Sobre la importancia de la experiencia numinosa en la alquimia de la individuación

En una carta a P.W. Martin (20 Agosto de 1945), el fundador del Centro Internacional de estudios de psicología aplicada en Oxted, Inglaterra, C.G. Jung confirmó la centralidad de la experiencia numinosa en su vida y su trabajo: "Siempre me ha parecido como si los hitos reales fueran ciertos eventos simbólicos caracterizados por un tono emocional fuerte. Usted está en lo cierto, el principal interés de mi trabajo no tiene que ver con el tratamiento de neurosis sino con el enfoque hacia lo numinoso. Pero el hecho es que el acercamiento a lo numinoso es la terapia real y en la medida en que alcanza experiencias numinosas es liberado de la maldición de la patología. Incluso la misma enfermedad toma un carácter numinoso" (Jung 1973, 1: 377). Si uno sostiene la visión clásica Junguiana de que la única cura genuina para la neurosis es surgir de ella a través de la búsqueda de la individuación, entonces el tratamiento basado en este modelo parecería necesariamente incluir "el acercamiento a lo numinoso", como Jung afirma tan firmemente en su carta. El proceso de individuación, como es propuesto por Jung y sus seguidores, típicamente incluye experiencias de naturaleza numinosa.
La cuestión es: ¿Cómo están relacionadas dichas experiencias trascendentales y cómo son usadas en el contexto de análisis y del viaje de individuación, y cómo ellas contribuyen a todo el proceso de individuación? En la respuesta a esta pregunta tan compleja reposa la diferencia entre individuación psicológica y el desarrollo de la espiritualidad. Mientras el héroe (heroína) psicológica del viaje de individuación no es de ninguna manera idéntico al héroe (heroína) del viaje hacia Dios (independiente de cómo este término puede ser definido), no siempre es fácil decir dónde divergen sus caminos, precisamente porque Jung le dió una importancia central a la experiencia numinosa para la individuación. Y aún así ellas divergen contundentemente.
Podemos comenzar investigando cómo lograr experiencias numinosas libera a una persona del curso de una patología, como Jung afirma en su carta a P.W. Martin. En términos generales, un "enfoque a lo numinoso" es considerado una empresa religiosa, un peregrinaje. El "logro de las experiencias numinosas" del que habla Jung, se refiere a experiencias religiosas de una naturaleza casi mística. Por sí mismo, este logro puede bien persuadir a una persona de que la vida es significativa. La experiencia numinosa crea un vínculo convincente con lo trascendente y esto puede bien llevar a la sensación de que los defectos de carácter como las adicciones o lo desórdenes comportamentales son triviales en comparación con las grandes visiones impartidas en el estado místico. El síntoma patológico puede ser interpretado como una incitación para ir en la búsqueda espiritual, o incluso como una puerta paradójica hacia la trascendencia, y esto puede dar sentido a la enfermedad misma. Tal vez algún grado de patología es necesaria, de hecho, para que una persona se sienta lo suficientemente motivada para empezar una búsqueda espiritual. En este caso, lograr experiencias numinosas provocaría un cambio en el sentimiento de que la patología es una maldición, incluso si esto no resultó en la cura de la patología en sí misma, aunque también podía conducir a ella.
Sin embargo, para las personas modernas y psicológicamente adultas, tanto desarrollo espiritual podría no significar más que una Curita temporal y de ninguna forma una solución definitiva a los problemas creados por la neurosis. Para tales personas, que tienden a ser las que buscan análisis más que guía espiritual o peregrinaciones religiosas, la consciencia espiritual en sí misma no es suficiente. Entonces, ¿cómo contribuiría un acercamiento a lo numinoso y el logro de experiencias numinosas al proyecto psicológico de mayor alcance de individuación? Esto se vuelve un tema mucho más complicado de lo que los puramente religiosos se dan cuenta.
Para comenzar con lo fundamental, uno no puede concebir que Jung (o los Junguianos que lo siguen) posiblemente sostengan la noción de que lograr la libertad de la maldición de una patología por si mismo o por las personas con las que uno trabaja en análisis, pueda ser seprado de vivir una vida plena, esto es de comprometerse en la mayor medida de lo posible en el proceso de individuación. Ir en búsquedas espirituales o tener experiencias numinosas puede ser parte de la ruta a la individuación pero por ellas mismas, no son suficientes para establecer, y mucho menos para completar un proceso de individuación, aunque pueden crear un cambio profundo en la actitud y personalidad como en el caso de Pablo en el camino de Damasco (citado por Jung en Psicología y Religión). En términos generales, sin embargo, una experiencia numinosa es una "pista", como Jung la define en muchos pasajes. Es una pista de que existen poderes mayores, no-egoicos en la psique que necesitan ser considerados y finalmente hechos conscientes.  En lo alto de la agenda de la obra de individuación está hacer consciente la psique, y esta empresa de gran alcance puede ser descrita mínimamente como multifacética debido a la complegidad que reside en el Ser. Tratar una patología no es una tarea parcial en la psicoterapia Junguiana. Síntomas específicos no pueden ser aislados de cuestiones más generales de la consciencia y la totalidad, esto es de los problemas de individuación de una naturaleza profunda y trascendental.
Para ir más profundamente en esta discución debemos recordar el movimiento básico de dos fases del proceso de individuación, análisis y síntesis. El desarrollo de la consciencia y la realización de la identidad de la personalidad completa, es decir, la individuación, requiere inicialmente que una persona rompa la identidad inconsciente con la persona por un lado y con el anima/animus por el otro (ver Stein 2005a). Los apegos e identificaciones con estas estructuras y sus contenidos deben ser aflojados a través de reflexión y análisis consciente. Después de eso, un proceso de diálogo interior ("imaginación activa") puede tomar lugar a través del cual se abre más la brecha entre la consciencia egoica y esas otras estructuras psíquicas. Esto define el movimiento analítico en el proceso de individuación. A través de él, la consciencia viene a parecer menos un conjunto estático de objetos y patrones, como una pintura, y más a algo como un espejo a través del cual los objetos pueden flotar libremente dentro y fuera de la vista pero no se quedan permanentemente en residencia. Este movimiento de análisis incluye disolver los apegos a objetos religiosos, prácticas tradicionales y teologías infantiles. Es uno de los logros primarios de la individuación llegar a este tipo de fluidez en la consciencia y ganar una medida de libertad de las identidades que fueron creadas tempranamente en la niñez y adolescencia y entonces se cimentaron a través de continuos apegos, amores, lealtades y la necesidad de pertenecer y ser uno del grupo, un miembro del colectivo. Si este proyecto parece una búsqueda espiritual, es una a través de la vía negativa (la vía de la negación), como el Budismo Zen peopugna. Si uno piensa sobre la psique estructuralmente, como se indicó anteriormente, uno comprende fácilmente que la identificación con la persona y el anima/animus bloquea la individuación al bloquear la personalidad del ego con objetos extranjeros, es decir, introyecciones y otros contenidos inconscientemente adquiridos y mantenidos. La consciencia debe ser liberada de esta contaminación si una persona va a ganar individualidad y verdadera unicidad.
