¿Qué es el pecado? - Curso de milagros
¿Qué es el pecado?
El pecado es demencia. Es lo que hace que la mente
pierda su cordura y trate de que las ilusiones ocupen el lugar de la verdad. Y
al estar loca, la mente ve ilusiones donde la verdad debería estar y donde
realmente está. El pecado dotó al cuerpo con ojos, pues, ¿qué iban a querer
contemplar los que están libres de pecado? ¿Para qué iban a querer la vista, el
sonido o el tacto? ¿Qué iban a querer oír o intentar asir? ¿Qué necesidad iban
a tener de los sentidos? Usar los sentidos es no saber. Y la verdad sólo se
compone de conocimiento y de nada más.
El cuerpo es el instrumento que la mente fabricó en su
afán por engañarse a sí misma. Su propósito es luchar. Mas el objetivo por el
que lucha puede cambiar. Y entonces el cuerpo lucha por otro objetivo. Lo que
ahora persigue lo determina el objetivo que la mente ha adoptado para sustituir
a la meta de engañarse a sí misma que antes tenía. La verdad puede ser su objetivo,
tanto como las mentiras. Y así, los sentidos buscarán lo que da fe de la
verdad.
El pecado es la morada de las ilusiones, las cuales
representan únicamente cosas imaginarias procedentes de pensamientos falsos. Las
ilusiones son la "prueba" de que lo que no es real lo es. El pecado
"prueba" que el Hijo de Dios es malvado, que la intemporalidad tiene
que tener un final y que la vida eterna sucumbirá ante la muerte. Y Dios Mismo
ha perdido al Hijo que ama, y de lo único que puede valerse para alcanzar Su
Plenitud es la corrupción; la muerte ha derrotado Su Voluntad para siempre, el
odio ha destruido el amor y la paz ha quedado extinta para siempre.
Los sueños de un loco son pavorosos y el pecado parece
ser ciertamente aterrador. Sin embargo, lo que el pecado percibe no es más que
un juego de niños. El Hijo de Dios puede jugar a haberse convertido en un
cuerpo que es presa de la maldad y de la culpabilidad, y a que su corta vida
acaba en la muerte. Mientras tanto, su Padre ha seguido derramando Su luz sobre
él y amándolo con un Amor eterno que sus pretensiones no pueden alterar en
absoluto.
¿Hasta cuándo, Hijo de Dios, vas a seguir jugando el
juego del pecado? ¿No es hora ya de abandonar esos juegos peligrosos? ¿Cuándo
vas a estar listo para regresar a tu hogar? ¿Hoy quizá? El pecado no existe. La
creación no ha cambiado. ¿Deseas aún seguir demorando tu regreso al Cielo? ¿Hasta
cuándo, santo Hijo de Dios, vas a seguir demorándote, hasta cuándo?
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