Sobre reafirmarse a sí mismo - Alain De Botton

Una de las razones por las que nuestras vidas son más difíciles de lo que podrían ser es que la mayoría de nosotros no tenemos un manejo firme en el arte de la asertividad madura, esto es la habilidad de proponer nuestros intereses frente a la opinión de una forma creíble, digna, serena y efectiva. Diariamente estamos enfrentados a desafíos para nuestras posturas que nos obligan a encontrar una voz: una pareja que nos niega sutilmente el afecto, un colega que socava sus propuestas de manera maligna, un padre que pisotea nuestras aspiraciones. Y en respuesta, tendemos a comportarnos en dos formas igualmente desafortunadas.
Fue el genio de Aristóteles, el primer explorador sistemático de las emociones humanas en Occidente, que vio que la madurez reposa a menudo en un punto medio entre dos extremos. Su Etica a Nicomaco promueve una famosa mesa de tres patas delineando formas ideales de comportamiento - junto con sus dos desviaciones característicamente deficientes o excesivas.

Vicio de Deficiencia:

Cobardía
Desvergüenza
Mezquindad

Vicio de Exceso:

Precipitación
Timidez
Vulgaridad

Medio Dorado:

Coraje
Modestia
Munificencia

Y, para seguir el modelo, en el caso del tema a la mano, podemos agregar una linea adicional:

Queja
Afirmación
Rabia

En respuesta a amenazas, típicamente seguimos uno de dos caminos. Podemos no decir nada: después de todos quiénes somos para hablar, porqué alguien escucharía; ¿cómo nos atrevemos? Nada de esto nos detiene de odiar y maldecir adentro. O si no, embotellamos las toxinas hasta que han creado una gran fuerza y entonces dejamos que se escape en una diatriba de insultos, acusaciones rabiosas y resentimiento sulgúrico que de un golpe destruye la credibilidad de cualquier coas que podamos haber tratado de exprear - y asegura que podemos de forma segura ser puestos en una caja tiránica y volátil etiquetada.
En la raíz de nuestras fallas tiende a descansar un problema psicológico tristemente familiar sobre todo: el auto-odio. Esto es porque no hemos aprendido a amarnos y a respetarnos a nosotros mismos (de hecho, el mismo concepto suena instintivamente extraño y de alguna forma desagradable) que no decimos nada, confiando en que no tenemos derecho de tomar seriamente nuestras propias posturas. Asociado con esto está una desesperación frente a la posibilidad de cualquier forma de comprensión inter-humana avanzada. No tenemos experiencia de diálogo que funcione, de alguien aclarando su garganta, disculpándose por ser un fastidio y entonces calmadamente y elocuentemente articulando un punto - solamente para que su interlocutor ceda, le agradezca por hablar y le prometa mirar las cosas de una forma distinta en el futuro. Nuestro mundo interior en cambio está poblado de imágenes de sombras, tiranos poderosos que no escuchan y siervos mansos sin ningún derecho a existir. O si no, desde una forma asociada de auto-sospecha, apresuramos nuestra lección y haciendo un asalto tonto en la integridad de nuestro oponente, esencialmente nos probamos a nosotros mismos que sabíamos que nunca podría funcionar.
.
Puede - debe ser dicho - ser extremadamente agotador ser asertivo constantemente. A lo largo de un día típico, enfrentaremos una serie de momentos en los cuales deberíamos tener el derecho de decir lo que pensamos apropiadamente, cortés y firmemente a la vez, con determinación y respetuosamente. Por supuesto, hubiera ayudado si tuviésemos un entrenamiento temprano: una de esas infancias que se leen en los manuales de psicología, del tipo que un padre le pregunta a su hijo molesto de tres años: "Querido, ¿cómo te sientes al respecto?" y escucha la respuesta - en lugar de decirle que deje de ser tan tonto o que lo ataque por ser desconsiderado debido al día tan duro que ha tenido en la oficina.
El desafío de dominar la asertividad muy frecuentemente carece de dignidad. Debemos verla como uno de los mayores obstáculos psicológicos; haber aprendido cómo ser asertivos de manera firme y gentil puede ser considerado un logro no menos merecedor de celebración que subir una montaña o hacer una fortuna - y mucho más útil.
Debemos afirmarnos no porque siempre vaya a funcionar; de hecho un poco de pesimismo puede ser de gran ayuda, porque es cuando sabemos que las personas pueden no comprender en absoluto que ya no nos sentimos tan desesperados de que lo deban hacer. Debemos ser asertivos independientemente de los resultados porque nos dará una importante sensación de nuestra propia voluntad y fuerza. Y nos retorceremos menos.
Para ponernos en marcha, ahora mismo, podríamos considerar donde estamos siendo gentilmente pero severamente pisoteados por quienes nos rodean: personas que están diciéndonos de forma conveniente y lista que todo es nuestra culpa, o que esperan que hagamos el trabajo pesado, o que confían en que nosotros vamos a sonreir y a tolerar su mal temperamento. Inusualmente para nosotros, apropiadamente podríamos considerar que la vida no va a continuar para siempre, que tenemos el derecho de estar aquí y que hay una pequeña pero justa posibilidad de ser comprendido - y entonces, por una vez, más que simplemente no decir o gritar, podemos esperar hasta que estemos descansados y sintiéndonos gentiles con nosotros mismos y ocupar una porción del terreno medio  Aristotélico muy poco familiar, pronunciando pacientemente unas palabras mágicas: "Me encantaría si pudiéramos tener una charla rápida en algún momento. Cuando sea conveniente. Hay algo que sería genial discutir..."


Commentaires

Articles les plus consultés