Mi encuentro con mi propio Animus (mi lado masculino)

Cómo descubrí mi propio Animus (para C. Jung el lado masculino en el interior de la psique de la mujer)
La fortaleza y la energía que un hombre puede dar a una mujer y que la hace imparable.

Amor a primera vista. Una atracción fatal, un sentimiento de involucramiento que afecta la totalidad del ser sus aspectos físico, mental y emocional. La sensación de encontrar un alma gemela. Sentirse de repente "viva". El despertar de Eros. Eso es lo que experimenté al ver a Brian Molko y es lo que mi caracter Sally experimentó viendo a Darren.
¿Qué es esta atracción? El estado mental más fascinante, amor. ¿Por qué sucede? ¿Porqué esa persona y no cualquier otra? ¿Por qué Brian?, me preguntaba... ¿qué tiene él que otros no tengan?
En otras oportunidades, he mencionado que mi interés mórbido por Brian Molko y la música Placebo fue el factor motivante que me llevó a la psicología. Desde la primera vez que tuve contacto con esta figura, aunque no tenía nada claro, estaba segura de una cosa: el me puso frente a una "mí misma" clara y evidente que no era capaz de ver. No se trataba de proyecciones, esto es, no proyecté en él los contenidos de mi psique en términos de deseos o expectativas o creencias y prejuicios. Era diferente, el era realmente el hombre que siempre había soñado y era increíblemente similar a mí..
El alma gemela de la que habla la mitología, la otra parte de uno mismo.
Cuán cierto, y era como si me encontrara a mí misma y también encontrara otra parte que necesitaba para sentirme realmente completa.
Comencé a leer sobre psicología y psicoanálisis para comprender la naturaleza del lazo intenso con este músico y entonces comprendí, leyendo algo de Jung, que había encontrado mi Animus en Brian.

