tomara el corto y que él tomaría el largo, pero el muy astuto le enseño los caminos al revés y Caperucita, sin saberlo, tomó el camino largo. El lobo, que obviamente llegó antes a la casa de la abuelita, se hizo pasar por Caperucita ya ante la puerta.
(Les comptes de Perrault)
El lobo, engaña a Caperucita diciéndole que el camino largo es el corto y tomando el para sí el corto lo cual le permite llegar a la casa de la abuela con anticipación suficiente para desencadenar el drama.
Sin embargo, la realidad del camino de las agujas y el de los alfileres tiene otra interpretación. Según anota Geneviéve Carbone, ese lenguaje de “modistas” empleado por las sociedades rurales asigna los alfileres a las jovencitas en edad de casarse y las agujas, a las mujeres ya casadas” (La peur du loup Paris Découvertes Gallimard, Gallimard 1991).
La elección de la niña por el camino de las agujas se relacionaría entonces con el destino que la espera, cuando se meta en la cama con el lobo. Esto significa que el camino de las alfileres, corresponde, a las mujeres vírgenes, castas y puras, al menos en teoría, mientras que el de las alfileres apunta a las mujeres que ya incursionaron en la sexualidad y obviamente casadas.
No deja de llamarnos entonces la atención, que, la Caperucita, que debería haber tomado el camino de la virginidad – alfileres-, tome precisamente el de la sexualidad –agujas-. Se plantea entonces el problema, en gran medida ideológico acerca del que: La sexualidad es solo para los adultos (las mujeres casadas) y la castidad para las niñas, al mismo tiempo que es vista – la sexualidad- como algo absolutamente punible y en consecuencia pasible de castigo en tanto y en cuanto una mujer soltera o con no pareja, no debe mantener relaciones sexuales como una adulta y con pareja.
Estas afirmaciones, se tocan ya con la ideología dominante, apoyada por los grandes dogmas religiosos occidentales en la cual, la mujer no tiene derecho al ejercicio de su sexualidad y que, si por el contrario ejerciera esta, debería ser considerada más que como un placer, como un estigma.
Por tomar el camino de las agujas y no el de los alfileres, Caperucita debe ser castigada.
Esto es equivalente a: debo ser castigada por ejercer mi sexualidad.

La Heroína

Un símbolo habitual del arquetipo del Héroe (complejo del Yo) en los cuentos de hadas es la figura del niño/a. En este cuento, en particular, esta figura se encuentra, si bien no explícitamente, adentrada en la pubertad, como se fundamentará a continuación.
La capa roja
En psicología de los colores, acorde al test de Lübscher, el color rojo representa la fuerza de voluntad, y es excéntrico, activo, ofensor-agresivo, autónomo, locomotor, competitivo, eficiente. Sus aspectos afectivos son la apetencia, excitabilidad, autoridad y la sexualidad. El rojo tiene que ver con la violencia, agresividad, amor, atractivo sexual, pero sobre todo las emociones de tipo sexual.
No es casual que astrológicamente sea este color adjudicado a Aries, regido por el Dios Marte-
La caperuza de color rojo, podría representar, desde esta perspectiva, simbólicamente una menstruación temprana; una sexualidad prematura. Asimismo este otro pasaje, con el cual comienza la narración implica un mandato familiar: Había una vez una niñita a la que su madre le dijo que llevara pan y leche a su abuela. Mientras la niña caminaba por el bosque, un lobo se le acercó y le preguntó a dónde se dirigía. Una de las populares versiones del relato oral, comenta que, Caperucita se entretiene en el lago y come las provisiones que eran destinadas a su abuela. Frente a la cesta vacía, decide, en última instancia llenarla con flores. Aquí estaría la falta, provocada por la desobediencia al mandato materno. Por otra parte, La madre le advirtió que mientras estuviera en el bosque no se apartara del camino, es decir que la segunda parte del mandato, era no adentrarse en el camino de los alfileres y no entretenerse.
La personalidad histérica de la heroina
He referido que Caperucita no era una niña, sino más bien era una chica que estaba en la pubertad, por lo cual, es seducida por el (hombre)-lobo. ¿Cómo se posibilita psicológicamente esto? Caperucita sabía o, en el mejor de los casos intuía, que el lobo era supuestamente malo en tanto y en cuanto se presta como la opción prohibida por el mandato familiar, es decir la desobediencia a las normas constituidas.
El mecanismo psicológico, que aquí surge, otorga a la heroína definitivamente la forma de una personalidad demostrativa (histerógena).
El surgimiento de esta personalidad previa se explica por los siguientes puntos:

  1. El mecanismo de la “atracción hacia lo prohibido”, lo numinoso, representado por el lobo.
  2. La deleitación por el peligro, el deseo de experimentar una situación riesgosa.
  3. La posibilidad de contravenir el mandato familiar
  4. La perversión, en el estricto sentido psicoanalítico.
  5. La característica conducta pasiva-agresiva que se evidencia en los siguientes momentos del cuento:En la frase donde el lobo le dice a caperucita roja que se acueste a su lado, ella se desviste “obedientemente” y se mete entre las sabanas.