Experiencialmente,  las "voces" o "imágenes" cargadas afectivamente embebidas en estas estructuras psíquicas, son las que las respaldan y hacen demandas autoritarias, son las que causan el problema.En ellas están representadas las figuras con las que uno está identificado o con quien uno está vinculado emocionalmente por lazos afectivos - padres, mentores, amantes, líderes de comunidad, enemigos, "fantasmas", etc. La realidad de la vida psicológica requiere que en análisis confrontemos las voces y las imágenes que comunican sentimiento y emoción, no confrontamos las estructuras internas como tales. Hablar estructuralmente introduce un nivel de abstracción que es teóricamente necesario pero no en sí mismo clínicamente útil o descriptivamente preciso. Es en la consideración de las voces e imágenes como son experimentadas concretamente dentro de la psique, lo que influye y a veces incluso toma posesión de la consciencia, que llegamos a la dimensión mítica, que está solamente a un pequeño paso de la experiencia de un numen. En el movimiento analítico de individuación, la identificación inconsciente del ego con tales figuras, incluyendo las arquetípicas, se vuelve un sujeto de análisis (disolver, separar). Uno debe hacerse libre de su poder e influencia. El desapego y la separación, no la unión, son los temas centrales de este movimiento.
Para poner esta discusión en una perspectiva histórica, el interés de Jung en las figuras míticas de la psique inconsciente comenzó alrededor de 1909 y encontro su mayor declaración pública en el trabajo de dos partes, Wandlungen und Symbole der Libido de 1912 (primero traducida al inglés en 1916 como Psicología del Inconsciente). Partiendo de un texto escrito por la señora Frank Miller, "Algunas instancias de la imaginación creativa subconsciente" y publicado con una introducción del psicólogo suizo Theodor Flournoy, Jung desenterró el fondo mítico oculto en las fantasías de esta mujer americana. Para él, esta investigación expuso una capa más profunda de la psique que la puramente personal. Hay voces e imágenes activas en el inconsciente que ocupan un espacio localizado en un nivel no-personal. Al comienzo, Jung denominó estas "imágenes primordiales", después las llamó "los arquetipos del inconsciente colectivo". Una investigación cuidadosa de la consciencia, especialmente mediante el análisis de las ensoñaciones, fantasías despiertas y sueños, descubre imátenes arquetípicas trabajando que tienen una influencia controladora sobre el pensamiento y los sentimientos vigiles. Como Jung entró en estos recovecos ocultos, descubrió el poder influyente de las imágenes primordiales en la consciencia y para él su autoridad determinante para la vida psicológica se volvió irrefutable. Atrapado detrás y dentro de voces e imágenes interiores personales, Jung descubrió "los dioses". Esas fuerzas y energías impersonales de dimensión masiva y de calidad tanto primitiva como sofisticada no son solamente perturbadoras de la consciencia, también son portadoras de cultura, valores espirituales pasados a través de generaciones y de patrones de instinto e imaginación que pueden ser encontrados en todas las culturas y todos los tiempos de la historia humana. Finalmente, sus imágenes, encarnan y representan la experiencia del ser humano de lo divino por un lado y de los instintos (como sexualidad, hambre, creatividad, etc.) por el otro.
Esta realización profunda de los fundamentos arquetípicos de la psique llevó a Jung a la visión de que los síntomas patológicos también contienen (y a menudo ocultan) un elemento arquetípico. Las psicopatologías humanas no son solamente adquisiciones individuales y personales. Aparecen a interculturalmente y universalmente, y su aparición y manifestación estadística no se ven afectadas por las circunstancias sociales y culturales. Son resultados típicos de la interacción humana con entornos de muchos tipos, y disfrazan o representan necesidades humanas básicas incluyendo las espirituales. Una persona debe abordar estas necesidades directamente y tenerlas en cuenta si la vida es para lograr equilibrio y totalidad. La individuación depende de hacer este movimiento hacia la consciencia y la integración.
La numinosidad entra en esta discusión en relación con el rol que las influencias arquetípicas juegan en estados mentales patológicos. Como Jung escribe en una carta, con fecha 30 de Enero de 1961 a William Wilson, co-fundador de Alcohólicos Anónimos: "Su deseo [es decir, Roland, paciente de Jung] de alcohol era el equivalente de un bajo nivel de sed espiritual de nuestro ser por integridad, expresado en lenguaje medieval: la unión con Dios" (Jung 1973, 2: 624). En el caso de Bill W, como se hace referencia a Wilson en la literatura de AA, el enfoque hacia lo numinoso y el logro de experiencias numinosas lo cambió cuando fue capaz de liberarse a sí mismo de la noción de que abrirse a lo numinoso lo obligaría a volver a la religión familiar de su infancia y a su enseñanzas prescritas y estructuras dogmáticas. Como no podía hacer esto, su camino a la integración de lo numinoso estaba bloqueado. Para Bill W., su tradición religiosa se había convertido, como generalmente lo ha hecho para las personas modernas Procrustense. La clave llega en el consejo espontáneo de un amigo alcohólico que había encontrado un camino a la espiritualidad: "¿Por qué no escoge su propia concepción de Dios?" (Alcoholicos Anónimos: 12) Darle al ego elección y responsabilidad, en lugar de insitir en sumisión al dogma, era la respuesta a su conflicto religioso. Ser liberado para encontrar su camino a lo numinoso como un individuo - este es el punto esencial para las personas modernas - cambió a Bill W. de tal forma fundamental que la enfermedad que corrompía su cuerpo físico y psicológico pudo ser superada. De esta comprensión contundente de que el elemento numinoso en la espiritualidad puede sanar, un individuo fue liberado de su adicción al alcohol y una organización de auto-ayuda a nivel mundial nació. Una vez que el deseo subyacente del espíritu fue efectivamente abordado e integrado a la vida diaria, el deseo por el éxtasis alcohólico pudo ser mantenido bajo control.
