Pequeños actos de Liberación - Alain De Botton

No es necesario un problema bien marcado: tendemos a situar los riesgos para nuestra felicidad en otro lugar - pero para una proporción de nosotros, el mayor obstáculo a nuestro florecimiento reposa en un grado de inhibición alto y persistente. Somos, en un rango de áreas, dolorosamente indecisos respecto a decir lo que queremos profundamente, apreciar en qué somos talentosos y seguir nuestros objetivos en el mundo con una cantidad decente de tenacidad, estrategia y coraje. Puede lucir como si nosotros pudiéramos ser simplemente bien educados y callados pero somos algo más pernicioso y dañino: avergonzados de lo que buscamos y en un sentido más amplio, de quiénes somos.
Parte de la razón por la que permanecemos dóciles por mucho tiempo es que imaginamos una vida más directa en términos inútilmente dramáticos. Nos imaginamos que implica movimientos radicales a gran escala y mayores molestias de las personas quenos importan, y entonces comprensiblemente nos retiramos del prospecto de desatar ofensa y caos. Pero esto no es lo que la franqueza invariablemente tiene que significar. Podríamos llegar a ver el asunto de decir lo que pensamos en términos más modestos, como una evolución en lugar de una revolución; y disfrutar unas medidas para cultivar confianza que sin embargo tienen la posibilidad de lentamente desgastar nuestra inútil timidez.
Podemos considerar un rango de movimientos diarios que señalen el camino hacia una forma más liberada de vivir.

1. Disfrutar nuestros logros

El tímido tiende a vivir - paradójicamente - en terror de ser acusado de alardear. Así que lo que sea que ellos hayan logrado, toman gran cuidado en esconderlo. Si algo ha ido bien, ellos públicamente lo atribuyen a la suerte y privadamente asumen que pronto vendrá algo mucho peor. Pero puede haber una oportunidad, de vez en cuando, para reconocer lo que ha ido bien. Uno puede tratar, en ocasiones, de dejar de rebajarse y abrirse respecto a un éxito en el que uno ha estado involucrado. Puede sentirse tan peligroso como el robo en una tienda, pero puede haber un beneficio genuino al evaluar y sentirse orgulloso de las propias fortalezas y virtudes.

2. Entrar en lugar de alejarse del miedo.

Estamos acostumbrados a tomar nuestros temores como timbres de alarma confiables. Si no queremos ir a la fiesta, debe ser porque las reuniones son peligrosas. Si no queremos comenzar una nueva iniciativa, debe ser porque el riesgo es insostenible. Pero algunas alarmas pueden activarse sin razón, simplemente porque hemos crecido sintiéndonos desconfiados de nosotros mismos. El miedo, que está allí en principio para ayudarnos a cuidar nuestros intereses, puede estar protegiéndonos de estar apropiadamente vivos. Podríamos - en ciertos puntos - necesitar escuchar una alarma, ignorarla completamente y seguir caminando.

3. Causar problemas para alguien más

Nuestro impulso siempre es adaptarnos a otras personas. Nos reímos de sus chistes, vamos con sus planes y tratamos de nunca revolver sus plumas. Pero adentro, podemos también estar muy enfadados, tener una legítima queja y algo importante que necesitamos decir o hacer que vaya contra la corriente. Y entonces, podríamos en momentos radicalmente incomodar a alguien, no para ser terco, sino porque hay un principio importante en juego al que no queremos renunciar esta vez. Podríamos aprender el sutil arte de ser, donde realmente importa, un pesado.

4. Coquetear

Ser inhibido es asumir que sería inoportuno y un poco chocante mostrarle a alguien que nos gusta y podría ser a su vez agradable. Nunca nos atreveríamos a hacer cumplidos o permitirnos mostrar nuestro entusiasmo. Después de todo, otras personas siempre tienen parejas, nunca somos su tipo y de todas formas somos siempre desagradables. Excepto que nada de eso es remotamente cierto. Hay una soledad en casi todos a la que podemos dar una respuesta apropiada.

5. Permanecer en cama un poco más

Nos aterroriza que nos consideren peresozos y nos defendemos contra sentimientos de desvalorización mediante agendas de trabajo heroicas y auto-disciplina de acero. Se siente más soportable estar permanentemente ocupado y en dolor. Pero podríamos empujar nuestro masoquismo e intentar, en una forma menor, ensayar algo que nunca hemos osado: un poco de insurrección. Podríamos ir a casa más temprano o tomarnos la mañana, podríamos aceptar un poco de auto-indulgencia, un poco de no importa lo que digan, pertenece a la economía de una vida bien vivida.

6. Darse un gusto

Parte de su vergüenza innata es posible que se manifieste a sí misma como una austeridad interior. Puede siempre sentirse mejor dejar de lado el placer, pero podríamos, en el nombre de nuestra salud mental, abandonar el hábito de toda la vida y algunas veces, sin culpa, simplemente soñar despiertos por unas horas, comprarnos una prenda de ropa costosa (preferiblemente en un color audaz) o entrar en una panadería y pedir un gran pedazo de ponqué de arándanos o una torta de crema Portuguesa (o dos).

7.  Ser (un poco) increíble

Usted es - sean cuales sean sus defectos, de los que he escuchado lo suficiente - parte de una creación cósmica, un extraordinariamente original y vibrante testigo del universo, que participa de la misma clase de la materia biológica que escribió Paradise Lost y enviada en cohetes a Jupiter - y poseída de sus propios momentos únicos de lirismo, revelaciones y brillo.

Un conjunto profundamente herético de pensamiento asoma en su cabeza: tal vez usted merece estar aquí. Tal vez no es inherentemente vergonzoso. Quizás se te permite amar y de vez en cuando, ser amado a cambio. Quizás puede estar cómodo con quién es, con lo que quiere y con todos los errores y vergüenzas que ha generado (como todos nosotros. Quizás nadie se quejaría si toma un pequeño paso de bebé hacia la libertad.

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