El hilo rojo del destino

(Castalia Estudios de iconología)
El hilo aparece referenciado en muchas culturas y creencias como punto de unión y está estrechamente ligado con la idea del destino.
En la Grecia clásica se habla de las Moiras, una triada de diosas que controlan el hilo del destino de los humanos, desde su inicio hasta su fin.
La mitología romana nos presenta a las Parcas que cumplen la misma función, y los nórdicos hablan de las Nornas, quiénes también controlan nuestro destino.
En Oriente, con origen Chino, aparece una leyenda anónima popular que nos adentra al efecto mágico del hilo, El Hilo Rojo.
La idea que nos plantea dicha leyenda es que todas las personas están destinadas a tener un lazo afectivo con otras, ya sea en un sentido romántico o en un sentido afectivo más familiar, y esta unión creada por el destino esta representada por un hilo rojo que une a las dos personas a través del dedo meñique.
La leyenda China nos habla del Abuelo de la Luna, un anciano que vive en ella y sale cada noche en la búsqueda de las almas que están predestinadas a unirse en la tierra. Cuando las encuentra, para evitar que se pierdan les ata el hilo rojo. Al ser una leyenda de transmisión oral hay variantes, hay quien habla de la unión de las almas, o que el Abuelo de la Luna va a visitar a los recién nacidos y los une.
Esta historia es usada mucho por los padres adoptantes orientales, para explicar a sus hijos adoptivos esa unión que, no es de sangre, que les une. En Japón el Unmei no akai ito (“El hilo rojo del destino), habla más de la vertiente romántica de la narración, centrándose en los enamorados. La función que realiza es la misma que la del Cupido romano, quién con sus flechas de punta dorada creaba el amor entre dos personas, mientras que con las de punta de plomo creaba el odio.
- Curiosidad: La idea del hilo rojo atado al meñique proviene de la arteria ulnar, que conecta el corazón con el dedo meñique, lo cual crea la creencia de la unión directa a los sentimientos. Este dogma nos argumenta también otros rituales orientales, como el de zanjar una promesa entrelazando los dedos meñiques.

Fuente: www.facebook.com/castaliaestudiosdeiconologia

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