El Anima y el Animus

Un lado de nuestras personalidades incluye el rol del hombre o de la mujer que se nos ha dado. Para la mayoría de las personas este rol está determinado por el género físico, pero Jung, como Freud, Adler y otros, creen que todos somos bisexuales por naturaleza. Cuando comenzamos a vivir como un feto, tenemos órganos sexuales indeterminados, que sólo gradualmente, bajo la influencia de las hormonas, nos hacen hombres o mujeres. Cuando comenzamos la vida social como niños, no somos hombres o mujeres en un sentido social. Casi inmediatamente los padre comienzan a vestirnos en rosado o azul y gradualmente nos modelan como hombres o mujeres.
En todas las sociedades las expectativas sobre hombres y mujeres difieren usualmente basados en los diferenes roles de reproducción pero con distintos detalles que son parte de la tradición. Se espera de las mujeres ser menos agresivas y más maternales y de los hombres ser fuertes y menos emocionales.
Jung, sin embargo, con razón sintió que estas expectativas no permitían el total desarrollo de nuestro potencial. Podemos desarrollar todo el potencial masculino y femenino en el mismo sujeto, pero tradicionalemente se nos ha dado un rol que desarrolla solamente parte del potencial, el masculino o el femenino.
Cuando hablamos de masculino y femenino queremos decir cualidades o principios. Masculino es generalmente el activo, femenino el pasivo, sin ninguna connotación de juicio negativo. Ningún principio es mejor, los dos necesitan al otro para funcionar.
De acuerdo con Jung, el Anima es el aspecto femenino presente en el inconsciente del hombre y el Animus es el aspecto masculino presente en el inconsciente de la mujer. Juntos forman la pareja divina, el syzygy. El Anima puede ser representada en sueños por una mujer joven, por ejemplo, o una bruja o la madre tierra. El Animus puede ser personificado entre otros, como un hombre sabio mayor, un brujo o un grupo de hombres.
Estos dos arquetipos son en gran parte responsables de nuestra vida amorosa. Como sugiere un mito griego, siempre buscamos nuestra mitad (la parte que los dioses nos han quitado) en miembros del sexo opuesto. Cuando nos enamoramos hemos encontrado a alguien que combina particularmente bien con nuestro Animus o Anima.
En este artículo escribiré más sobre el Animus.
El Animus representa lo masculino, entonces la acción, pero también el espíritu, razón y lógica.
El Animus es entonces el hombre dentro de la mujer. Físicamente, una mujer es femenina. Como dijimos antes, psicológicamente una mujer puede expresar solamente algo de su potencial en la vida cotidiana. En una mujer el lado más dinámico, intelectual y asertivo no está totalmente expresado, como también la creatividad y el pensamiento racional se mantienen escondidos.
El Animus tiene tres raíces: la imagen colectiva del Hombre que una mujer adquiere, su experiencia con los hombres en su vida, los principios masculinos latentes en ella. 
En general podemos decir que el hombre en los sueños y fantasías de una mujer es su poder social y mental, su habilidad para actuar activamente en el mundo. El Animus es también una expresión de sus sentimientos hacia el hombre, madurada mediante experiencias con los hombres y especialmente mediante la relación con su padre. Finalmente el Animus representa la síntesis de su experiencia de contacto con lo "masculino".
El Animus puede ser maravillosamente creativo o poderosamente destructivo, dependiendo de la relación que una mujer tenga con los hombres.
Cuando resalta "complejos" en la experiencia de la mujer con hombres, el Animus se manifiesta en sus sueños y fantasías como un hombre que aprisiona, que seduce a la mujer pero solamente para llevarla a la angustia o para torturarla, en general como una figura negativa.
El Animus positivo aparece en cambio como el hombre que resuelve problemas, muestra sabiduría y amor verdadero, aparece como un salvador, un libertador de la misma muerte.
El Animus negativo o no integrado lleva a una mujer hacia relaciones destructivas con ella misma y con otros.
Algunas veces el Animus aparece como una colección de frases y opiniones aprendidas durante la niñez, que son construidas como prejuicios y preconceptos, limitantes y críticos, y que una mujer utiliza en su relación con ella misma y con los demás. A menudo, la relación negativa con el padre es la causa de un complejo de inferioridad.
Si es integrado, el Animus puede aparecer en sueños como una figura masculina heroica o espiritual.
Los hombres que ayuda, actúan como guías o imágenes de sabios que dan consejo, son símbolo de un Animus integrado. Los sueños de hombres enmascarados, extranjeros que inveden el hogar, grupos de hombres, bandas, son imágenes de un Animus no integrado.
La buena relación con el Animus muestra que una mujer es capaz de integrar su habilidad para ser independiente, sus cualidades masculinas. También significa que una mujer comienza a revisar la experiencia con su padre de una manera distinta, con el fin de sanar las heridas.
El Animus integrado de hecho se refiere a la habilidad de la mujer para ver positivamente a su ser masculino, identificándose y asociándose con él. Cuando una mujer deja de proyectar al hombre en sobre ella misma o en otros hombres, comienza a integrar el Animus.
Como principio activo, el Animus da a la mujer la habilidad para usar su creatividad transformando las ideas intuitivas en realidad. La integración del Animus es crucial para la auto-realización.