Luego deviene diálogo entre la Caperucita y el lobo con claras connotaciones antropofágicas, perversas y de contenido sexual a nivel genital, a lo cual se debe incluir una fuerte dosis de voyeurismo-exhibicionismo, acorde al relato oral y por último la siguiente exclamación:- “Abuela, ¡que dientes tan grandes tienes!-”
-“Son para comerte mejor”
Y al decir estas palabras, el lobo se arrojo sobre Caperucita Roja y se la comió.
He tomado de Internet un texto que, en su momento publiqué en la página de la Fundación C.G.Jung de Psicología Analítica. Si bien desconozco su autoría, considero que refleja totalmente el tipo de personalidad que se encuentra en la protagonista del cuento
Siempre haré lo que quieren, esperan o necesitan los demás
Atenderé a todos los que me rodean independientemente de que me pidan que los ayude o no.
Escucharé en todo momento los problemas de todo el mundo e intentaré, además, resolvérselos.
Siempre seré súper amable y jamás diré realmente lo que pienso o lo que siento
Siempre daré prioridad total a las necesidades de las otras personas.
Nunca diré “no” a nadie que me pida algo, sea lo que sea, y en el momento que sea
No tengo que desilusionar ni abandonar en ningún sentido a los demás
Siempre me mostraré feliz y optimista y jamás manifestaré ningún sentimiento negativo
Complaceré a los demás y los haré felices en toda ocasión.
Jamás preocuparé a los demás con mis necesidades o problemas.
Entonces, los demás…
Me apreciarán y amarán por todo lo que hago por ellos.
Tendrán que aprobar lo que hago, por todo lo que me esfuerzo por complacerlos.
Jamás podrán rechazarme ni criticarme, porque siempre intento vivir pendiente de sus deseos y expectativas.
Tendrán que ser amables y cuidadosos conmigo a cambio de lo bien que yo las trato.
Jamás deberán herirme ni tratarme injustamente, porque yo soy muy amable con ellos.
Nunca podrán abandonarme, debido a que me necesitan por todo lo que hago por ellos.
Jamás tendrán el derecho a enfadarse conmigo, porque todo lo que yo hago es por y para su bien                                                                                                                                  Y todo esto responde a que yo tengo arraigadas estas creencias: Si no hago las cosas perfectas, no me querrán                                                                                                     Si no complazco a los demás, me despreciarán                                                                  Si no me gano la admiración de los demás, siento que no valgo                                     Los demás deben quererme y aprobarme como yo quiero que lo hagan, sino no me sirve Las circunstancias de mi vida tienen que ser siempre como yo quiero, sino la vida es un desastre                                                                                                                             Está bien medir el grado de retribución que obtengo por cada cosa que hago por los demás, si no es parejo, están equivocados o son muy mezquinos                                       Y así, siendo super complaciente y servil, me aseguraré que no me critiquen, no me abandonen y en definitiva... lograré lo que yo quiero...

El lobo- 

Opuesto-complementario de la heroína.
El antecedente histórico de este cuento remite a la figura arquetipal del Hombre Lobo, Loup Garou, para los Franceses, Lobisome, para Portugal, Werewolf para los países sajones, etc. En 1601, durante el reinado de Enrique IV se pusieron de moda y constituyeron un oficio importante, los matadores de lobos.  La creencia en los hombres lobo (licantropía), responde a la existencia del arquetipo respectivo y se encuentra muy arraigada en el imaginario popular .
Obviamente nos encontramos frente a una figura arquetipal de connotaciones horrorosas.
No obstante, en una versión cinematográfica, el lobo surge como su zizigia, es decir su opuesto complementario, o mas bien su Animus. La versión en cuestión es “La chica de la capa roja” de 2011 , "Red Riding Hood" (título original), habiendo sido dirigida por: Catherine Hardwicke, con la interpretación de Amanda Seyfried, Gary Oldman, Billy Burke.
El mérito de este filme, desde el punto de vista de la relectura de la leyenda, es la identificación del lobo con un verdadero hombre-lobo, del cual termina enamorándose la protagonista y el cual, vuelve a buscarla al finalizar la película dándole un color al cuento correspondiente al movimiento romantico.
El lobo, como animus, representa las tendencias arquetipales primigenias e instintivas, es la coniunctio oppositorum de la Heroína en varios niveles: Anima- Animus. Persona- Sombra.
La figura del lobo es, para Caperucita su nokia, su Némesis.

Trabajo tomado del Libro de Horacio Ejilevich. “ Los Cuentos de Hadas y su Interpretación Psicológica”

https://www.facebook.com/notes/fundación-cg-jung-de-psicolog%C3%ADa-anal%C3%ADtica/la-caperucita-roja-le-chaperon-rouge-los-cuentos-de-hadas-y-su-interpretación-te/10157077258778623/

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