El amor de tu vida - Enriqueta Olivari

El animus, o el aspecto masculino dentro de una mujer, representa a la mente y al espíritu.
En las últimas décadas, un gran número de mujeres en todo el mundo sintieron la imperiosa necesidad de desarrollar el aspecto masculino de sí mismas. Comenzaron a estudiar, a trabajar fuera de casa, pero en este proceso muchas perdieron el contacto con una faceta de su feminidad.
Cuando el animus se desarrolla de un modo desequilibrado, se expresa a través de rigidez mental, ideas fijas, verdades absolutas y prejuicios.
Pero si se desenvuelve de un modo armonioso, posibilita que la mujer exprese ideas filosóficas, y este aspecto actúa como un puente entre lo racional y lo emocional, entre lo consciente y lo inconsciente.
También en la mujer el desarrollo del animus consta de cuatro etapas.
Primero aparece en forma de sueños o fantasías con hombres musculosos que encarnan el poder físico. Y ahora existe una gran variedad de revistas femeninas destinadas a activar la imaginación de este arquetipo en las jovencitas, si bien hay muchas mujeres de mayor edad que se han quedado ancladas en este modelo.
En la segunda etapa, el animus le brinda a la mujer la iniciativa y la capacidad para realizar y planificar acciones. Despierta en ella el deseo de independencia y un desarrollo intelectual, económico y profesional. Y en la actualidad son cada vez más las mujeres en búsqueda de esta independencia.
En la etapa siguiente, el animus es la palabra, y a veces aparece en los sueños siendo representado por un profesor, maestro o sacerdote.
Cuando una mujer ya ha desarrollado este aspecto en sí misma, puede dedicarse a escribir, dar clases o conferencias, o tiene una gran habilidad para expresar sus ideas en todos los ambientes que frecuenta.
En la cuarta etapa, el animus encarna el significado espiritual. En este nivel, es verdaderamente el mediador entre la mente consciente e inconsciente de la mujer. Ella entonces ha alcanzado sabiduría.
Mientras que la tarea del hombre para asimilar los efectos del anima implica descubrir sus íntimos sentimientos, la mujer se relaciona con el animus cuestionando constantemente sus propias ideas y opiniones.
Para un hombre, la prioridad psicológica en la primera mitad de su vida es liberarse de la fascinación por la experiencia de la madre.
Para una mujer, vivir en armonía con su animus es mantener un grado óptimo de objetividad y autonomía.
Esta danza de los opuestos, esta incesante búsqueda y encuentro de equilibrio y unidad, es el camino al verdadero Amor.
Te invito a que dances contigo mismo, a que encuentres dentro de ti la armonía. Tu eres el gran Amor de tu vida, y en la medida en que lo descubras y lo vivas podrás ser una fuente de Amor y dicha también para los demás.
Te deseo un feliz romance contigo mismo, por el resto de tu vida

Fuente; El amor de tu vida Enriqueta Olivari


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