El Animus integrado es el mejor aliado de las mujeres. Las mujeres con un alto grado de integración de su Animus, reciben impulsos intuitivos y actúan sabiamente. El Animus integrado le dice a la mujer que es imparable. La anima a realizar sus sueños. El animus integrado hace a una mujer poderosa con asertividad, coraje, pensamiento analítico, fuerza, vitalidad, orientada a la decisión y deseo de tener éxito.
El grado de dificultad que una mujer tiene al integrar el Animus corresponde directamente a la dificultad en las relaciones con los hombres con quienes ella ha tenido malas experiencias desde la niñez. Encuentros con hombres monstruosos crean imágenes de hombres monstruosos. Cuando no está integrado, negado o reprimido, actúa como un monstruo, se adueña de la psique y actúa como saboteador. Entonces la mujer muestra agresión, brutaildad y autoritarismo. El animus se convierte en un repositorio de todos los principios masculinos perversos.
La manera en que funcionan el Anima y el Animus puede hacerse auto-consciente, pero los arquetipos son elementos inconscientes e independientes, sin embargo, hacerse consciente de ellos, ayuda a integrarlos.
Anima y Animus son para Jung mediadores entre el consciente y el inconsciente.
Como dijo Jung, en mi Animus, que es el hombre en mi interior, convergen elementos de la cultura tradicional, por ejemplo, que lo masculino equivale a fuerza, coraje, violencia. Lo masculino es áspero y afilado, agudo, inteligente, lógico, duro, aventurero.
Junto con ellos están mis experiencias personales con el mundo masculino, comenzando con mi padre y mi hermano. En este caso el masculino en mi interior no es positivo, porque uno de los que Jung llamó complejos ha sido constuido en torno a experiencias con la figura de mi padre. Una serie de experiencias negativas combinadas resultaron en emociones y creencias negativas, prejuicios, miedos y cualquier cosa negativa tanto en contra del género "masculino" como en contra de mí misma.
Esta figura paternal dominante es de hecho autoritaria, crítica, restringida. El no me ayudó a crecer, impidió que me expresara a mí misma, creó un clima de miedo en mí misma. Por supuesto que comprendí que es normal, como resultado de esta actitud de miedo y prejuicio, que todas mis experiencias consecuentes de "el hombre" fueran negativas, similares a la original, casi estiradas para confirmarlas, a pesar de mí misma. Hay una explicación de esto en la primera ley psicológica de Assaglioli. "Las imágenes mentales o ideas tienden a producir las condiciones físicas y los actos externos que les corresponden." Las ideas tienden a volverse realidad y también la ley de atracción, tan popular hoy, habla ampliamente de esto.
Pero en mi interior hay también otro hombre, que se expresa en forma positiva y representa mi hombre "ideal", todo lo que siempre quise y no fue. Jung dice que en el momento en que una mujer empieza el proceso de integración del Animus en su psique, entonces sucede la sanación de sus aspectos negativos.
No he visto en Brian "mi experiencia del hombre", de hecho pensé que el no era un hombre como todos los demás. Ví en él lo que era mi "aspiración" para lo masculino, una necesidad o deseo no satisfecho.
Si mi experiencia del "hombre" ha sido negativa, ¿de dónde viene mi deseo de "hombre ideal"? ¿Es simplemente una expresión de mi deseo de integración?
El Animus ha comenzado a manifestarse en mí misma exactamente como es descrito por Jung. Fue un Animus positivo, sin duda.
Brian apareció en mis fantasías y sueños despierta como el líder espiritual, una buena persona que podría salvarme de problemas, un hombre auténtico, honesto, claro, puro. No un gurú, sino un hombre autoritario, aunque frágil, de quien no tenía miedo sino sentía confianza total e incondicional.
Pienso que puedo decir que estos rasgos de su caracter como los expuse realmente le pertenecen, como se puede comprender por la admiración de sus fans, pero probablemente hasta cierto punto he proyectado en él mi Animus positivo. Los dos aspectos, realidad y proyección, son confusos y terminan poniéndome en el sofisma: ¿Existe realmente la realidad objetiva? ¿No está siempre filtrada por nuestros propios pensamientos? ¿No vemos en el otro ampliamente lo que queremos ver o es similar a nosotros o lo que esperamos ver?
Así que, que Brian sea de hecho un hombre auténtico o que yo haya notado en él su autenticidad, que él es realmente mi guía, o que yo haya proyectado en él un rol, todo termina sin tener importancia. El es "el guía" para mí. Veo en él lo que necesito para superar el complejo del padre, para posibilitar la integración, el "hombre ideal", la figura espiritual en el sentido más amplio, el gurú, el maestro. Tal vez en este proceso otro arquetipo también ha sido activado, el anciano hombre sabio, o el gurú, quien interviene con guía.
La figura del ideal masculino no es solamente espiritual. Brian continúa envolviéndome en todos los niveles, incluyendo el sexual, que aún parece normal, mientras la novedad del involucramiento espiritual debido a sus funciones de guía y asistencia en el proceso de crecimiento personal, es más evidente. Con su guía me siento fuerte e imparable, esta es la verdad.
¿Integrar el masculino en mí misma ha significado superar el complejo originado del padre?
¿De dónde vienen estas aspiraciones hacia el ideal masculino? Solamente puedo asumir que además de mis experiencias de hombres, ligadas a mi niñez, en este contenedor hipotético llamado "arquetipo" también hay experiencia, la cual es parte del inconsciente colectivo, de hombres grandiosos, sabios como Jesús, Buda, caballeros y otros mitos que mi subconsciente ha utilizado para expresarse.
