Síndrome de la mujer empoderada - Lorena Cuendias

Llevo ya tiempo observando el síndrome de la mujer empoderada. Cada vez me parece más difuso y confuso. Otra de las jaulas espirituales del movimiento New Cage (Sí, está bien escrito, New cage).
Y en paralelo, llegan a mi consulta mujeres anhelando conexiones profundas, primero con ellas mismas, con sus cuerpos, luego con sus compañeros, o con otras personas o con alguien y con la Vida misma.
Mujeres con sus úteros enfermos y sus cuerpos tensos y rígidos. Desconectadas de su ciclicidad. Mujeres que quieren ser madres pero sus cuerpos están tan rígidos y su energía femenina tan bloqueada y distorsionada, que sus cuerpos no saben cómo organizarse para ello. La información celular es tan confusa, que solo hay dolor.
Una mujer empoderada no es una mujer masculinizada.
No es una mujer que viste una máscara de poder y control. Una mujer empoderada no es una mujer que se impone. No es una mujer que juega a ser hombre. El poder desde la energía masculina es un falso poder, pero la mayoría no sabe que su sistema operativo funciona desde ahí. Se han identificado tanto con él, que piensan que son ellas mismas y que esa es su esencia y se sienten muy “empoderadas” pero terriblemente vacías.
Las mujeres nacemos deseando una conexión emocional profunda, con otras mujeres, con los hombres y con el planeta. No sabemos conectar a otro nivel, esa es nuestra esencia: Profundidad, pero hemos sido educadas para reprimir nuestro ser real y pasar de puntillas por la superficie de la Vida.
Así creamos interminables interacciones superficiales que no van a ninguna parte y, por lo tanto, terminan en situaciones en las que la conexión nunca puede suceder.
Se nos ha enseñado a usar todas las partes equivocadas de nosotras para crear conexión y amor: nuestro físico, nuestra sexualidad, nuestra apariencia, nuestra inteligencia ….
Necesitamos dejar de hacer lo que sabemos que no funciona. No necesitamos meternos en más jaulas ni ponernos más etiquetas.
Necesitamos volver a nuestra esencia: Sentir
Poder, es permitirte la suficiente vulnerabilidad de mostrarte tal y como eres, cruda, salvaje, viva, real. Permitirte sentir en toda la franja de frecuencias.
Poder es pasar del llanto a la risa en menos de un minuto. Poder es el huracán dentro de ti cuando se comete una injusticia. Poder es decir NO o SI porque lo sientes, porque es tu Verdad y el grito de tu Alma. Poder es permitirte Ser todo lo que eres, expresar tu autenticidad y asumir el precio que te va a costar.
Poder es sostener a la niña en ti cuando te rechazan, cuando no te ven ni tan buena ni tan perfecta ni tan controlada ni tan eficiente ni siquiera tan lista, sin cerrar el corazón, sin tensar, sin ponerte rígida. Sin cerrarte.
Eso es poder. Sostenerte ahí con todo eso, bien plantada, honrando quien eres, con toda tu belleza y tu excentricidad y tu rareza y tu Luz y tus demonios y tu TODO. Así te quiero ver.
Ser TU es el arma más fuerte que tienes en todo tu arsenal como mujer.
Suelta el control. Permanece abierta emocionalmente. Ablándate sobre ti misma, permite que tu esencia fluida te impregne.
Escucho muchas veces “es que los hombres tienen miedo a la intimidad”… la energía masculina está diseñada para sostener nuestra fuerza huracanada. El continente del contenido. No es él quien tiene miedo de la intimidad. Somos nosotras las que tememos nuestra propia fuerza, nuestra capacidad de sentir salvajemente. Eso nos supone conectar con nuestro corazón y allí hay mucho material esperándonos.
Los hombres anhelan conexiones íntimas, pero no pueden conectarse íntimamente con otro hombre en forma de mujer. Eso les repele. Son dos imanes que se encuentran en la misma polaridad. No hay lugar para él, y energéticamente él lo percibe y lo siente. No hay lugar para él, ni en tu vida, ni en tu cuerpo ni en tu vagina.
Estar en tu energía masculina o femenina no tiene nada que ver con sexo o género. Tiene que ver con la forma en que te relacionas con el mundo.
Si te encuentras permanentemente haciendo listas y revisándolas, marcándote objetivos, sobre-funcionando, solucionando problemas, ejecutando, dando consejos, organizando, controlando…. es probable que estés proyectando mucha energía masculina en tu mundo. Y también es muy probable que estés absolutamente agotada y frustrada, porque es desde tu energía femenina, acuosa y nutridora, que te recargas y te regeneras, pero si no te polarizas en ella, te desgastas, te secas, como una flor, vas lánguida y mortecina por la Vida. Te falta alegría, te falta el gozo interior que hace brillar tus ojos. Es mientras dormimos que nuestros organismo se regeneran. Es en nuestra energía femenina, que nuestro corazón se riega y descansa.
Tenemos el poder de movernos con fluidez entre las energías masculinas y femeninas, y saber lo que estamos sintiendo aunque no sepamos por qué. Nos resulta más fácil acceder a nuestro universo emocional.
No hay nada más magnético que una mujer que se encuentra cómoda con y expresa su energía femenina. Esto crea un espacio para que otros puedan conectar con sus emociones. Y no hay nada que más queramos. ¿No es esto poder?. Es el poder de transportar a otros de sus cabezas a sus corazones y mostrarles sus paisajes salvajes.
Esto es poder para mí.
Muchas mujeres no pueden crear vínculos profundos con un hombre porque lo están intentando desde su mente, y el diálogo va de una cabeza a otra cabeza. Ahí no pasa nada profundo. Cuando tú bajas a tu corazón, y hablas desde ahí, el otro conecta con su propio corazón, y ahí sí, ahí sucede la magia. Ahí haces espacio para que el otro pueda sentirse seguro, como tú ya lo estás en tu propio Ser.
Y en ese lugar puedes parar y dejar de controlar, de hacer listas, de cumplir plannings.
La tarea más importante para las mujeres hoy, y la pieza del rompecabezas con la que todos hemos perdido contacto, es volver a aprender cómo, simplemente SER.
El simple hecho de ser, magnetiza en lugar de perseguir, intuye en lugar de pensar y controlar. A menudo se trata de "no hacer".
No tratar de complacer, no tratar de manejar situaciones, no pretender o fingir. Dejar de Vivir desde la lucha y el esfuerzo permanente y confiar.
Eso es poder, el poder de permitirte Ser. Sin manguitos, sin ruedines, sin flotadores. SER. Sin manipular, controlar, apretar, tirar, agarrar, sujetar, retener.
SER. A pecho descubierto.
Eso sí es poder.
Lorena Cuendias, Mujer Alquimia

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