¿No son todas las adicciones, uno se pregunta después de haber visto tal amplia variedad de ellas en la práctica clínica, una búsqueda por algo tan elusivo como ser considerado de alguna manera "del espíritu"?
Rudolf Otto, Creador de "la Idea de lo Numinoso" debido a que Jung ponderó la experiencia numinosa con tan gran importancia para la individuación, es instructivo saber algo sobre esta terminología y de dónde viene.
El teólogo alemán Rudolf Otto (1869-1937) desarrolló el uso de los términos numinoso, numinosidad, en su famoso trabajo Das Heilige (traducido al ingés, algo desafortunadamente, como La Idea de lo Sagrado), con el fin de describir "lo Sagrado" de forma tal que se mantenga distinto de otras interpretaciones teológicas y filosóficas o éticas, como "el bien" o "bondad". El escribe: "Para este propósito adopto una palabra acuñada del Latín, numen. Omen nos ha dado "ominoso" y no hay razón por la que de numen no deberíamos formar de manera similar una palabra "numinoso"". (Otto 1917: 6-7). Otto pretende describir la experiencia humana de "lo Sagrado", no el concepto teológico de santidad. Su trabajo introdujo un componente fuerte psicológico y emocional en el estudio de las religiones, en contraste con otros enfoques comparativos e históricos y sobre todo la empresa teológica, que amenudo trata casi exclusivamente solo doctrinas recibidas y ofrece una explicación racional (en el sentido de organizada y sistemática) de textos y enseñanzas tradicionales (es decir, "revelación").
Para un Protestante como Otto, por supuesto, la "fe" fue generalmente considerada como el hecho central de la vida religiosa, no la experiencia numinosa. A menudo esto puede tomar la forma de intelectual y entonces casi racional consentimiento a las proposiciones doctrinales. Otto, al contrario, quería hablar sobre la naturaleza de la experiencia religiosa y demostrar la importancia fundamental de lo irracional en la religión, aquí el subtítulo de su libro: “Über das Irrationale in der Idee des Göttlichen und sein Verhältnis zum Rationalen“ (“Sobre lo Irracional en la Idea delo Divino y su Relación con lo Racional"). Mientras obviamente no desea abandonar los elementos racionales de la teología (ver ibid: 1-4 ), él creativamente describió la calidad no racional de la experiencia religiosa y especiamente sus fuertes matices emocionales. Para Otto, el encuentro humano con "lo Sagrado", como imagen, ritual, o sonido, podría solamente ser precisamente descrito con fuertes palabras como mysterium tremendum et fascinans (un misterio asombroso y fascinante), una frase que el explica meticulosamente y profundamente en su exposición de experiencia numinosa. Entrar en la presencia de "lo Sagrado" fue para él ser sacudido en sus cimientos por el poder y la magnitud asombrosa del Otro que es confrontado en esta experiencia. Para describir esto, el utiliza palabras como "estremecimiento", "estupor", "asombro" y "maravilla vacía". Como un estudiante del misticismo del mundo, también relacionó esto con el "vacío" de los místicos Budistas (Otto 1917: 30). Este momento universal religioso es primariamente una experiencia de sentimiento, mientras que la teología es sobre todo un ejercicio de pensamiento y reflexión.
No es del todo claro cómo Otto llegó a su posición, ya sea a través de la influencia de los primeros maestros y ministros, o de filósofos como Kant y Fries a quienes estudió profundamente o de teólogos Cristianos como Schleiermacher quien también enfatizó la importancia crucial del sentimiento en la vida y enseñanza religiosa, al tener en cuenta sus propias experiencias de lo Sagrado (ver Alles 1996: 62- 63). Quizás su tipología psicológica también jugó un papel importante. Su preferencia por el sentimiento sobre el pensamiento lo apartó de sus compañeros teológicos. Cualesquiera que fueran las razones, estaba cautivado y fascinado por el poder de la experiencia numinosa. En algunas de sus cartas escritas de regreso a casa durante sus viajes, Otto describe dos incidentes impresionantes que algunos académicos han visto como decisivos para su profunda apreciación de lo numinoso. Estos incidentes ofrecen una descripción vívida de lo que significa "experiencia numinosa". La primero ocurrió en una visita a Mogador en 1911, unos seis años antes de la publicación de Das Heilige. Su recuento está fechado simplemente “En el Sabbath”:
Es Sabbath, y ya en el vestíbulo oscuro, increíblemente sucio, escuchamos las "bendiciones" de las oraciones y las lecturas de la escritura, esos cantos nasales medio-cantados, medio-dichos que la sinagoga legó tanto a la iglesia como a la mesquita. El sonido es bastante placentero, y pronto es posible distinguir ciertas modulaciones y cadencias regulares, que se siguen unas a otras como recurrentes. Al comienzo el oído trata de separar y comprender las palabras en vano, y pronto uno quiere dejar de intentarlo. Entonces, de repente, el enredo de voces se resuelve y... un miedo solemne supera las extermidades. Comienza al unísono, con un claro e inconfundible:
"Santo, santo, santo Señor Dios del Universo, el cielo y la tierra están llenos de tu gloria" - una adaptación litúrgica de Isaías 6.3: "Santo, santo, santo es el Señor Dios de los ejércitos, toda la tierra está llena de su gloria".
He escuchado el Sanctus, sanctus, sanctus de los cardenales en San Pedro, el Swiat, swiat, swiat en la catedral en el Kremlin, y el Hagios, hagios, hagios del patriarca en Jerusalén. En cualquier idioma en que vibren estas palabras, las más sublimes palabras que los labios humanos han pronunciado, le penetran a uno hasta las profundidades del alma, despertando y estimulando con un poderoso escalofrío el misterio del otro mundo que duerme allí dentro. Eso sucede aquí más que en cualquier otra parte, aquí en este lugar desértico, donde resuenan en el idioma en el que Isaías primero las escuchó y en los labios de estas personas cuyo legado fue inicialmente. (Alles 1996: 80-81)
Aquí encontramos el escalofrío religioso y la fuerte respuesta emocional que Otto después analizará en Das Heilige. Esta experiencia memorable debe por lo menos haber contribuido de manera importantes al terreno experiencial para escribir sobre lo numinoso con una convicción personal. Para el autor de este libro extraordinario, el regalo de la creatividad intelectual y el coraje tuvo que jugar un papel importante.
