La Parábola de las Orugas Malvadas - Sergi Torres

En mi casa hay un rosal de rosas color malva; su belleza es una fiesta de color, ternura y aroma. En una ocasión me di cuenta de que algunas hojas estaban siendo devoradas por algún tipo de insecto.
.
Con curiosidad y también con muchas ganas de poner fin a aquello, me acerqué a buscar la causa del delito biológico. Cuatro orugas vestidas de tonalidades verdes y pinchos amenazadores parecían hacer la siesta mientras digerían la porción de la hoja que le faltaba al rosal y que se habían comido durante aquella mañana.
.
El primer sentimiento que salió a escena fue de desagrado. “Qué malvadas son estas orugas! Sácalas de mi delicado rosal ahora mismo!” gritaba el pensamiento dentro de mi cabeza.
.
Me dispuse a sentir lo que sentía y a pensar lo que pensaba, mirándolo sin hacer nada. Di tiempo para ver qué había en esa situación que yo no veía, nublado como estaba por mi sensación de injusticia.
En ese tiempo de silencio me pregunté: ¿quién soy yo para decidir lo que es correcto y lo que no en esta situación regida por la naturaleza? Entonces apareció un sentir de paz y alegría por los que decidí apostar en lugar de hacerlo por dicha injusticia.
.
Cada día iba a contemplar la situación: las orugas cada vez más gorditas y el rosal con menos hojas enteras. Un día las orugas habían desaparecido. A los pocos días el rosal estaba lleno de nuevos brotes verdes que pedían paso a la vida con mucha fuerza.
.
Una tarde, mientras regaba las plantas, llegué al rosal, y apareció de detrás de una hoja una bella mariposa de dos tonos de amarillo, que voló perdiéndose por detrás de unos arbustos. La belleza de la mariposa y del momento en el que ella apareció por sorpresa era obvia, pero la belleza de la enseñanza lo era aún más.
.
¿Cuántas veces en mi vida había eliminado “situaciones oruga” y no había llegado a contemplar las “situaciones mariposa” en las que estaban llamadas a transformarse?

Commentaires

Articles les plus consultés