De hecho, pienso que puedo decir que el "ideal masculino" que ví en Brian, que está en mi interior, el cual es parte de mi Animus, y que me hace enamorar, es exactamente el opuesto de mi Animus negativo, la concentración de figuras masculinas negativas que ayudaron a crear mi complejo de inferioridad.
En otras palabras, donde la figura masculina en la infancia y adolescencia bloqueó las necesidades y aspiraciones dejándolas incompletas y latentes, otra figura masculina ideal aporta para satisfacerlas.
Cuando mi padre real dejó insatisfechas mis necesidades de crecimiento, independencia, autonomía, auto-estima, asertividad, creatividad, expresión, aventura, felicidad y victoria, mi inconsciente las mantuvo como un tesoro oculto esperando que alguien las encontrara. Cuando me encontré con el hombre de mis sueños, una chispa activada me hizo creer que si, él era el hombre que podía satisfacerme completamente.
El encuentro, aunque con una persona con quien no es probable que tenga una relación real, o una persona del pasado, activa el Animus positivo y comienza un proceso firme de auto crecimiento y auto-integración, que es también un proceso de auto-sanación.
Creo que el encuentro con el animos no es del todo casualidad, pero sucede en un tiempo muy específico del proceso de individuación, como el mismo Jung postuló. Es un encuentro que necesitamos y que atraemos a nuestras vidas, como atraemos solamente experiencias negativas coando estamos dominadas por el Animus negativo.
Un encuentro que finalmente es útil para desarrollar en nuestro interior el lado positivo que necesitamos, ampliándolo más y más con la ayuda del hombre de quien nos enamoramos, y eso se opondrá y oscurecerá el Animus negativo, que estará siempre presente pero a menudo permanecerá inactivo.
El proceso de individuación es un proceso de auto-realización que consiste en la total integración de los contenidos de la psique relacionados con el consciente, y el inconsciente personal y colectivo. Integrarlos significa que uno los hace conscientes y los acepta. Es una experiencia que Jung describe como la búsqueda y el descubrimiento de lo divino en uno mismos y de la totalidad del Ser. Una vez una persona ha aceptado sus contenidos inconscientes, que normalmente no son aceptados o son negados, el individuo ha logrado el objetivo del proceso de individuación que es ser lo que uno es, el individuo único que uno es en realidad.
El proceso no puede ser estimulado desde afuera, sino que surge desde dentro. Comienza al ser conscientes de la Persona, la máscara que cargamos cada día, el rol que debemos jugar para estar conectados y ser aceptados por la sociedad a la que pertenecemos. La máscara les da a otros una sensación de nosotros mismos, pero oculta la verdadera naturaleza de la persona.
El segundo paso es hacerse consciente de la Sombra. La Sombra reúne todas las tendencias, energías negativas, impulsos, emociones y deseos que son incompatibles con la civilización en la que vivimos y por esa razón negamos y removemos. La Sombra es un fenómeno colectivo, también. Tendemos a proyectar nuestras tendencias negativas en el otro. No los vemos en nosotros, sino que los vemos en los demás. El diablo representa las tendencias negativas de toda la humanidad. La Sombra en nosotros es la causa de conflictos y guerras.
La otra etapa, como ya lo vimos, es hacerse consciente del Anima o el Animus.
El cuarto paso es ser consciente de los arquetipos espirituales que Jung denominó personalidades "mana", es decir, con poderes extraordinarios. El hombre manifiesta el arquetipo del viejo hombre sabio y la mujer la de la Madre Tierra.
El proceso de identificación a menudo aparece como una unión de opuestos. En la fase del a Sombra, bien y mal se unen hasta que uno ve al hombre capaz de los dos y los acepta. Entonces uno aprende a ver tanto al hombre y a la mujer en uno mismo. Finalmente tenemos la unión entre la materia y el espíritu, cuerpo y psique. Esta fase incluye la liberación del hombre del padre y de la mujer de la madre para alcanzar verdadera individualidad.
Finalmente, el proceso lleva a encontrar la divinidad dentro de Si Mismo, convertirse en un centro de auto-consciencia, ser consciente del Si Mismo.

Alexia Meli autora de La ricerca di se stessi

En comentarios adicionales
"Reconocí en Brian algunas de las cualidades "masculinas" que necesitaba desarrollar o en otras palabras el Animus positivo con que necesitaba contactar y hacer consciente. La persona real solamente facilito el despertar de mi lado latente y me hizo consciente de él. De hecho, la realidad externa a menudo es externalización o proyección de una realidad inconsciente interna y solamente en esta forma nos hacemos conscientes de ella mientras continuamos percibiéndolas coomo separadas y diferentes y no parte de nosotros mismos. Así, la persona de la que nos enamoramos nos revela algo sobre nosotros mismos. 
Creo que Brian tenía las cualidades que yo quería desarrollar y representa parte de mi Animus, pero ciertamente, proyecté en él gran parte de mis necesidades y le dí el rol de ser mi guía. 
Una vez más, incluso si la persona real puede no corresponder a mi Animus, fue una manera maravillosa de saber más sobre mí misma."

https://alexiameli.altervista.org/brian-molko-and-my-encounter-with-the-animus-as-postulated-by-jung/

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