La segunda experiencia numinosa tan impresionante ocurrió unos once años después de que Das Heilige apareciera en forma impresa y agregó confirmación adicional a lo que Otto había escrito durante la última década y más. Esto lo relató en una carta fechada 4 de enero de 1928 y con sello postal de Bombay:
Desde nuestro balcon podemos ver el maravilloso Puerto de Bombay. Muy cerca se encuentra la orgullosa "Puerta de la India", y a la izquierda de ella vemos la isla montañosa de Elephanta. Fuimos allí hace tres días. Los visitantes suben hasta la mitad de la montaña en magníficos escalones de piedra, hasta que al lado derecho una amplia puerta se abre en roca volcánica. Esto lleva a uno de los más grandes templos rupestres. Pesados pilares, tallados en la roca, llevan al techo. Lentamente, los ojos se acostumbran a la luz tenue, entonces ellos pueden distinguir representaciones maravillosas de la mitología India tallada en las paredes. Eventualmente los ojos encuentran su camino hacia el nicho enorme principal. Aquí se alza una imagen de la deidad que solo puedo comparar con ciertos trabajos de escultura Japonesa y las grandes imágenes de Crito en las iglesias antiguas Bizantinas: una forma de tres cabezas, representadas desde el pecho hacia arriba, surgiendo de la roca, tres veces del tamaño de un ser humano. Para obtener el efecto completo, uno debe sentarse. La cabeza del medio mira al frente, silenciosa y poderosa; las otras dos cabezas se muestran de perfil. La quietud y la majestad de la imagen es completa. Representa a Shiva como el creador, el que preserva y el destructor del mundo, y al mismo tiempo como el salvador y el que concede bendiciones. En ninguna parte he visto el misterio de lo trascendente expresado con mayor grandiosisdad o plenitud que en estas tres cabezas... Para ver este lugar realmente valdría un viaje a la India y desde el espíritu de la religión que vivió aquí uno puede aprender más en una hora de contemplación que de todos los libros escritos.
Estas experiencias profundamente conmovedoras de objetos religiosos que no son propios (uno Judío y el otro Hindu) contribuyeron a la convicción de Otto de que todas las religiones se basan en impresiones tan fuertes de "lo Sagrado". El terreno espiritual tras los templos y las catedrales de todas las religiones, que soporta sus ritos y rituales y sus Sagradas Escrituras, está hecho de experiencias numinosas y es entonces psicológico. Para Otto, esto forma los cimientos de lo universal, fundamental de todas las religiones del mundo. "Desde el comienzo la religión es experiencia del Mysterium, de lo que emerge desde las profundidades de nuestra vida de sentimiento... como los sentimientos de lo supersensual" (Alles 1996: 52, n. 44). La base de la religión de Otto en la experiencia del Mysterium fue totalmente compatible con la visión de Jung: "La idea de Dios originado con la experiencia de lo numinoso. Fue una experiencia psíquica, con mimoentos en los que el hombre se sintió superado. Rudolf Otto ha designado este momento en su Psicología de la Religión como el numinosum, que está derivado del Latín numen, que significa pista o signo" (Jung 1988: 1038).
Como estudiante de las religiones mundiales, Otto pudo ver la universalidad de la experiencia humana de lo numinoso y de los objetos numinosos. Deste tiempo inmemorial, los humanos han notado el "sentimiento de lo supersensual" al que Otto se refiere en su definición. Es la base experencial de las religiones, alta y baja, cercana y lejana. Todas están en igualdad de condiciones al respecto. En este sentido, Otto fue un apologista para la religión como tal, no específicamente para su propia tradición, el Cristianismo (ver Alles 2001). Apreciar el valor de la experiencia religiosa universalmente lo liberó de los confines estrechos de su Luteranismo ortodoxo, y como resultado entró en un diálogo enérgico y entusiasta con miembros de otras comunidades religiosas, fundó la "Liga Religiosa de la Humanidad", y propuso un parlamento de religiones mundiales "formadas por representantes de varias religiones" (Alles 1996: 147). Por su actitud liberal pagó un alto precio en casa, en su universidad Alemana en Margurg, donde recibió críticas severas e incluso abusivas y ridículas de estudiantes Cristianos neo-ortodoxos y una variedad de otros teólogos, notablemente de su archi rival Rudolf Bultmann (ver Alles 1996: 4).
Alles (1996:4) cita los recuerdos de Paul Tillich: “Durante los tres semestres de mi enseñanza [en Marburg 1924-1925] conocí los primeros efectos radicales de la teología neo-ortodoxa sobre los estudiantes de teología: problemas culturales eran excluídos del pensamiento teológico; teólogos como Schleiermacher, Harnack, Troeltsch, Otto, fueron rechazados despectivamente; las ideas sociales y políticas fueron prohibidas de las discusiones teológicas.”
Mientras Otto consideró que todas las relagiones comparten una base común en la experiencia de lo numioso, mantuvo la opinión de que la tradición Cristiana ofrece la forma más alta de espiritualidad alcanzada hasta la fecha por la humanidad. Esta no fue una posición inusual tomada por un teólogo identificado como Cristiano en su época, aunque hoy parece bastante provincial y ciertamente ya no es "políticamente correcto" en círclos religiosos liberales. Sin embargo es instructivo ver cómo Otto argumentó a favor de este punto de vista, como en el siguiente pasaje de La Idea de lo Sagrado que también, curiosamente, anticipa por unos treinta y cinco años algunas características de la interpretación de Jung de la Respuesta a Job de la Biblia:
Lo que hace a Crito en un sentido especial el resumen y el climax del curso de la evolución religiosa precedente es eminentemente esto - que en Su vida, el sufrimiento y la muerte se repite en forma clásica y absoluta que el más místico de todos los problemas de la Antigua Alianza, el problema del sufrimiento libre de culpa de los justos, que se repite una y otra vez tan misteriosamente desde Jeremías y deutero-Isaías a través de Job y los Salmos. El capítulo 38 de Job es una profecía del Gólgota. Y en el Gólgota la solución del problema, ya esbozada en Job, se repite y se supera. Descansa, como decimos, completamente en el aspecto no racional de la deidad, y no obstante es una solución. En Job, el sufrimiento de los justos encontró su importancia como el caso clásico y crucial de la revelación, más inmediatamente real y en mayor proximidad palpable que cualquier otra,  del misterio trascendente y el "más allá" de Dios. La cruz de Cristo, ese monograma de misterio eterno, es su fin. Aquí los elementos racionales están envueltos con elementos no racionales, lo revelado mezclado con lo no revelado, el amor más exaltado con la "ira" del numen más inspiradora de asombro, y por lo tanto, al aplicar a la Cruz de Cristo la categoría de "sagrada", el sentimiento religioso Cristiano dio nacimiento a una intuición religiosa más profunda y más vital que cualquiera otra que pueda encontrarse en toda la historia de la religión. (Otto 1917:172-3)
Ahora vemos cómo Otto utilizó su idea de lo numinoso y lo irracional para explicar el corazón simbólico del Cristianismo.

