Las formas más dañinas del Patriarcado pasan a través de la Madre - Bethany Webster

El patriarcado es la organización social de una cultura en la que los hombres sostienen más poder que las mujeres. Es un malentendido común que los hombres son el único problema del patriarcado. Muchos continúan creyendo que solamente los hombres perpetúan el pensamiento patriarcal. Sin embargo, las mujeres también perpetúan actitudes patriarcales.
La mayoría de nosotros aprendimos el pensamiento patriarcal en nuestras familias y es usualmente enseñado inconscientemente por las madres. Esto puede ser particularmente dañino para las hijas y para su habilidad de florecer como mujeres empoderadas porque el tratamiento que la madre da a su hija queda internalizado como su propio sentido de sí misma. Los mensajes patriarcales que reciben las hijas de sus madres son más insidiosos y dañinos que cualquiera de los mensajes culturales combinados. ¿Por qué? Porque ellos vienen de una persona a la que la hija debe vincularse para sobrevivir.
La Herida de la Madre es un producto del patriarcado. En un nivel personal, es la proyección de la madre de sus propias heridas no sanadas sobre la hija. Y en un nivel colectivo, son los mecanismos disfuncionales de afrontamiento que han resultado de generaciones de opresión femenina. El patriarcado distorsiona las dinámicas entre madres e hijas que las dejan desempoderadas.
El hilo patriarcal que atraviesa todas las dinámicas disfuncionales entre madres e hijas es la demanda de obediencia a cambio de amor.
Las dinámicas entre madres e hijas que causan dolor tienen una similitud. No importa si una madre es  negligente en un extremo del espectro o invasiva en el otro extremo; el mismo mensaje patriarcal es transmitido, que es que ese cumplimiento es requerido para ser aceptada. Uno podría decir que ese es el mensaje central del patriarcado tanto para hombres como para mujeres. No serás amado a menos que obedezcas. Este mensaje nos permea desde todas las facetas de la sociedad: educación, religión, gobiernos y medios de comunicación.
"Tenemos que destacar las formas en que las mujeres perpetúan y sostienen la cultura patriarcal." - Bell Hooks
Con el fin de estar totalmente empoderadas, realizadas y plenas, como mujeres debemos ser desleales al patriarca en nuestras madres y consecuentemente, el patriarca en nosotras mismas.
El impacto de las creencias patriarcales de una madre son especialmente devastadoras para el desarrollo personal y el proceso de individuación de una hija. Es más probable para las hijas, que para los hijos, ver a sus madres como víctimas de sus propios sueños no vividos, de la falta de oportunidad o de haber sido devaluada por los hombres. Debido a la simpatía de la hija por la dificil situación de su madre, es más probable que absorba el dolor de su madre como propio, creando un enredo tóxico que le impide florecer en su propia vida. Entre más inconscientes y más severas son las heridas no sanadas de la madre, más amenazada se sentirá por la separación e individualidad de su hija. Así el vínculo madre/hija puede ser forjado en un ambiente de dolor que las mantiene bloqueadas a las dos.
Entre más espaciosa y amorosa es una mujer hacia sí misma, más puede ofrecerle eso a su hija. Una madre no puede darle a su hija el soporte, el amor, la guía y el empoderamiento que ella misma no tiene. Si una mujer no tiene ese modelo saludable de auto-amor en su madre, ella tiene que buscar esos modelos en otro lugar.
La atadura patriarcal es que le dicen a las mujeres que ellas deben ser exitosas pero no tan exitosas; sexys pero no muy sexys; fuertes pero no tan fuertes, etc. Las madres pueden perpetuar esto sin intención desde una necesidad inconsciente de evitar ser provocada por su hija. Si su hija permanece desempoderada, pequeña y siempre un poco dudosa de sí misma, entonces la madre elimina la posibilidad de que su hija disparará el dolor no reconocido en su interior que ella preferiría ignorar.
Para una madre inconsciente, profunamente herida, una hija desempoderada es el antídoto perfecto para su miseria porque ella permite que la madre mantenga una ilusión de poder personal sin tener que hacer el trabajo duro de auto-crecimiento y sanación. Si la hija es empoderada, floreciente, feliz y plena, la madre herida probablemente se enfrentaría con la tarea de confrontar su dolor no sanado.
Una madre puede desplegar externamente una fachada de calma y amabilidad pero bajo la superficie puede acechar una sensación de empobrecimiento emocional que se expresa primariamente en relación con su hija quien debe cargar la proyección de sus no apropiadas heridas. Algunas dinámicas comunes son la "Reina" madre cuyo mensaje rígido y dominante es "¡No me contraries!" o la madre "Niña abandonada" cuyo mensaje de víctima indefensa es "¡No me abandones!"
