Arquetipos y Divino Femenino - Jean Shinoda

Respondiendo a una pregunta sobre la definición de arquetipo:

"Veo el arquetipo como una posibilidad. Es lo que puede desarrollarse en la personalidad. Reposa mucho en la forma en la que uno podría poner cierta candidad de sal en una solución. La estructura cristalina es inherente, pero usted no la ve hasta que hay suficiente sustancia para hacerla cristalizar. Bajo ciertas condiciones, el patrón inherente constelará. Es lo mismo en la personalidad humana: dada una cierta energía, un cierto patrón, una cierta experiencia, una cierta cultura, algunos arquetipos constelarán."

Todos tenemos la posibilidad de encarnar muchos arquetipos:

"Hablo sobre los arquetipos que tienen que ver con la capacidad de establecer relaciones como los arquetipos vulnerables, y Demeter, la madre, es uno, y Hera, la esposa, es otro. Si usted tiene ese arquetipo en usted, seruna esposa es una necesidad profunda que siente. No está solo siguiendo lo que los demás le dicen que debe hacer. Con frecuencia una mujer puede tener una vida muy satisfactoria pero sentir, como una mujer describió "un vacío en su centro", porque no tenía un compañero. Ahora, alguien que tenga el patrón de Artemisa, que es una diosa virgen, o una en sí misma, vería la experiencia de matrimonio como potencialmente una prisión, más que gratificante, y una mujer fuerte en el tipo Perséfone podría considerarlo un rapto, pues ella no solamente estaría privada de su livertad sino secuestrada de si misma. 
Para algunas mujeres, la soledad es una expresión natural de quienes son. Prefieren pasar sus vidas sin un compañero íntimo. Se acostumbraba entrar en una orden contemplativa para cumplir ese patrón, pero nuestra sociedad de unión le hace ver como si hubiera algo malo en estar solo."

A continuación, explica el origen de las diferentes diosas:
"Todas las diosas surgieron de una Gran Diosa, ella era todo. Entonces cuando el patriarcado llegó, la Gran diosa desapareció de la consciencia, y las cualidades más especializadas fueron separadas de la unidad. Y veo que lo que vamos a hacer ahora es tomar esas partes escindidas de la Gran Diosa y recombinarlas e integrarlas en la psique. Lo que está emergiendo como posible es una mujer que tiene los atributos de muchas diosas, pero el resultado final es integrado."

Dr. Bolen también presenta los patrones interiores poderosos - arquetipos- que dan forma a las personalidades, carreras y relaciones personales de los hombres.
Si se ven estos arquetipos como contrapartes interiores del mundo exterior de estereotipos culturales, hombres y mujeres pueden ganar un sentido de totalidad e integración cuando lo que hacen es consistente con lo que son.
Desde los dioses autoritarios que buscan el poder como Zeus y Poseidón a los dioses de la creatividad (Apolo y Hefesto) hasta el sensual Dionisio. Los hombres puede identificar los dioses que los guían, decidir cuál cultivar y cuál superar, y cómo acceder al poder de esos arquetipos con el fin de enriquecer y fortalecer sus vidas.
Comprender qué Dioses le atraen y cuáles son compatibles con sus expectativas, descubre los orígenes de las relaciones padre-hijo y explora el profndo conflicto social entre el comportamiento nutriente y la necesidad de promover la masculinidad.

Sobre los aspectos de lo femenino divino:
"Hay muchas, muchas diosas arquetipales de todas las culturas de la Tierra. En la cosmología Budista encontramos a Kuan Yin, la diosa de la misericordia y la compasión - que es similar a María, la madre de Jesús en la teología Cristiana. En la cultura India, encontramos Sarasvati, la musa que inspira toda la música, poesía, drama y ciencia; como también Parvati, la esposa de Shiva y madre de Ganesha; Lakshmi, la diosa de riqueza y prosperidad; Durga, la diosa guerrera que defiende contra el diablo; y Kali, la destructora, que se deshace de lo que ya no sirve y abre el camino para una nueva vida.
En la cultura Occidental estamos muy influidos por las diosas antiguas Griegas y Romanas: Afrotita o su contraparte Romana, Venus, las diosas del amor; Demeter (Ceres), diosas de la agricultura; Artemisa (Diana), diosas de la caza y la naturaleza; Hestia (Vesta), diosas del hogar... 
En términos junguianos, estas mujeres no son diosas o personalidades para ser adoradas, es importante reconocer que todas estas diosas - y muchas más- fueron una vez parte del mito y la religión. Ellas fueron adoradas durante miles de años - desde antes de que el patriarcado dijera que solamente había un divino masculino. Hay ahora patrones latentes en el inconsciente colectivo, esperando ser imaginados y hechos parte consciente de nosotros.
El feminino divino no es una versión cruzada de la deidad masculina, la diosa no es un dios travestido! Sus atributos son diferentes. Mi sensación es que muchas personas que se sienten conectadas con el femenino divino la encuentran en su respuesta a la belleza en la naturaleza o en una respuesta de cuerpo y alma, a su presencia como energía sutil en relación con una persona o un lugar, mientras que lo divino masculino es con frecuencia percibido como una espiritualidad trascendente, una experiencia de espíritu, que ha evocado el culto. Las dos son experiencias numinosas y personales, inspiran sorpresa y tienen un compontente inefable, más allá de las palabras.
Cuando las diosas y sus atributos fueron asimilados, trivializados y demonizados - cuando Dios fue hecho solo masculino - las mujeres fueron dejadas sin nada con lo que identificarse. La Divinidad fue hechaha "Otro" y las cualidades femeninas no fueron asociadas con ello. A lo largo de mi carrera he comprendido y comunicado la relación entre la destrucción de las diosas y el tratamiento de las mujeres, el efecto de la ausencia de un femenino sagrado en la espiritualidad de las mujeres- en la espiritualidad de los dos géneros - y las consecuencias culturales, ambientales y globales de una teología que niega la legitimidad y valor -la santidad - de lo femenino, de la santificación de la materia, de la divina madre.

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