Jung y Otto

Jung no compartió en este tipo de clasificación de símbolos religiosos ni consideró lo Cristiano como el "más alto", aunque encontró en la curz un símbolo profundo para la carga central de la individuación, es decir, sostener y sufrir la tensión de los opuestos. La preocupación de Jung con la sanación y con el proceso psicológico de individuación fue otro completamente que el foco primario de Otto, que estuvo exclusivamente centrado en los aspectos religiosos de la vida y en la adoración de lo Sagrado. Otto estuvo mínimamente involucrado en la sanación y el tratamiento psicológico, y la noción de la individuación psicológica no juega una parte en su pensamiento. Su interés primario reposa en describir y analizar el encuentro con lo numinoso. Jung, por otra parte, involucró personalmente al "Dios interior" de una manera totalmente psicológica y mientras se relacionaba con el imago Dei con la misma pasión y sentimiento por su misterio y asombroso poder emocional como lo hizo Otto, el se relacionó con el psicológicamente y no con adoración, y con la precaución apropiada de psicoterapeuta. La pasión por lo espiritual, como todas las pasiones, puede fácilmente volcarse en el patetismo y alienación extrema de otras partes del Ser, como vemos tan bien hoy entre fundamentalistas y fanáticos religiosos. El objetivo de la individuación, a diferencia de la búsqueda espiritual, no es la unión con lo divino o la salvación sino más bien la integración y totalidad, la forja de opuestos inherentes en el Ser en una imagen de unidad y la integración de esto en la consciencia.  
Sin embargo, es lamentable, que Jungo no tuviera un contacto personal con Otto, para continuar este tipo de discusión. Desde inicios de 1930 en adelante, Jung hizo un amplio uso de la terminología de Otto para referirse a una variedad de fenómenos psicológicos, principalmente aquellas que tenían relación con las manifestaciones de las imágenes arquetípicas del inconsciente colectivo. El potencial de diálogo fructívoro hubiera sido grandioso, en parte porque los dos hombres compartieron un trasfondo común cultural y filosófico (no como de las diferencias insuperables al respecto entre Jung y Fr. Victor White, el experto dominicano en teología Tomista, con quien tuvo discusiones extensas entre 1945 y 1955 - ver Stein 2005c, también Lammers), en parte debido a que los dos tenían un interés profundo y permantente en las religiones y tradiciones místicas del mundo (ver Misticismo de Oriente y Occidente de Oto y Psicología y Religión: Occidente y Oriente de Jung), y sobre todo porque los dos asistieron a la experiencia más que a la doctrina o "fe" como el objeto primario de indagación. Sus caminos casi se cruzaron en Ascona, Suiza en torno a la fundación del Eranos Tagungen en 1932-3, que fue dedicado al diálogo entre Oriente y Occidente y contó con académicos de clase mundial de todo el mundo. Desafortunadamente, Otto estaba muy enfermo para ese tiempo como para participar en las primeras reuniones de este círculo de intelectuales, pero el nombre Eranos fue el resultado de su sugerencia a la fundadora, Olga Froebe-Kapteyn (ver Hakl: 92-9). Jung atendió y dio conferencias en Eranos regularmente a lo largo de los años 1930 y 1940. Otto y Jung también compartieron un contacto cercano con el Sinólogo Richard Wilhelm, quien Otto visitó en China y con quien Jung colaboró ampliamente (ver Stein 2005b), y con el indólogo Wilhelm Hauer, con quien ambos rompieron relaciones, en el caso de Otto debido a las opiniones negativas de Hauer sobre el Cristianismo (ver Alles 2002) y en el caso de Jungo debido a las opiniones políticas extremas pro-alemanas y arias de Hauer (ver Shamdasani: xlii).
Con su libro, Das Heilige, y el uso del término "numinoso" para describir la naturaleza de la experiencia religiosa, Otto introdujo una importante dimensión psicológica en el estudio científico de la religión, aunque este puede no haber sido su motivación primaria (ver Alles 2001). Jung, por otra parte, retomó de la terminología de Otto para resaltar lo que el ya sabía era la dimensió religiosa importante de la psique y de los aspectos de procesos psicoterapéutcos y de desarrollo. Hay mucha superposición de visiones en sus escritos publicados respecto a la naturaleza de la experiencia numinosa, aunque sus puntos fundamentales de referencia son bastante diferentes. Otto ciertamente hubiera objetado el amplio uso de Jung del término numinoso para cubrir un amplio rango de experiencia psicológica, mientras el mismo lo limitó exclusivamente a lo religioso.
