El Hombre Oscuro - Christina Lay

Tal vez le es familiar este escenario: una presencia misteriosa está trepando alrededor de su casa, mirando por las ventanas, girando las perillas. Usted es consciente de un peligro terrible, pero el teléfono no funciona, o está fuera de su alcance, o sus dedos temblorosos no pueden hacer funcionar los botones. El extraño - violador, asesino, vampiro - está ahora en la casa. Trata de correr pero sus pies están hechos de concreto, o ellos se hunden en el piso como si fuera arena movediza. La presencia hostil es tan cercana que usted puede sentir su aliento en su cuello. La alcanza. Usted no puede moverse. Trata de gritar pero no tiene voz. Solamente surge un susurro, un graznido o un jadeo sin palabras.
Si tiene suerte, en este momento despierta.
Este sueño y muchas otras versiones del mismo me acosaron a lo largo de mi adolescencia y primeros años de edad adulta. Un elemento que nunca cambió fue la parálisis y la inhabilidad para emitir sonidos. Me despertaba sin aliento, aún tratando de hablar. No podía volver a dormir sabiendo que terminaría de vuelta en el mismo dilema, así que pasé muchas noches en vela tratando de eliminar al Hombre Oscuro de las telarañas de los rincones de mi inconsciente.
Siempre asumí que estas pesadillas hacían parte de
Asumí que estas pesadillas eran parte de mi composición interior y que era un resultado inevitable de ser una mujer en una sociedad violenta. Entonces, hace cerca de veinte años, leí un libro que me ayudó a reescribir la trama de esas pesadillas. Mujeres que corren con los lobos, Mitos e Historias del Arquetipo de la mujer Salvaje de Clarissa Pinkola Estes, estaba de moda cuando salió, el tipo de libros que todos compran pero nadie lee. Bien, lo leí, de principio a fin, dos veces. Mi copia aún está llena de cintas adhesivas. Mujeres que corren con los lobos es un análisis de la psicología de los cuentos de hadas y cómo ellos aún aplican en nuestras vidas modernas, pero para este post quiero enfocarme en un aspecto, el fenómeno del Sueño del Hombre Oscuro. Me disculparé por adelantado con la autora por qué tan mal estoy para machacar su premisa.
No estaba tan sorprendida al descubrir que yo no era la única soñadora atormentada cada noche por un extraño asesino, sino lo que me sorprendió fue la idea del que El Hombre Oscuro no es un extraño en absoluto. Es una fuerza del interior, una manifestación de nuestro animus (término que Jung utilizó para la parte masculina de la personalidad de una mujer), que se ha vuelto horriblemente torcida. La parte de nosotros que busca actuar en el mundo ha sido encerrada, por cualquier razón y esencialmente, es dañada por nuestro abandono.
Pinkola Estes invierte gran parte del libro discutiendo  sobre el artista bloqueado o represado, las mujeres (y sospecho esto va para los hombres también) quienes por cualquier razón no están escuchando a su musa interior, no están creando aunque lo anhelan, y básicamente están quietos y en silencio cuando están desesperados por correr salvajemente y ser ruidosos.
El Animus, cuando no se ha integrado en lo total y no se le ha dado algo productivo para hacer, se vuelve sobre nosotros y nos caza con cuchillos, nos atropella, nos casa y nos persigue en intentos desesperados de despertarnos o de asesinarnos en nuestro sueño.
Cuando leí este libro por primera vez, no estaba escribiendo mucho. Dejé la parte más esencial de mi personalidad, mi lado creativo, marchitarse y convertirse en polvo. No adentraré en las razones, todos las tenemos, muchos obstáculos perfectamente válidos, acorazados, para excusar nuestra ausencia de auto-expresión y el abandono de nuestros sueños. La teoría del Sueño del Hombre Oscuro tenía un sentido perfecto y terrible para mí. Entonces llegué a esta frase que cambia la vida: El arte no está destinado a ser creado solamente en momentos robados.
A partir de ese momento, comencé a hacer espacio para escribir en mi vida. Cree un nicho sagrado, que comenzó con veinte minutos tres veces a la semana, y entonces se volvió una hora, entonces, cada día y ahora son tres horas diarias. Aún no es suficiente, pero ha sido adecuado para mantener a mi Hombre Oscuro satisfecho, sus armas mortales de frustración guardadas de forma segura.
No pudeo recordar qué tanto tomó, pero finalmente fui capaz de reescribir el guión del sueño. No solamente pude moverme, pude dar vuelta y luchar contra la banda de atacantes. Lo más importante, pude gritar y seguir gritando hasta que el grito de ayuda se volvió un aullido de ira justificada. Ninguna pesadilla se había sentido tan bien.
Ultimamente, el Hombre Oscuro ha estado mostrándose en mis sueños otra vez. Tal vez solo quiere que escriba sobre él en esta publicaicón, revisitar esos dias sin voz para que nunca más vuelva a dejar a un lado la pluma. O tal vez es el momento de alcanzar otro nivel de expresión, ir a lo más oscuro y profundo donde acechan extraños más íntimos y peligrosos, para abrir puertas más aterradoras. Como Pinkola Estes dice "Si temes, ¿qué? Deja que tu temor se te eche encima y te pegue un mordisco. De esta manera lo vencerás y podrás seguir adelante."

Fuente: https://shadowspinners.wordpress.com/tag/clarissa-pinkola-estes/

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