Anima y Animus

Desde el punto de vista de la psique somos bisexuales, las mujeres llevamos en nuestro inconsciente la experiencia de lo masculino y los hombres de lo femenino.
El animus en la mujer se forma a partir de la relación con su padre, o figura paterna sustituta, de sus primeros maestros, de un abuelo, de un hermano mayor o de cualquier figura masculina relevante en sus primeros años. Esta relación influirá en sus relaciones futuras con el sexo opuesto, influirá en la elección de sus parejas y cómo las vive, pues es el primer ejemplo de lo masculino con que nos enfrentamos en la vida. Si la imagen con el padre es negativa, débil o poco sana, probablemente tendremos cuando adultas dificultades en la relación con nuestra parte masculina.
El animus es al mismo tiempo una fuerza positiva y negativa para la mujer, en su imagen negativa es un destructor de lo femenino y carga todas las representaciones del lado oscuro del ser hombre: violador, asesino, Barbaazul, controlador y maltratador, vampiro, etc. El animus se aparece en los sueños de las mujeres en la forma de figuras masculinas generalmente desconocidas o representado a través del padre u otra figura sustituta.
El animus negativo es una voz interior que desprecia a la mujer, diciéndole que no es buena para nada, que es tonta, criticándola y rebajando su parte femenina, este animus negativo se come los objetivos de la mujer impidiéndole realizarlos y alimentando una profunda inseguridad en ella, también un animus débil puede causar que una mujer se relacione más con su parte masculina que femenina y en su vida compita con los hombres, endureciéndose y alejándose de su lado femenino.
Un animus positivo, por el contrario, encarna los mejores valores de lo masculino y le ayuda a la mujer a llegar a su alma, construyéndole un puente hacia su interior. Proveyéndole de iniciativa, arrojo, metas claras, objetividad y sabiduría, sin destruir su lado femenino.
El ánima en el hombre se forma principalmente con la imagen que un niño tiene de su madre o la figura materna sustituta. Influirán luego la imagen de sus maestras, abuelas, nanas o cualquier figura femenina relevante en la infancia de ese hombre. El ánima le provee al hombre de capacidad de amar, de tener sentimientos, de reconocer sus debilidades y estados de ánimo, de desarrollar la intuición y sensibilidad. Igual que el animus el ánima puede tener tanto una fuerza positiva como negativa.
Un ánima negativa, puede aparecer el los sueños representada por un arquetipo que representa los aspectos negativos del arquetipo femenino que pueden asociarse con la forma de una vampiresa, sirenas que con su canto embruja para luego atrapar, prostitutas, brujas devoradoras….
El anima negativa carga con todos los aspectos toscos con que asociamos lo femenino: la irritabilidad, lo ilógico, lo caótico, la detención, el miedo. Un hombre con un ánima negativa puede convertirse en un Don Juan, en un hombre duro que no pone sentimientos en lo que hace, un devorador de mujeres, que devora por temor a ser devorado.
Una madre posesiva, solucionadora de problemas, sobreprotectora, castradora de la masculinidad de su hijo contribuyen al desarrollo de un anima negativa.
Un ánima positiva ayuda al hombre a explorar su inconsciente, a conocer sus sentimientos, a encontrar una pareja adecuada y a expresar su masculinidad en equilibrio con su parte femenina.

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