El mensaje tácito a la hija es: "Tu empoderamiento es inaceptable". El empoderamiento de la hija es inaceptable porque le recuerda a la madre sus pérdidas no dueladas o su rabia inexpresada que su familia y su cultura, desde el patriarcado, le dijeron a la madre que no sintiera. Una madre puede experimentar el empoderamiento de su hija como una traición, un rechazo personal o un desprecio. Su mensaje inconsciente a la hija puede ser "¡Obedecí el mandato patriarcal de permanecer pequeña y no amenazante. Tu tienes que obedecer también! ¡Regresa a la fila!"
Una hija empoderada es un estímulo para las partes no sanadas de la madre se presenten y sean sanadas en ella misma. Una madre herida puede confundir el dolor que ella siente en la presencia de su hija con la culpa y responsabilidad de su hija, sin ver que el dolor estaba allí todo el tiempo y pertenece solamente a ella - la madre. De esta forma, la hija está realmente dándole a su madre un regalo. Su propia luz revela la sombra de su madre y el siguiente paso en su sanación. Si la madre es saludable y abierta, ella puede ver el regalo. Pero si la madre es inconsciente, profundamente herida y bloqueada, ella probablemente lo verá como una razón para arremeter en contra de la hija (de manera encubierta o abiertamente).
Ejemplos del juego de poder patriarcal de las madres:
- La hija es usada como su basurero emocional
- La madre es negligente, pero usa a la hija como una herramienta narcisista para llamar su atención
- La madre desaprueba a su hija si no se conforma a sus puntos de vista. "Su camino o la autopista".
- Tácticas manipulativas: distanciamiento frío, hostilidad abierta, hostigamiento, impredecible, competencia, celos, triangular a la hija contra otros familiares (Nota: todas estas dinámicas pueden desarrollar con un hijo también. Podrían ser características de enfermedad mental de la madre).
Notará que todas las dinámicas anteriores tienen que ver con una cosa: ganar poder y control. La madre que ha cedido su poder, lo buscará en otras formas. Esto es verdad para todos nosotros. Cuando cedemos nuestro poder, esto crea un vacío y nos vemos obligados a llenarlo de alguna forma, ucualmente a través de procesarlo o proyectarlo. Para una madre, el objetivo más fácil de proyección es su hija. Esto crea una cualidad vampírica a la relación: la hija permanece débil y la madre se siente fuerte. Sin embargo, esto no beneficia ni a la madre ni a la hija.
La única cosa a la que sirve esta dinámica es el "cuerpo del dolor" de la madre. El cuerpo del dolor femenino se preserva y se pasa a la siguiente generación en forma de Herida de la Madre.
El patriarcado evita que suceda una función humana muy importante, que es sentir la verdad de todas nuestras emociones. Hasta cierto punto, tanto hombres como mujers (niños y niñas) nos avergonzamos de nuestros sentimientos, ya sea mediante violencia, abuso o descuido, ya sea en nuestras familias o en la cultura en general. La vergüenza se debe a la creencia patriarcal de que las emociones son inherentemente débiles y deben ser reprimidas.
La tarea para cada uno de nosotros es metabolizar y procesar totalmente nuestro propio dolor. Al hacer esto, nos apropiamos de nuestras heridas, sentimos nuestro dolor y duelamos hasta el final, la energía de la herida se transforma en sabiduría, amor y poder. Esto significa para madres e hijas, la necesidad de una distancia emocional saludable donde cada una pueda experimentar su propio poder y libertad personal. Las dos necesitan apoyo y recursos para navegar su viaje exitosamente.
El patriarcado se trata de poder a toda costa. Una forma en la que el poder ha sido reunido es mediante ideas rígidas de lo que está bien y lo que está mal. Pero, en realidad, no hay un bien o mal absoluto, solo una multitud de preferencias y consecuencias. Al disolver cada vez más la carga de condeptos polarizadores como bien-mal, correcto-incorrecto, comienzan a abrirse infinitas posibilidades y los individuos pueden elegir lo que es realmente auténtico y correcto para ellos, sin miedo y sin vergüenza.
