¿Qué es la Individuación?

En el proceso de individuación, el individuo recorre cuatro etapas y encuentra tres arquetipos o modelos fundamentales. Se trata de una emergencia autónoma fuera del inconsciente colectivo, oceano de energía psíquica común a toda la humanidad donde "flota" la singularidad del individuo - su persona y su sombra o inconsciente individual). Los arquetipos, hogares o núcleos autónomos y organizados donde se acumula la energía vital, se expresan a través de los símbolos que actúan como transformadores de energía.

Las etapas del proceso

Primera etapa: despojo del Ego

Nuestro ego se imagina ser el centro de la psique, mientras que solo es una de sus estructuras. Identificarse toda su vida con su máscara, con su persona, inhibe el proceso de individuación e impide devenir Si-Mismo. Esta etapa permite descubrir que el ego-persona no es "todo". Descondicionarse - desidentificarse de su máscara - va de la mano con una apertura que desestabiliza para liberar mejor y reestructurar a un nivel superior de complejidad.

Segunda etapa: el encuentro con la sombra

Dejar de juzgar a los otros y las experiencias de acuerdo con convenciones y criterios de reconocimiento social hace posible aceptar los sistemas de valores distintos al propio, incluso opuestos y descubrir sus propios defectos. Sin buscar ya justificarse o moralizar, uno está listo a aceptar la parte oscura de Si-mismo, incluso si la asimilación de la sombra provoca, temporalmente comportamientos "impactantes". El individuo deja de juzgar al otro, pues ha comprendido el lado relativo del bien y del mal. Más comprensivo, más fraternal, más profundo y más imparcial, sobrepasa el dogmatismo, la moral o la anti-moral.

Tercera etapa: el encuentro con el arquetipo sexual (anima ou animus)

Consiste para el hombre en encontrar la parte femenina inconsciente de su psique (anima) y para la mujer su parte masculina (animus). La percepción del arquetipo pasa por mutaciones que irán a través de cuatro etapas: para el hombre, de la mujer animal hasta la encarnación de la sabiduría; para la mujer, desde el hombre vital y atlético al filósofo.
El arquetipo sexual, plenamente confrontado, pierde su poder de fascinación y se convierte en una función psíquica intermedia, situada entre la singularidad del sujeto y las profundidades del inconsciente colectivo. El anima no es más la mujer fatal sino el alma inspiradora. El animus deja de imponer sus dogmas y sus normas convencionales. Ellos se convierten en fuentes de inspiración y de creatividad. Entonces pueden fusionar el conocimiento (logos) del masculino y el sentimiento (eros) del femenino en un matrimonio sagrado.

Cuarta etapa: el encuentro con el arquetipo "luz"

El ego se encuentra confrontado a una potencialidad deslumbrante, fuente de poder, "el arquetipo luz", acompañado de imágenes poderosas que sugieren omnipotencia y omniprescencia. Quien cede a la tentación de identificarse con este arquetipo se siente poseedor de un poder supremo y cae en la psicosis de tomarse por Dios, un profeta o un enviado.
La inflación es tan frecuente en esta fase que "todo el mundo hace una incursión, en un momento o en otro. El individuo no sale de eso sino haciendo un acto de humildad". "Surge entonces de la transformación total: un arquetipo misterioso latente se activa, cuyas propiedades solo se descubren si el sujeto a podido liberarse de la inflación: el arquetipo de Si mismo"

El arquetipo del Si mismo: culminación del proceso de individuación

Después de esta etapa, todas las estructuras del individuo comienzan a reorganizarse hacia un centro que es el Si mismo. El ego individualizado a alcanzado su fin, el punto central más allá de toda definición racional, el Si mismo que corresponde para Jung al "Dios en nosotros". "La individuación no excluye al universo, ella lo incluye dice Jung, pues ella reintegra al hombre particular en el seno del arquetipo del hombre universal, portador de toda la experiencia de la humanidad.

Laura Winckler y Marie-FrançoiseTouret

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