Jung, por su parte, tomó prestada y transformó la terminología de Otto para sus propios propósitos. Para el tiempo en que el comenzó a utilizar la palabra numinoso en 1930, Das Heilige, publicado en 1917, ya era un clásico y Jung estaba bien avanzado en su teoría psicológica. Jung sin esfuerzo comparó la experiencia numinosa con la manifestación de contenidos inconscientes, los complejos personales como también imágenes arquetípicas impersonales. Aquí está Jung hablando en una conferencia presentada en Zurich en el Instituto de Tecnología Federal Suizo (ETH) en Mayo 5 de 1934 y repetido poco espués en Bad Nauheim, Alemania en el Séptimo Congreso de Psicoterapia:
Sin duda será recordada la tormenta de indignación que se desató en todas partes cuando las obras de Freud se hicieron conocidas. Esta reacción violenta de complejos públicos llevó a Freud en un aislamiento  que ha llevado a la carga del dogmatismo sobre él y su escuela. Todos los teóricos psicológicos en este campo corren el mismo riesgo, pues ellos están jugando con algo que afecta directamente todo lo que no está controlado en el hombre - lo numinoso, para usar una expresión apata de Rudolf Otto. Donde el reino de los complejos comienza, la libertad del ego llega a un fin, pues los complejos son agencias psíquicas cuya naturaleza más profunda aún es insondable. Cada vez que el investigador tiene éxito al avanzar un poco más hacia el tremendo psíquico, entonces, como antes, las reacciones se desatan en el público. (Jung 1934: par. 216.)
Vemos en este pasaje que para Jung "lo numinoso" y "el tremendo psíquico" - términos extraídos directamente de la obra de Otto - traducidos en contenidos del inconsciente sin especificación adicional en cuanto a su naturaleza o cualidad. Para Otto, el teólogo, estos términos estaban reservados para experiencias religiosas cuyo último objeto sería considerado metafísico (es decir, lo Divino), una realidad trascendente medió a las personas a través de símbolos religiosos como íconos, estatuas, rituales o sonidos que se relacionaban con actos de adoración. Para Jung, el psicólogo, por otra parte, el objeto de una experiencia numinosa era un contenido de la psique inconsciente que necesitaba hacerse consciente.
Sin embargo, Jung compartió con Otto, la "musicalidad religiosa" (término de Max Weber) para resonar en lo numinoso en la presencia de símbolos e ideas religiosas. Otto escribió que esta sensibilidad no podía ser enseñada, debía ser evocada (Otto 1917: 7). Como con la apreciación y la creación del arte, algunas personas tienen un genio para ello mientras otras tienen menos, poco o ningún talento en esta área (ibid: 177). Jung tenía este don en un grado extraordinario. sus recuentos de experiencias numinosas de primera mano aparecen en muchos de sus escritos - Memorias, Sueños, Reflexiones, “Septem Sermones ad Mortuos,” y sobre todo en el famoso Libro Rojo. Estos escritos demuestran que la receptividad de Jung hacia la experiencia numinosa fue profunda y extensa. Por esta razón, el ha sido reconocido por muchos como el verdadero Homo Religiosus. Debería ser notado que los recuentos de Jung incluyen "experiencias interiores" puramente, como sueños y visiones, como también las de tipo más extrovretido que Otto describe en las cartas citadas anteriormente.

Experiencias Numinosas e Individuación: Pistas y Señales para la Integración

Personalmente para Jung, estas experiencias numinosas fueron de importancia crítica, como lo afirma en la carta a P.W. Martin citada anteriormente. En su último trabajo, Memorias, Sueños, Reflexiones, se refiere a ellos cuando escribe: "Los años en los que estaba siguiendo mis imágenes internas fueron los más importantes en mi vida - en ellas se decidió todo lo esencial" (Jung 1963: 199). Esta es una referencia al período del "Libro Rojo", 1913-28, cuando hizo su aproximación más cercana a lo numinoso. Y entonces hace el comentario revelador: "Fue la materia prima para la obra de toda una vida" (ibid). En otras palabras, el logro de experiencias numinosas, aunque importantes en sí mismas, no fue de importancia final; más bien, proporcionó los ingredientes esenciales para más estapas
en la obra de individuación. Estas experiencias fueron algo para trabajar. Ofrecieron el material a partir del cual el pudo extraer su teoría psicológica y forjar su identidad final. "A partir de esto [es decir, el sueño concluyente numinoso en una larga serie, el famoso sueño de Liverpool] emergió un primer indicio de mi mito personal", y "Eso [es decir, la serie completa de imágenes y experiencias numinosas] fue lo primordial... y mis trabajos son una empresa más o menos exitosa en incorporar esa materia incandescente en la imagen contemporánea del mundo" (ibid). Esto, en resumen, es un esbozo en miniatura de la obra psicológica de la individuación. Es una operación de sublimación, que eleva lo espiritual al nivel de lo psicológico y hace que la experiencia numinosa sea práctica y útil. Se  integran en el funcionamiento psicológico y son asimiladas en el mundo contemporáneo.
La explicación psicológica de las experiencias numinosas como aquellas que Otto reporta, radica en el fenómeno de proyección, por medio del cual, contenidos inconscientes son "encontrados" en objetos físicos, rituales, o sonidos que los elicitan. En la experiencia religiosa, afirma el psicólogo, el ego está experimentando un contenido del inconsciente en proyección. Entre más fuerte es la experiencia, el contenido es más arquetípico. Dichas experiencias vinculan la consciencia al inconsciente y ofrecen "pistas" que pueden ser decifradas como comunicaciones. Estas pistas pueden llevar a una perspectiva más profunda sobre la vida desde el punto de vista del inconsciente colectivo y son esenciales para el proceso psicológico de individuación si pueden traerse al frente y hacerse conscientes. Esta transformación de un estado (el espiritual) al otro (psicológico) cae bajo el nombre de un proceso llamado sublimación. Para citar a von Franz "[Sublimación] viene de la alquimia. Freud la extrajo de la alquimia, de la química. Por ejemplo, cuando hierve agua, se vuelve vapor. El vapor es agua sublimada. Es otro estado agregado. Químicamente, el vapor no es diferente al agua. Pero cualitativamente, se manifiesta a sí mismo en otra forma. Tiene un potencial superior. En vapor, las moléculas del agua están más vivas; dan más vueltas y entonces dan la impresión de vapor en lugar de agua" (von Franz: 167). Sublimadas, las imágenes arquetípicas se entrelazan en el tejido de la identidad consciente de una persona. Se integran. Así, como espíritu y trascendencia sublimados, ofrecen sanación. Ellas liberan a una persona de las limitaciones de lo puramente inmediato y del marco limitado por el tiempo del ego y entonces contribuyen esencialmente a la formación de lo que Jung denominó "la función trascendente" (1916b), una estructura psicológica de identidad formada de elementos personales y arquetípicos (ver Stein 2005a).