A nuestro alrededor vemos instituciones patriarcales que fracasan y se derrumban desde adentro: religiones, gobiernos, medios de comunicación, etc. La familia también es una institución patriarcal y las familias sentirán cada vez más la presión para cambiar y adaptarse a una nueva consciencia que está emergiendo. En el modo dominante del patriarcado, una familia disfuncional es amenazada por la individualidad de sus miembros. De esta forma, las madres patriarcales pueden ser amenazadas por la individualidad de sus hijas y pueden inconscientemente sabotearla. A medida que emerge una nueva forma de familia, siento que las familias serán más flexibles, incluyentes y acogedoras de la individualidad. Tal vez la misma definición de "familia" cambiará y se expandirá. Las personas que se llaman a ellas mismas familia, pueden no serlo por sangre sino por conexiones del alma que nutren mutuamente su viaje a descubrir y vivir su verdad auténtica. Este cambio cultural comienza en el nivel de los individuos que escogen hacer el trabajo de sanación y recuperación.
En generaciónes antiguas, había una creencia en el escape, una creencia en que podemos pretender que algo doloroso no existe y simplemente desaparecerá. Había una creencia de que sería una recompenza al pretender. Muchos están descubriendo que esa ventaja nunca llega. Las generaciones posteriores de padres dirían "No quiero arruinar a mis hijos en la forma en que fui arruinado por mis padres" y piensan que fue suficiente evitar que eso pase. Sólamente saber que no quiere pasar el dolor generacional no es suficiente. Toma muchos, muchos años de trabajo interior enfocado para detener ciclos de dolor inter-generacional. Y entonces nada es más importante o satisfactorio que este viaje. Podemos apoyarnos unos a otros para tener el coraje, la ayuda y las herramientas para llegar al otro lado.
Para las mujeres, el viaje de sanación de la Herida de la Madre es precisamente lo que libera a sus hijas de este doloroso legado.
Para ser mujers completas y empoderadas, tenemos que ser desleales al patriarcado en nuestras madres. Tenemos que decir no. Tenemos que devolver el dolor que nuestras madres nos pidieron cargar por ellas, para que ellas puedan sostener sus propios caminos de sanación. Debemos rehusarnos a renunciar a nuestro poder para alimentar el cuerpo del dolor de nuestras madres, que finalmente, es un regalo para ellas y para el mundo. Es el tiempo para que nos honremos a nosotras mismas. Es el tiempo para que las mujeres sanen la Herida de la Mujer. Tenemos que hacer algo dificil y sagrado que es centrarnos en nuestra propia sanación para que finalmente nos experimentemos a nosotras mismas como un completas y modelemos este nuevo nivel de totalidad para nuestras hijas y las mujeres del futuro.
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Preguntas para madres de reflexión sobre honrarse a ellas mismas y despejar el camino para sus hijas
¿Qué necesito de mi propia madre que no obtuve? ¿En qué formas puedo estar yo inconscientemente proyectando estas necesidades en mi hija o en otras personas?
¿Estoy obteniendo el maternaje y nutrición que necesito en mi vida diaria? Si no, ¿Cómo puedo suplir esas necesidades? (amigos, experiencias, herramientas, ayuda profesional)
¿Estoy descuidando las necesidades emocionales de mi hija? ¿Sus necesidades emocionales me incomodan? Si es así, ¿cuáles? ¿Qué despiertan en mí?
¿Estoy pidiándole a mi hija que sea mi madre en alguna forma? Si es así, ¿Cuáles son las formas en las que puedo obtener el apoyo que necesito, y así no ponga esa carga en mi hija?
¿Siento alguna rabia o resentimiento respecto a ser mamá? Si es así, ¿cuáles son las formas seguras y saludables en las que peudo procesar esto y trabajarlo?
¿Me siento celosa o amenazada por mi hija? Si es así, ¿Porqué? ¿Cómo se manifiesta esto en mis interacciones diarias con mi hija? ¿Cómo puedo encontrar una forma segura, saludable para procesar esto?
¿Qué limitaciones tuve que aceptar sobre mí misma como una niña a la edad de mi hija? ¿Cómo impactó en mi vida? ¿Cómo puedo apoyar a mi hija en no aceptar esas mismas limitaciones?
¿Cómo puedo demostrarle a mi hija que me valoro a mi misma?
¿Qué surge cuenod reflexiono sobre mi hija teniendo más oportunidades que yo?
¿En qué formas puedo estar pasando esa creencia en limitaciones? ¿Cómo puedo cambiarlo?
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Gracias por su lectura.
¿Cómo los puntos de vista del patriarcado le impactaron a usted y a su relación con las mujeres en su familia?
¿Ha resonado este artículo con usted?

Art credits: Maria Pace-Wynters
© Bethany Webster 2014 - 2018

Fuente: https://womboflight.com/the-most-insidious-forms-of-patriarchy-pass-through-the-mother

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