Ejercicio para desarrollar tu sensibilidad - Alejandro Jodorowsky

No te tortures queriendo obtener la perfección espiritual, tu Ser Esencial, eliminando tu Ego. Acéptalo. Respétate en el estado que HOY estás, y comienza a conocerte sin tratar de huir de ti.
En un lugar tranquilo, inmovilízate en cualquier posición y, dejando de pensar, es decir calmando tu intelecto, concentra tu atención tratando de sentir cómo eres. Busca la máxima belleza de tus sentimientos y de tus deseos. Luego Imáginate que eres un(a) escultor(a). Vas a crear una obra de arte con tus manos:
Siente tus manos, su forma, su tamaño, su temperatura, su fuerza, su piel, su carne, sus huesos. Luego cambia tu percepción de ellas, siéntelas cada vez más pequeñas, hasta que lleguen a ser diminutas. Luego hazlas crecer hasta que sean enormes, como las de un gigante. Dales sensibilidad, temperaturas diversas, fuerzas diversas, suavidades y rasposidades. Alarga tus palmas y tus dedos, adelgázalos y engruésalos. Llena tus manos primero de oscuridad y luego de luz. Luego llénalas de indiferencia, después de emociones: manos de ocio, de amor, de ternura. Llénalas de inteligencia, de generosidad, de Dios. Haz de ellas un par de instrumentos llenos de cualidades.
Ahora comienza a sentir el espacio en que estás como una materia maleable. Con tus manos crea en el aire toda clase de formas, transmitiéndole a esas formas las cualidades que quieras y que ya le has dado a tus manos. Las formas que creas pueden ser figurativas o abstractas, desde pequeñas hasta enormes, desde simples hasta complejas.
Entra en tu escultura y créala alrededor de ti y luego sobre ti y bajo ti, formas imaginarias que sobrepasen el suelo y también el techo.
Cuando desarrolles esto y sientas un gran placer creativo, dedícate ahora, usando tu imaginación, a alargar tus brazos, largos, largos, hacia el fondo del horizonte hasta que atraviesen los límites del cosmos. Estíralos hacia arriba hasta que tus manos acaricien las estrellas... Hunde los brazos en el suelo hasta que tus manos lleguen a acaticiar el centro de la tierra... Y cuando hayas ya dominado esto comienza a esculpirte tú, primero todo tu cuerpo, sin temor de darle otra forma que la que tienes. Y por fin al mismo tiempo que lo moldeas, inyéctale tus más bellas sensaciones, crea a un ser de luz, es decir a una divinidad.
Nunca pierdas de vista que estás feliz trabajando contigo mismo(a) . No estás buscando nada que aún no seas. Estás haciendo mutar a tu ego.

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