La noche oscura - Eduardo Grecco

El propósito de la noche oscura es que la personalidad se sujete a la voluntad del alma. Cuanto más cercana está la personalidad al alma más escucha y obedece su voz. La conciencia más desea lo que el alma desea. Las esencias florales nos conducen a la trasmutación de los intereses yoicos acorde a los fines del diseño del alma.
Hay una ilustrativa frase de San Juan de la Cruz: Donde lo que tú quieres que pida pido, y lo que no quieres no quiero, ni aún puedo, ni me pasa por pensamiento querer. Si bien esta frase fue escrita para describir una relación del hombre con Dios se aplica, de modo justo, al vínculo que debiera guardar la personalidad con el alma.
El maestro Eickhart señala que si una persona vive desde su centro, vive en la voluntad de Dios. Traducimos en términos bachianos: vive acorde al mandato del alma. Allí, en ese sitio, la persona está en su hogar, en los brazos de Dios, en el abrigo del alma.
Los terapeutas florales somos responsables de cumplir con la labor y el compromiso de portar la antorcha de este mensaje y, tal como señala Bach, es necesario que antes lo hayamos aceptado en nuestras vidas como algo real y vivo (lo hayamos encarnado). Para liberar a otros hay que, primero, liberarse uno mismo. Y todo esto nos conduce a comprender que la prescripción puede ser vista como un arte de arropar la noche oscura para que cincele las imperfecciones del alma de modo tal que, al final de su historia terrena, ella pueda decir: he aprendido. ¿Realizamos este mandato o preferimos la cómoda satisfacción de prescribir con la intención de que los síntomas dejen de morder cualquiera de los registros de la personalidad y el paciente se sienta feliz con sus logros? ¿Contribuimos a que, aunque no llegue a la cima de la montaña, alcance los placeres que le brindan los senderos de los bienes materiales y espirituales y se detenga en su proceso sin querer osar por el de la nadidad? Nadidad que no significa renunciar al disfrute de la vida y los gozos de la existencia, sino comprender aquella verdad de dice: quien a su alma abraza y escucha nada le falta. Eduardo
Pd. Mañana seguimos

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