El asentimiento libera - Joan Garriga

Es cierto que hay una fase en la vida en que las personas necesitan decir no a los padres, pero es un no conductual, de acción, no necesariamente de corazón. Es normal, en cierto momento, que exista esa necesidad de separarse, de diferenciarse, de hacerse grande con respecto a los padres. Sin embargo, si el hijo dice con el corazón a sus padres: «No, no tomo aquello que viene de vosotros porque no es lo que merezco», aunque se vaya a Australia seguirá notando una cuerda enorme que lo ata a sus padres a través del rechazo. Y si dice: «Me alegro de que os juntarais y me dierais la vida, y os doy las gracias y digo sí a la vida que me disteis y la aprovecho, y en todo lo bueno que vivo en mi vida os tengo presentes», entonces los padres se sienten grandes y el hijo se siente impulsado a la vida, y puede dejar a los padres y seguir su propio camino, poseer la vida, fecundarla, inyectar sus genes en el torrente de la vida, crear, arriesgar, vivir. Y de vez en cuando se volverá hacia sus padres y dirá de nuevo: «Gracias». El rechazo ata. El asentimiento libera, pues es amor. Lo dijo san Agustín: «Ama y sé libre». Joan Garriga

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