"Es completamente sorprendente lo poco que la mayoría de personas reflexionan sobre los objetos numinosos e intenta llegar a un acuerdo con ellos", Jung exclama en su famoso arrebato teológico, Respuesta a Job, "y cuán laboriosa es una tarea así una vez nos hemos embarcado en ella. La numinosidad del objeto hace dificil de manejarlo intelectualmente, ya que nuestra afectividad siempre está involucrada" (Jung 1954: par. 735). La sublimación y la integración de este tipo es una tarea dificil pero absolutamente esencial para la obra de la individuación.
Uno debe tener cuidado en discusiones como esta para observar la definición repetida a menudo de Jung sobre "lo inconsciente" como "lo desconocido". De otra forma un tipo de reduccionismo se vuelve inevitable. Decir: "La religión se basa en "nada más que" contenidos inconscientes proyectados (es decir, las experiencias numinosas del Mysterium)" podría ser tomado para reducir el estudio de la teología y la religión a un sub-departamento de psicología donde el negocio sería demostrar cómo los conflictos personales, etc. generan defensas religiosas y pseudo-soluciones a los problemas de la vida. Algunas escuelas de psicología sin duda aplaudirían esta degradación de lo religioso a lo psicológico. Sin embargo, no es así con Jung y la Psicología analítica. En este enfoque, lo psicológico abraza (es decir, acepta, integra) lo religios de tal forma que su valor espiritual no es dañado ni reducido. Es sublimado. De hecho, lo espiritual se confirma y amplifica mediante lo psicológico. La psique no es vista como limitada a la química del cerebro, la primera infancia, o los potenciales de aprendizaje. Es más bien un término final con un horizonte infinito, lo que en principio no excluye el terreno metafísico de los contenidos inconscientes. Los contenidos inconscientes son todos factores del mundo que reposa más allá de la consciencia y del control del ego, ya sea porque han sido reprimidos (como el resultado de un conflicto entre imágenes o ideas incompatibles) o debido a que aún no se han hecho completamente conscientes (todo lo demás que no ha sido aún incorporado a la psique,  o sublimado e integrado). Decir que el objeto simbolizado por la experiencia religiosa es un contenido del insconsciente no descarta su posible posición metafísica. Solamente establece un límite en el conocimiento humano. Esta es entonces una declaración de cuidado epistemológico por parte del científico pero no una afirmación de que los símbolos religiosos y los objetos numinosos no tienen base ontológica adicional. Lo metafisico no puede ser establecido o desconfirmado por métodos científicos. Debe permanecer hipotético.
Las "pistas" de las que Jung habla repetidamente en referencia a las experiencias numinosas debe ser tomado como similar a lo que el sociólogo y estudiante de la modernidad, Peter Berger, tiene en mente con su frase "señal de trascendencia": "Hablar de una señal de trascendencia no es negar ni idealizar los hechoe empíricos, a menudo severos, que hacen parte de nuestras vidas en el mundo. Más bien es tratar de vislumbrar la gracia que se encuentra "en, con y debajo" de la realida empírica de nuestras vidas." (Berger: 212). Berger habla desde la perspectiva de fe, sin embargo, mientras Jung se mantiene en la posición observadora neutral del psicólogo.

Sombras del Numen

En muchos pasajes en La Idea de lo Sagrado, Otto reconoce el lado oscuro de lo numinoso, que es la fuente del "estremecimiento" y "temor" encontrado en relatos de la experiencia religiosa en el mundo (ver por ejemplo Otto 1917: 15-19). Jung, como psiquiatra, fue comprensiblemente altamente sensible al poder destructivo del inconsciente y también atento del potencial negativo colateral de la experiencia numinosa en muchos niveles. Los arquetipos pueden perturbar profundamente la consciencia (ver el ensayo de Jung sobre Brother Klaus (1933) como un ejemplo de proporciones casi psicóticas), tan importante como la experiencia de ellos puede ser para vincular al ego con la realidad transpersonal del Ser.
En Memorias, Sueños, Reflexiones, Jung comenta sobre el efecto distorsionante que las ideas numinosas y las imágenes pueden tener sobre la cognición. En un pasaje notable, donde está ofreciendo un relato de su encuentro con Freud durante los primeros años de su carrera como analista, escribe: "Donde sea que la psique oscile violentamente por una experiencia numinosa, hay un peligro de que el hilo del que uno cuelga sea desgarrado. Si eso sucediera, un hombre cae en una afirmación absoluta, otro en una negación igualmente absoluta... El péndulo de la mente oscila entre el sentido y el sinsentido, no entre correcto e incorrecto. Lo numinosos es peligroso porque atrae a los hombres hacia los extremso, así esa verdad modesta se mira como la verdad y un error menor se equipara con un error fatal..." (Jung 1963: 151). Jung observó que Freud estaba en el puño de un poder numinoso, la sexualidad: "Mi conversación con Freud me mostró que el temía que la luz numinosa de sus revelaciones sexuales pudiera ser extinguida por una "marea negra de lodo". Así una situación mitológica había surgido: la lucha entre la luz y la oscuridad. Esto explica su numinosidad, y porqué Freud inmediatamente cayó en su dogma como un medio religioso de defensa"(ibid). Jung concluye que la numinosidad de la sexualidad había distorsionado las capacidades de pensamiento de Freud normalmente incisivo. Los contenidos numinosos del inconsciente jalaron el pensamiento magnéticamente dentro de una órbita donde se vuelve simplemente racionalización ingeniosa, tan brillante como puede ser. Esto es lo que uno comúnmente encuentra en las personas que están absolutamente convencidas de una enseñanza religiosa. Lleno con una fe y creencia, su pensamiento es nublado por una imagen arquetípica de proporciones masivas y ampliamente inconscientes, lo que deja sus ideas relacionadas priviligiadas una especie de certeza triunfante y dogmática. Un paso más y uno encuentra al mártir, cuya identificación con la imagen arquetípica es tan extrema que la vida en sí misma pierde prioridad. No es necesario decir, que esto es exactamente lo contrario al proyecto de individuación, que es hacer el contenido numinoso tan consciente como sea posible, sublimarlo e integrarlo, y relacionarlo con otros aspectos bastante diferentes del Ser, entonces relativizándolo.
