Retornar al corazón

Del muro de Maru Blok

A menos que retornes al corazón, no podrás mirar con compasión. Y quien no mira con compasión no ve con precisión.
Todo lo que percibe es un montaje, una exageración que sólo alimenta su aburrimiento o su ansiedad.
La respiración es clave para vivir una vida espiritual cuando estás encarnado en un cuerpo físico. Cuando el cuerpo muere, la respiración lo abandona. ¿Adónde va?
La mayoría de vosotros creéis que el cuerpo genera la respiración. En realidad, ocurre al revés. Es la respiración la que produce el cuerpo. Cuando la respiración se va, el cuerpo deja de funcionar. Se desintegra en la nada porque, sin el aliento del Espíritu, el cuerpo no es nada.
Si quieres vivir una vida espiritual, respira lenta y profundamente.
Lleva el aire a lo profundo de tu abdomen y suéltalo completamente. Cuanto más aire lleves a tu cuerpo, más ligero te sentirás y más fácil te será cumplir tus responsabilidades. Quien respira profundo no se siente atemorizado ni abrumado por lo que la vida le presenta, porque dispone de energía para afrontar todas las circunstancias.
Solo quien respira superficial e irregularmente se siente sin energía y se deja intimidar por los retos de la vida.
A menos que respires profundo y en calma, no podrás estar en tu corazón. Si no sabes de qué estoy hablando, deja a un lado este libro y empieza a respirar hacia el abdomen, contando hasta cinco en la inspiración y volviendo a contar hasta cinco en la espiración. Respira así durante cinco minutos, extendiendo progresivamente la cuenta hasta siete, ocho o nueve.
No fuerces.
Sólo expándete gradualmente, en la medida que lo permitan tus pulmones.
Ahora estás en tu corazón.

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