Celebrar el aburrimiento - Eduardo Grecco

Celebrar el aburrimiento. Parece una propuesta un poco fuera de lugar si se toma en cuenta que es uno de principales males del hombre moderno, junto con la soledad y la incomunicación. Pero, ¿Por qué llamarlo un mal? Es cierto que la persona aburrida siente que esta carcomida por el hueco de una existencia sin sentido y que trata de llenar ese desierto con ocupaciones, logros y placeres, para terminar, sin embargo, abrazado la desventura y la insatisfacción. En contraposición a esta mirada, pensadores como el filósofo Martin Heidegger, sustentan la idea que el aburrimiento provoca la toma de conciencia de haber llegado al fondo en el desmoronamiento personal y que, entonces, esta sensación podría convertirse en una herramienta para conducirnos a la experiencia de ser auténticos y relanzar nuestra existencia. Por otra parte, no son pocos los autores que vinculan el aburrimiento a un motivador de la creatividad. E inclusive, si se me permiten la libertad, hasta sería bueno imaginar que Luzbel, el ángel caído, decidió rebelarse de puro aburrido que estaba en un cielo tan igual todos los días. Y si, concebimos en este contexto al aburrimiento como el afecto producto de estar en contacto con todo aquello que no genera interés, es posible escribir un sencillo apunte para la clínica floral sobre Hornbeam como una esencia que nos conduce a hacer cosas interesantes. Eduardo

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