Lengua
La lengua está en relación con la palabra. Nos facilita el decir las cosas con delicadeza, modula la voz y modifica o manipula la expresión que viene del interior a conveniencia nuestra, es decir, la lengua está en relación con la palabra, ejemplo: “No tener pelos en la lengua”, “Irse de la lengua”, “Tener lengua viperina”, etc.
La lengua también simboliza el sabor que tiene nuestra vida. Nos permite, gracias a sus yemas gustativas, diferenciar los sabores dulce, salado, ácido, amargo. También nos permite apreciar el sabor de lo que comemos, de lo que tragamos, de las experiencias que vivimos.
Los problemas de la lengua traducen la dificultad de decir las cosas con delicadeza. Por eso, a veces, nos acusamos de no habernos “mordido la lengua”, es decir, de haber sido indiscreto. Del mismo modo, pueden estar relacionados con un sentimiento de culpa por lo que hemos comido.
A veces nos duele la lengua por algo que no hemos dicho y que se nos ha quedado “en la punta de la lengua”.
Morderse la lengua se relaciona con la culpabilidad por lo que se acaba de decir o lo que uno se dispone a decir, como si se lo reprochara a uno mismo.
La inflamación de la lengua (glositis) es la consecuencia de no haber expresado la cólera que uno siente. Conflicto por no poder expresar la palabra que deseamos y, al mismo tiempo, tener que expresar una palabra que no deseamos pronunciar. También puede indicar que hay algo que nos impide saborear la vida.
La lengua pastosa traduce nuestra dificultad para expresarnos, por falta de confianza o por miedo a hacer el ridículo.
Al tratarse de un músculo, los problemas en la lengua también pueden expresar un sentimiento de impotencia por no poder atrapar el bocado: “he sido impotente para atrapar algo”.
Aprender a:
- aceptar y acoger las nuevas ideas, opiniones, experiencias, digerirlas y asimilarlas con calma analizando todos los aspectos, para expandir la mente y el espíritu.
Permitirnos:
- decir lo que sentimos, sin pensar que los demás van a condenarlo.
- saborear y disfrutar de los placeres de la vida.
La lengua también simboliza el sabor que tiene nuestra vida. Nos permite, gracias a sus yemas gustativas, diferenciar los sabores dulce, salado, ácido, amargo. También nos permite apreciar el sabor de lo que comemos, de lo que tragamos, de las experiencias que vivimos.
Los problemas de la lengua traducen la dificultad de decir las cosas con delicadeza. Por eso, a veces, nos acusamos de no habernos “mordido la lengua”, es decir, de haber sido indiscreto. Del mismo modo, pueden estar relacionados con un sentimiento de culpa por lo que hemos comido.
A veces nos duele la lengua por algo que no hemos dicho y que se nos ha quedado “en la punta de la lengua”.
Morderse la lengua se relaciona con la culpabilidad por lo que se acaba de decir o lo que uno se dispone a decir, como si se lo reprochara a uno mismo.
La inflamación de la lengua (glositis) es la consecuencia de no haber expresado la cólera que uno siente. Conflicto por no poder expresar la palabra que deseamos y, al mismo tiempo, tener que expresar una palabra que no deseamos pronunciar. También puede indicar que hay algo que nos impide saborear la vida.
La lengua pastosa traduce nuestra dificultad para expresarnos, por falta de confianza o por miedo a hacer el ridículo.
Al tratarse de un músculo, los problemas en la lengua también pueden expresar un sentimiento de impotencia por no poder atrapar el bocado: “he sido impotente para atrapar algo”.
Aprender a:
- aceptar y acoger las nuevas ideas, opiniones, experiencias, digerirlas y asimilarlas con calma analizando todos los aspectos, para expandir la mente y el espíritu.
Permitirnos:
- decir lo que sentimos, sin pensar que los demás van a condenarlo.
- saborear y disfrutar de los placeres de la vida.
Commentaires
Enregistrer un commentaire