La poética de la ensoñación

Para que no hubiese confusión con las realidades de la psicología de superficie, C:G:Jung tuvo la feliz idea de poner el masculino y el femenino de las profundidades bajo el doble signo de dos sustantivos latinos: animus y anima... El hombre mas viril, demasiado simplemente caracterizado por un animus fuerte, tiene también un anima, un anima que puede poseer manifestaciones paradojales. De igual modo, la mujer mas femenina tiene también determinaciones psíquicas que prueban en ella la existencia de un animus. La vida social moderna, con su competencia que "mezcla los géneros", nos enseña a refrenar las manifestaciones de la androginia. Pero en nuestras ensoñaciones, en su gran soledad, cuando estamos tan profundamente liberados que ni siquiera pensamos ya en las rivalidades virtuales, TODA NUESTRA ALMA SE IMPREGNA DE LAS INFLUENCIAS DEL ANIMA. "


de "La poética de la ensoñación" Gaston Bachelard

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