El simbolismo de atravesar el agua.

En el I- Ching está escrito que, en ciertas situaciones de la vida, hay que atravesar las grandes aguas.
¿Que son las grandes aguas?
El gran agua es un símbolo, una metáfora del inconsciente, pero también de lo oculto, de lo que se esconde bajo el brillo superficial, lo femenino, lo materno, el impulso vital y la sexualidad.
Si observamos el recorrido del héroe mítico, en películas, cuentos, mitologías de distintas partes del mundo, nos vamos a encontrar con un relato en el que el héroe solar, atraviesa las grandes aguas de noche, en la oscuridad de lo materno.
En Psicología analítica se habla entonces de un proceso de re-infetación: re-ingresar en lo materno, para morir dentro de la caverna, el vientre del dragón, el vientre de la ballena, etc, para luego renacer con otro nombre, convertido en un hombre adulto, sin vestigios del niño ni del adolescente.
El proceso de atravesar lo femenino es dirigirse al encuentro de lo femenino, para luego ingresar, atravesarlo y, finalmente, resurgir renacido.
Es re-ingresar en el líquido amniótico para renacer. Eso significa atravesar la noche, lo cual muchas veces tiene que ver con la depresión, la angustia de muerte.
La persona al llegar a ese punto vital suele tener pensamientos sobre la muerte, una necesidad de darle muerte a algo de su vida que ya caducó, o que pertenece a una etapa anterior del desarrollo.
En el Budismo tibetano existe una práctica en la cual el meditador debe visualizar la imagen de Tara blanca, una manifestación femenina del Buda, y ese encuentro con la imagen proyectada tiene que servir para que la energía sexual se oriente a los fines de la práctica budista: la iluminación, el despertar espiritual y un despertar de compasión que implica liberar del sufrimiento a otros seres humanos.

¿Qué pasa cuando esto no ocurre? ¿Cómo es el hombre que no va al encuentro de lo femenino?

El hombre que no hace ese proceso no se puede renovar.
Es un hombre que acumula formas de ser, formas de hacer las cosas como un niño demandante (la madre hace cosas por él, por lo tanto el no necesita hacerlas, ni materiales, ni emocionales) como un adolescente enojado y distante emocionalmente, y finalmente, como un hombre adulto que tiene conductas y actitudes propios de un niño, o de un adolescente, sobre todo en lo referido a la cosificación de la mujer, la posesividad, los celos, el machismo sin ningún fundamento, esgrimiendo una postura de macho dominante pero desde un lugar sin poder, desde el miedo.
Son hombres que le temen a las mujeres, y que a veces llegar a agredir violar y hasta matar para tratar de controlar esa fuerza, esa energía que ellos no soportan porque no la pueden manejar.

¿Por qué no la pueden manejar?

No se puede controlar una fuerza vital, menos si uno no ha entrado en contacto, para conocer, experimentar, vivenciar esa fuerza. Cuando uno experimenta e integra a la psique esa parte, se canaliza esa fuerza vital y se direcciona.
Atravesar lo femenino es también dejarse atravesar, dejarse llevar para que la naturaleza trabaje por sí misma.

La invasión del ánima:

Jung hablaba de hombres invadidos por el ánima. Estos sujetos se caracterizan por cambios bruscos del estado de ánimo, son irritables, débiles y quisquillosos.
Es el tipo de hombre que aparece en el lenguaje vulgar descrito como ¨alunado¨ o ¨lunático¨ es decir que predomina la energía materna y lo femenino en la persona, y faltan los procesos solares del viaje del héroe.
Un ejemplo de dificultades del proceso lo podemos ver en los casos en que un sacerdote católico termina siendo un perverso sexual, que abusa de niños varones.
Esos sujetos no completaron el proceso de atravesar lo femenino, porque su desarrollo sexual y emocional se ve truncado en un momento de su adolescencia, y la líbido se fija a un proceso infantil, generando una perversión sexual donde el sujeto está aislado de lo femenino, está cómodamente ubicado en una institución patriarcal, donde abusar de un niño parece ser, para ellos, más posible que abusar de una niña, aunque también hay casos.
También el sujeto misógino, el que agrede con violencia a mujeres, es un ejemplo de una falla al conectar con lo femenino.
Son sujetos que solamente han conectado con el aspecto destructivo de la madre, la ¨madre terrible¨ y se convierten en agresores, hombres que odian a las mujeres y tratan de dominarlas a través de la fuerza violenta.
Agredir a la mujer es una conducta infantil muy temprana, si observamos como los bebés muerden, rasguñan y golpean a su madre, vamos a estar viendo necesidades básicas del ser humano, no solo de ser amamantados, sino de recibir un abrazo, una caricia, o un gesto de empatía emocional. El enojo hacia la mujer viene de una carencia básica.

Atravesar lo solar

Si atravesar lo femenino es cruzar el agua, pasar por lo solar es un viaje iniciático, una experiencia de fuego y sangre, de iluminación de la conciencia, es el momento en que aparece la luz en la psique, luego de un proceso oscuro, por ejemplo: una crisis depresiva.

Ejercicios
- Ejercicios y técnicas de meditación, en silencio y en la oscuridad, con los ojos cerrados, meterse en la oscuridad para percibir que es lo uno tiene que enfrentar, conectar, realizar, etc.
- Poner atención conciente a las formas del encuentro con lo femenino. Puede ser en forma de atracción, de rechazo, de confrontación, etc.
- Darle lugar y tiempo a cada proceso, actuar y hacer de acuerdo al momento, a veces es necesario conectarse con lo lunar, y a veces es más necesario hacer procesos solares.

Lic. Leonardo Varisco

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