Vergüenza, Sombras y Espiritualidad: Lo sagrado de la adicción

Sally Bartolameolli –

Tal vez es cierto que dispararon a John F. Kennedy el mismo día en que comenzó mi desorden alimenticio.
Francamente, no recuerdo qué llegó primero: ver el cubrimiento del atentado o descubrir las cerezas marasquiino en la nevera. Solo tenía tres años. Sin embargo, recuerdo mecerme hacia atrás y adelante frente al televisor, con mis dedos pegajosos y tan rojos como mi silla, sabiendo que algo de importancia había ocurrido.
Ese frasco de cerezas fue mucho más impactatne para mí a esa edad que una muerte que no podía comprender. Esos bocados rojos jugosos eran como un largo trago de agua fresca después de tropezar a través de un desierto seco. Se que eran solamente cerezas, pero la dulzura, la relación secreta con ellas, el saber que estaban allí para el robo y el impulso instantáneo del azúcar, estaban todos más allá de la gratificación. Es mi memoria más temprana de usar la comida como un consuelo, una medicina de regulación para el estado de ánimo.

De las cerezas a la adicción

Sabemos ahora que el cerebro es afectado por comer cantidades masivas de azúcar que causan la liberación de dopamina. Es una droga. En la universidad mi antojo de azúcar y el uso de la comida se hicieron más sofisticados. Tenía la idea de que si perdía 10 libras, mi vida sería perfecta y solo necesitaba una forma para mantener el peso. Afortunadamente mis compañeras en ese tiempo estaban también luchando con la imagen de su cuerpo y problemas de peso. Ellas compartieron una nueva técnica de dieta. La bulimia. Después de muchos años, me dí cuenta que "mi maravillosa nueva técnica" no estaba funcionando y estaba experimentando consecuencias adversas: agotamiento, el desafío de esconderme mientras comía fuera de casa y la autoflagelación mental por no ser capaz de detenerme se hizo crónica. Me repetía que "esta sería la última vez" pero la última vez duró cinco años y finalmente supe que necesitaba ayuda.
Aquí está la cosa. Mis propias adicciones me ayudaron a superar la vida. Fueron convenientes. Las mías eran legales - al menos la mayoría de ellas lo eran. No estoy minimisando el peligro de una adicción. Tengo amigos queridos que han perdido a sus seres amados. Lo que estoy diciendo es que me di cuenta que necesitaba ayuda. Cuando la busqué, un mungo totalmente nuevo se abrió para mí, un mundo de auto-consciencia, una sensación de pertenencia y conexión espiritual.

De la adicción a la inteligencia emocional

Después de muchos años de luchar con la bulimia, adicción al amor y codependencia severa, busqué ayuda. ¿Quién hubiera pensado que el simple pedido de ayuda crearía la base de todo lo que es bueno y maravilloso en mi vida?
El primer terapeuta que encontré para ayudarme a dejar de vomitar mi comida quería que hablara sobre mis sentimientos y mi familia. Después de verla durante seis meses y en una súplica frustrada por una solución rápida, le grité, "No quiero hablar sobre mi familia, quiero que me diga cómo dejar de vomitar mi comida"
"Bien" ella dijo, "tiene que aprender a tolerar sus sentimientos."
“¿Qué?”
Esta fue mi introducción al concepto de inteligencia emocional. La inteligencia emocional para mí significa que tengo la capacidad para identificar mis diferentes emociones y permitirles informarme con su sabiduría. Entonces y solo entonces, peudo escoger mi respuesta a cualquier situación dada en lugar de actuar en una forma instintiva. Cada emoción, he aprendido, tiene un regalo. Cuando transito mi miedo en lugar de reaccionar, encuentro claridad. Cuando contacto a personas apropiadas y disponibles con mi tristeza, encuentro conexión. El enfado es usualmente un indicador de que mis límites han sido cruzados y es activado mi poder personal para mi voz y acción correcta. El regalo del enfado es la fortaleza.

De la inteligencia emocional a la inteligencia espiritual

Mi adicción también me ha llevado a la inteligencia espiritual. Hay muchas cosas que puedo lograr en la vida con mi intención y acción correctas, pero el comportamiento adictivo requiere una intervención espiritual. “Addiction and Grace” es un libro de Gerald May que discute la exploración clásica de la relación entre la adicción y la espiritualidad. Para mí, buscar una solución espiritual con un poder superior hizo toda la diferencia. Ver una solución espiritual no significa que estoy libre de problemas. No. Significa que tomo mi parte de responsabilidad, por la acción que puedo tomar, y entonces suelto el resultado sabiendo que he hecho lo que soy capaz de hacer. La siguiente acción correcta me será revelada. Es un viaje espiritual y yo estoy en sociedad con una fuente espiritual, co-creando mi vida.
En el Budismo, la flor de loto representa despertar, crecimiento espiritual e iluminación. Sin embargo, la flor de loto comienza su vida bajo el agua rodeada de lodo y barro. Pienso que a veces, nosotros también, tenemos suciedad y barro emocional en nuestros comienzos. Puede ser la pérdida en nuestro sistema familiar que tal vez no sabemos como duelar de manera sana, o adicción y disfunción en los sistemas en los que crecimos. El tallo fuerte del loto empuja hacia arriba y se despliega en una bella flor abierta al mundo. Parece que necesitan el lodo para obtener un punto de apoyo fuerte.
Al entrar en el portal de mi propia adicción, mis sombras y mi profunda pena, encontré conexión espiritual, despertar emocional y pertenencia. Algunas veces el dolor que evitamos tiene los mejores regalos para nosotros. Justo como la flor de loto que crece fuerte desde sus inicios inusuales y sucios, hay una emergencia de belleza que surge eventualmente. La lucha hacia la luz nutre nuestra compasión y nuestros corazones se vuelven tiernos. Encontramos comunidad. La inteligencia emocional y espiritual llega a quienes valientemente sostienen su propia adicción y dolor como sagrados. Nos inclinamos hacia el poder del apoyo, la humildad y el despertar espiritual. Como nuestros ancestros nativos dicen, al sanarnos a nosotros mismos, sanamos siete generaciones adelante y siente generaciones atrás. Traemos nuestras fuertes y robustas raíces hacia la luz.

Sally Bartolameolli es una Facilitadora Grupal y Coach Certificada en Shadow Work® vive en  Houston, Texas. Lea más sobre Sally en su sitio web, BlessingsFromMary.com.

Este artículo apareció oritinalmente en el boletín gratuito de Noviembre 2016.

Fuente: https://shadowwork.com/shame-shadows-spirituality-sacredness-addiction/

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