El niño interno - Mariano Alameda

Algunas cualidades de los niños internos sanos:



Cuánto tenemos de curiosidad intrínseca en la vida y de capacidad de fascinación?
Todos los niños sanos tienen una innata capacidad de atención y de fascinación.
Vivimos en un mundo que es indescriptible e indescifrable, simpre tendríamos la posibilidad de andar fascinados - atraídos e impresionados- por el misterio.

Cuánto de optimismo tenemos innato? Cuánto tenemos de sensación de que todo irá bien?
El niño interior sano no se plantea si las cosas pueden ir mal. El niño tiene una infinita fe infantil en sí mismo y en sus padres.
Esa innata capacidad de optimismo es una sensación de confianza en sí mismo y de confianza en la realidad. No tiene que pensar, su comportamiento es esa confianza.
Comenzamos a pensar si tenemos o no tenemos confianza cuando ya no tenemos confianza!

Cuánto de valientes somos? Cuánto de arriesgados?
El niño interno sano es valiente y arriesgado, ni no ha sido traumatizado.
Tienen una especie de sabiduría natural que les protege.

Cuánto de resistentes somos? Cuánto somos capaces de aguantar algo?
Los niños tienen una infinita capacidad de resistencia, que tiende a la salud.

Cuánto nos queda de fácil vinculación con otros?
Un niño naturalmente sano establece la vinculación sin filtro.
Nosotros tenemos todo un recorrido de rituales para establecer una relación!
Estas capacidades que son infantiles, las perdemos por las estructuras del yo.
Cuanto más yo tengo yo, más yo le pongo al otro... entonces me empiezo a relacionar entre la idea que tengo yo de mí y la idea que tengo yo del otro... entonces ya no hay relación entre nadie.

Cuánto nos queda de capacidad emocional espontánea?
Cuánto podemos hacer como un niño, que llora y ríe espontáneamente y bien, dependiendo de lo que le pasa en el momento y se le pasa rápido eso?
Los estados emocionales son intensos, se expresan en libertad, tienen relación directa con lo que está sucediendo ahora y se pasa cuando el estímulo pasa.
No como nosotros que tenemos las emociones al revés, emociones que no tienen nada que ver con lo que nos está pasando, que duran mucho más de lo que dura el estímulo, que se quedan crónicas y perpetuas, y que no somos capaces de sentirlas cuando tenemos que sentirlas -ni las malas ni las buenas-, ni de transitar la que estamos sintiendo cuando no queremos sentirla.
Cuánto se nos ha perdido de la capacidad de la emoción sana, que nos permite curarnos inmediatamente?

Cuánto de inocente soy, en el sentido de estar en el presente, vivir en el ahora totalmente y estar orientado hacia el placer de manera natural?
Cuánto soy capaz de fundirme con la experiencia?
Si estoy en el pasado y en el futuro, ya estoy maquinando, he perdido la inocencia.
Si no estoy orientado al placer del disfrute, del juego, entonces ya estoy en el objetivo de lo que quiero hacer de ti, lo que quiero hacer de mí, ya no estoy en la inocencia...

Cuánto estoy unificado con la experiencia? Cuánto me queda de la capacidad de fundirme con la experiencia? Lo que llamaríamos capacidad de concentrarnos, en lugar de narrarnos la experiencia -que en realidad es la voz de nuestros padres...

Cuánto nos queda de esperanza en el futuro?
Los niños sanos creen que todo irá bien

Cuánto tenemos de voluntad y de ilusión por nuestro proyecto? Cuánto tenemos de ser positivos, autoconfiados y proyectar en el futuro el ideal.

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