Simbología de la Rata

En lo trascendente, la rata es portadora de suerte, pero la sobrenatural energía que emite, aunada a la repugnancia y a la desconfianza que históricamente ha suscitado, hacen que sólo pensar en ella resulte insufrible para muchos. Por esto, aunque no se le niega el imán que posee para atraer la riqueza, se la ve esencialmente como representación de la impureza, del ámbito excremental del que por naturaleza huye el espíritu inmaduro, el que no aprende que para alcanzar la máxima elevación antes es preciso bajar al inframundo y sumergirse en - ríos de inmundicia. La rata posee además otra irradiación muy violenta, la misma que la hace símbolo de la -venganza. Y como tal era también representación de Apolo, hijo del Sol. Muchos santos han manifestado poder contra las ratas, pero ninguno las acogió, comprendió y compadeció como se hizo, por ejemplo, con el lobo. La rata es asimismo la gran sanadora. Ha sido asociada a la medicina casi tanto como la serpiente misma y, de nuevo personificando a Apolo, se le señala por igual el poder para azotar con la peste que para curarla. Otro tanto se atribuye en la India al dios Rata, hijo de Rudra. En la mitología japonesa es la compañera de Daikoku, dios de la riqueza y la prosperidad. Y en China, la gente se inquieta cuando comprueba que un poblado se ha quedado sin ratas. En Siberia, todavía se considera tal eventualidad augurio de tiempos difíciles. Y no les falta razón: la rata es símbolo de enriquecimiento en un marco de pobreza.
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Saber que se está entre ratas suele ser una prueba para que el soñante establezca la elevación o consistencia de su espiritualidad. Si reacciona con horror, las ratas le impedirán el paso a la elevación, pero si consigue dominarse, sabrá que tiene ante sí todas las posibilidades de la vida y del más allá.
Sin embargo, los sueños con ratas seguirán siendo expresión de lo que de nosotros mismos creemos más repugnante. Y si las encontramos en algún lugar bajo tierra, como un sótano o un túnel, indicarán que el mal lo llevamos en el subconsciente. Pero si las hallamos en algún punto alto, como los pasillos de la casa o en un desván, será indicativo de que eso que consideramos tener de malo se halla en la estructura de nuestra personalidad, muy cerca de la consciencia, de modo que lo disimulamos o toleramos más o menos intencionalmente.

Fuente: Enciclopedia de los Sueños - Armando Carranza

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