ESCUCHAR BIEN...

Aprender a escuchar “el bien”.
Si no me siento herida, si no me siento atacada, interpretar al otro se torna mucho más fácil.
Recuerdo experiencias en las que me he sentido agredida y comprendo que el dolor psicológico, el sufrimiento que he experimentado es producto de mis juicios y de la historia que me cuento al respecto. 
Todo tiene dos caras, puedo ser la víctima o la protagonista de mis historias. Yo quiero tener el poder de mantenerme equilibrada.
Comprendo que cuando me siento agredida no es tan simple interpretar al otro, sus palabras, sus comportamientos y sus acciones aparecen sesgadas.
Esto lo puedo comprender, cómo construyo mi interpretación de los actos de una persona que siento, me ha hecho daño y puedo ver la otra cara: lo que ese otro interpreta equivocadamente respecto a mis actos.
Un día alguien me dijo: qué te importa lo que el haga o diga, qué conoce el de tu ser ahora? 
Que sabe de mis intereses o de lo que yo quiero o espero de mi vida?
Comprendo que siempre estoy en un estado emocional, siempre tengo una predisposición para la acción.
Hay una pregunta muy importante que vale la pena hacer: 
  • Qué responsabilidad tengo yo en toda la situación? 
Si pienso que de alguna manera, yo he generado esa acción en el otro…
Puedo pensar que el otro se siente injustamente herido.
Puedo interpretar que el otro siente miedo, de que algo que no quiere suceda.
Puedo creer que el otro quiere defenderse, espera que le haga daño?
Puedo pensar que el otro se siente vulnerado en su autonomía, puede creer que le quito poder.
También puedo interpretar que el otro no se siente reconocido en su labor.
Puedo creer que el otro no se siente aceptado dentro de su sistema, ya sea familiar o de otro tipo.
Escuchar sistemas
Todo observador nace dentro de una familia, en una sociedad y está influido por su vivir. Los sistemas determinan la manera de ser de los individuos, determinan las acciones disponibles como lugares donde formamos relaciones y actuamos.
Algunos sistemas están determinados desde el miedo y no desde la confianza.
Otros sistemas pueden contienen fuerzas opuestas, que buscan enfrentarse, en lugar de reforzarse.
Escuchar a la persona es una parte de la escucha, otra parte es aprender a escuchar el sistema de donde viene.
El sistema es una parte importante del alma del individuo, comprender su sistema, nos da elementos para hacer sentido a su manera de ser, los sistemas condicionan, pero no determinan lo que somos.
Al escuchar quién me habla, a qué sistema pertenece? Observar los sistemas.
El beneficio es ver cómo cambia la mirada al comprender a qué sistema pertenece la persona.
Nuestras relaciones son como nuestras conversaciones.
La calidad de la relación está directamente relacionada con la calidad de la conversación.
Escuchar para hacer crecer las relaciones.
Esto se constituye en un espacio de aprendizaje, reflexionar cómo mejorar mis conversaciones.
Hacerme cargo de ellas, asumir mi responsabilidad.
La vida nos da continuamente oportunidades, experiencias de aprendizaje. El Universo nos entrega mensajes, para que salgamos de este observador que estamos siendo y de esta manera cambiar mi mirada.
Las relaciones pueden ser tan triviales o tan profundas como el nivel de conversación que manejemos en cada una de ellas.
Estas distinciones que van llegando pueden ayudar a “intervenir” en las relaciones que son realmente importantes en mi vida.
  • Qué es lo que está a mi alcance, con la información que tengo ahora?
  • Qué es lo que me une al otro? 
Cuando empezamos a escuchar de otra forma, a escuchar mejor… algo sucede… el otro se da cuenta y cambia.
Generamos esta transformación, simplemente al cambiar nuestro nivel de escucha.

"La escucha profunda es milagrosa tanto para quien escucha como para quien habla. Cuando alguien nos recibe con una escucha de corazón abierto, sin juzgar, intensamente interesada, nuestros espíritus se expanden." - Sue Patton Thoele

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