La sombra y el conocimiento de sí mismo
"Las partes menospreciadas de nosotros mismos que intentamos en vano de eliminar de nuestras vidas se proyectan sobre los otros y nos fuerzan a reconocerlas." - Jean Monbourquette
La sombra y el conocimiento de sí mismo
Sin el conocimiento de su sombra, es imposible en efecto de conocerse bien. El trabajo personal que uno efectúa sobre su sombra constituye una condición esencial para quien desea convertirse en una persona equilibrada y entera. Su reconocimiento y su reintegración permiten recuperar las partes de sí que uno a rechazado por miedo al rechazo social.
A lo largo de su desarrollo, puede ocurrir que uno sienta vergüenza o miedo frente a sentimientos o emociones, cualidades, talentos o aptitudes, intereses, ideas o actitudes, por miedo a que sean menospreciados en su entorno.
Entonces tenemos la tendencia a explulsarlos y a relegarlos en los laberintos del inconsciente. Sin embargo, estos elementos menospreciados de sí mismo, incluso una vez rechazados, sobreviven y buscan afirmarse. Si su propietario no reconoce su existencia, ellos se volverán contra él, le asustarán y le crearán serias preocupaciones de orden psicológico y social.
Hacer surgir los recursos inexplotados de su ser, tan amenazantes que puedan parecer, permitirá que sean apropiados y reintegrados. Uno cumplirá así la primera condición de todo desarrollo humano: "Conócete a tí mismo", célebre precepto inscrito ene l portal del templo de Delfos.
Fuente: http://www.editions-arqa.com/editions-arqa/
La sombra y el conocimiento de sí mismo
Sin el conocimiento de su sombra, es imposible en efecto de conocerse bien. El trabajo personal que uno efectúa sobre su sombra constituye una condición esencial para quien desea convertirse en una persona equilibrada y entera. Su reconocimiento y su reintegración permiten recuperar las partes de sí que uno a rechazado por miedo al rechazo social.
A lo largo de su desarrollo, puede ocurrir que uno sienta vergüenza o miedo frente a sentimientos o emociones, cualidades, talentos o aptitudes, intereses, ideas o actitudes, por miedo a que sean menospreciados en su entorno.
Entonces tenemos la tendencia a explulsarlos y a relegarlos en los laberintos del inconsciente. Sin embargo, estos elementos menospreciados de sí mismo, incluso una vez rechazados, sobreviven y buscan afirmarse. Si su propietario no reconoce su existencia, ellos se volverán contra él, le asustarán y le crearán serias preocupaciones de orden psicológico y social.
Hacer surgir los recursos inexplotados de su ser, tan amenazantes que puedan parecer, permitirá que sean apropiados y reintegrados. Uno cumplirá así la primera condición de todo desarrollo humano: "Conócete a tí mismo", célebre precepto inscrito ene l portal del templo de Delfos.
Fuente: http://www.editions-arqa.com/editions-arqa/
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