El que se quedó solo - Virginia Gawel

¿Fuiste el niño que se quedó solo?

Porque en la fila no eras tan rápido como los otros...
Porque los grandes no tenían tiempo o lugar en su corazón para ti...
Porque eras diferente, y no comprendían tu manera sensible de percibir la vida...
Porque los mayores estaban en duelo y no sabían cómo reír contigo...
Porque había secretos en la casa que no te decían, pero que palpabas con tus pequeñas inmensas antenas interiores...
Porque mostrabas alegría y sólo fuiste "el niño bueno" para que mamá o papá no se afligieran (y nadie sabía que estabas todo raspado por dentro)...
Porque los otros niños no te invitaban al juego pues te veían diferente, o bien se burlaban de ti...
Porque cuando todos se empujaban en la escuela y competían para ser el primero, tú andabas viendo cómo las últimas mariposas se confundían con las primeras hojas del otoño...
Porque algún perverso abusó de tu cuerpo o de tu inocencia, pero no pudiste decírselo a nadie, y te sentiste sucio (cuando el sucio era el perverso), y te sentiste malo (cuando el vil era el perverso), y te volviste mudo (porque te exigió silencio)...

Si fuiste esa criatura que se quedó sola, YA BASTA. BASTA HOY MISMO. Te pido que te le acerques despacito, despacito... Sé el adulto que ese niño necesitó. Que ya no se sienta solo y avergonzado. Que ame su singularidad y se sienta orgulloso de ella. Que juegue lo que no jugó, que ría lo que no rió, que llore lo que no lloró. YA NO SEAS ESE NIÑO SINO EL OTRO: EL QUE SE EXPANDE MÁS ALLÁ DE SU ESTATURA PARA ABRAZAR LA VIDA TODA. Abrázalo. No lo abandones: NO TE DEJES SOLO.

Abraza la Vida toda. Y mira a tu alrededor: entre todos esos grandes que ves, aunque no lo digan, la mayoría estuvo último en la fila: La mayoría fue el niño mudo al que se le enraizó el silencio, aun hasta ahora. FUE EL NIÑO SOLO. Abrázalos también. Abrázame.

SEAMOS, por fin, la Vida, la asombrosa Vida que se abre paso como las nuevas mariposas, como las hojas nuevas. Como tu alma, que siempre estuvo entera: nada pudo destruirla. Ningún trauma, ninguna antigua carencia, ni el abandono ni los viejos desamores puede embalsamar al espíritu de un niño que de adulto aprenda a amarse dignamente, con la modesta altivez de quien hizo de sus cicatrices un tatuaje que dice: "YO NO ME DEJO SOLO".

*Virginia Gawel*
www.centrotranspersonal.com.ar

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