Jung aplicó esta misma crítica a las políticas nacionales en su artículo de 1936 sobre Wotan, donde ofrece un análisis psicológico del poder distorsivo de las imágenes numinosas en los agitados procesos políticos y sociales que destrozan el tejido cultural de Alemania y Europa central en ese momento. En esta instancia, observó, la numinosidad del recién constelado viejo dios Germánico, Wotan, había fascinado a una nación entera y estaba conduciendo a Alemania a un objetivo (en ese momento) desconocido e irracionalmente determinado. La posesión arquetípica en un colectivo invierte ciertas ideas y polígicas con certeza defensiva y niega la legitimidad y la posición de duda. Pensamientos e imágenes contrarias son reprimidas salvajemente. Este fue el caso de la psicología colectiva Alemana en ese tiempo. No había espacio para la reflexión, el cuestionamiento, para el debate serio, sin importar visiones contrarias. La convicción basada en el respaldo arquetípico corta la circulación hacia la neocorteza y enciente las emociones. Los cerebros viejos reptilianos y límbicos se hacen cargo y gobiernan.
El análisis arquetípico de Jung sobre la Alemania en los años 1930 no valoriza ni de ninguna manera justifica la situación social y política como algunos han afirmado. Decir "un dios (es decir, Wotan) está detrás de esto" no lo hace bueno ni noble. Solamente dice que está inconscientemente conducido y controlado: la consciencia no está a cargo aquí!
Cuando cayó el telón en la escena final de "El Tercer Reich" y el teatro en el que se presentaba quedó en ruinas, quedó poco apetito por el mito y el símbolo en la tierra. (Lo mismo era cierto para Japón, donde el mito cultural del divino Emperador fue destrozado por la derrota y ocupación militar). Había sido mucho en marcha de lo numinoso en la psique colectiva, y había contribuído a la devastación. La numinosidad fue cancelada como opción cultural, y la ironía y racionalidad se hizo cargo de la cultura. Aunque defensiva, también representó un retorno a la sanidad. El resultado, sin embargo ha sido una "monernidad" decididamente militante que rechaza severamente la necesidad de sentido, lo que requiere cierta clase de referencia trascendente y la relación con lo numinoso. En este contexto cultural sellado, se hace casi imposible mirar lo mítico sin una sospecha grave y una memoria amarga. Es comprensible, una vez quemados son más cautelosos.
Esta cautela sobre el gran entusiasmo generado por la religicón, ideología y hermenéutica mito-poética ha introducido también una sospecha incómoda de la psicología de Jung y las perspectivas clásicas Junguianas sobre la interpretación de sueños y los métodos hermenéuticos de amplificación e imaginación activa. Estos ingresan muy profundamente por comodidad en territorio tabú del mito y el símbolo. Lo que se pierde entonces es la realización de que la experiencia numinosa ofrece una "pista": que la vida humana tiene un vínculo con lo trascendente y que lo individual es un "alma" con potencial para relacionarse con lo espiritual en una forma totalmente natural que no cae en la locura. En el arte contemporáneo Alemán, esto ha comenzado a aparecer nuevemente en las audaces pinturas  simbólicas de Anselm Kiefer y en las últimas películas de Wim Wenders, donde pistas y señales de trascendencia brillan en el tejido de la vida diaria.

El Héroe (Heroína) de la Individuación

El viaje psicológico de la individuación atraviesa el reino de lo numinoso, donde el héroe (heroína) escucha con intención las "pistas" ofrecidas en dichas experiencias, pero entonces su camino lo guía fuera de él nuevamente. Este viaje no encuentra su lugar final de descanso en "lo Sagrado" o su santuario. No es entonces, equivalente a un viaje místico, que valora la experiencia de unión con Dios o la visión del Mysterium tremendum como la cúspide. La individuación no culmina en un acto de adoración. Tampoco es identico con la vía negativa determinada del Zen. Tiene elementos de los dos - experimentar lo numinoso y limpiar el espejo de la consciencia - pero incluye estos como dos movimientos dentro de una gran obra. Para el héroe (heroína) espiritual, todo lo demás es un alejarse de ese punto alto. Para el héroe (heroína) de la individuación, por otra parte, las experiencias numinosas son la "materia prima" para la obra de individuación, que continúa indefinidamente. Permanecer o "quedar bloqueado" en la tierra adel numen, ya sea definida como llena de vacío, equivaldría a ser asimilado por el inconsciente (Jung 1935: pars. 221ff.), lo que significa un estado patológico de inflación grandiosa, pérdida de los límites e integridad del ego, y posiblemente incluso caer en la trampa de una defensa paranoica psicótica. Dichos "estados de posesión" son generalmente destructivos para los individuos y los grupos.
Sin embargo, para el proceso de individuación psicológica, los logros de las experiencias numinosas, si son sublimadas e integradas por la consciencia, son hitos mayores y a menudo constituyen puntos de inflexión agudos en el viaje. Más importante, van dentro de la creación de la "función trascendente". La tarea de individuación es hacerlos conscientes y traerlos en relación con otros aspectos del Ser de ese modo alcanzar una totalidad aproximada.
Para concluir, podemos decir que el héroe (heroína) psicológico trabaja para perder las identificaciones y complejos personales sin sucumbir a la atracción seductora de los arquetípicos. Una personalidad puede estar impregnada con experiencias y conocimiento de lo numinoso, pero n o ser poseída por ella o depender de ella para propósitos defensivos. El héroe (heroína) puede lograr una medida de libertad desde los complejos y los dioses y también una pista de identidad trascendente. Aún permanece una medida saludable de respeto por todos los poderes, pues sería absurdo creer que uno puede ser liberado de ellos por completo.

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“Holy, holy, holy Lord God of hosts; heaven and earth are full of your glory” – a liturgical adaptation of Isaiah 6.3: “Holy, holy, holy is the Lord of hosts; the whole earth is full of his glory.”

Alles (1996:4) cites Paul Tillich’s recollections: “During the three semesters of my teaching [in Marburg 1924-1925] I met the first radical effects of the neo- orthodox theology on theological students: cultural problems were excluded from theological thought; theologians like Schleiermacher, Harnack, Troeltsch, Otto, were contemptuously rejected; social and political ideas were banned from theological discussions.”
Jung’s archetypal analysis of Germany in the 1930’s does not valorize or in any way justify the social and political situation, as some have claimed. To say “a god (e.g., Wotan) is behind it” does not make it good or noble. It only says that it is unconsciously driven and controlled: Consciousness is not in charge here

Fuente: https://www.camilogallardo.com/index.php/resources1/murray-stein-on-the-numinous

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