Reflexiones libro de Anita Moorjani - Somos amor
CAMINAR por la vida sabiendo que somos AMOR: Ser "yo" es ser amor
¿Qué recuerdos estoy creando para dejar a los seres que amo?
El núcleo de nuestra escencia es amor puro. Ser el amor que soy. Amor puro, sin condiciones ni expectativas.
Dejar el filtro de la mente a un lado para que el amor incondicional pueda expresarse. La mente actúa como un prisma que “refracta” las emociones, que luego juzgamos como buenas o malas.
Ponerme primero, gustarme a mí primero, para poder dar a los demás. Sentir la plenitud, cada uno de nosotros está en el centro del Universo.
Solamente cuando estamos plenos de amor a nosotros mismos, tendremos qué entregar a los demás y expresar amor incondicional, que no reacciona dependiendo de las acciones del otro. Solo es.
Cuando estoy siendo amor, no soy dura conmigo misma cuando atravieso retos, me veo sin juicios, me convierto en mi mejor “coach” y simplemente me amo. Doy lo que ya tengo, para amar a alguien de manera incondicional, primero amarme a mí misma.
Cuando nos sentimos perdidos en el camino, pensamos en “corregir” algo, buscamos afuera. Cuando nos sintonizamos con la Vida, con su intención para nosotros, con las emociones que nos motivan, rescatamos nuestro poder y nos conectamos con el alma de nuestra magnificencia.
Al ser consciente de nuestro SER INFINITO, no sentimos necesidad de controlar ni permitimos que nos controlen. Soy amor y siempre lo he sido. No tengo que hacer nada para merecerlo, solamente ser fiel a lo que soy, ser instrumento de energía de amor.
Cuidar mis necesidades, sin ponerme de últimas, tratarme con respeto. No hay necesidad de trabajar para “ser amorosos”, simplemente entender que somos amor, estamos hechos de amor, que no estamos separados. La fuerza de la vida es amor y yo soy esa energía. No es necesario tratar de ser alguien más para ser valorada. Ya soy todo lo que podría intentar ser. El primer paso es cultivar un romance profundo con uno mismo.
Respetar mi esencia y la esencia de las cosas, sin exigir que sean diferentes, comprender cómo el Universo tiene la intención de que seamos sin necesidad de cambiar, o llenar las expectativas de otros y sentirnos inadecuados si fallamos. Me permito ser lo que la vida intenta que yo sea, fluyo con la vida y eso me da poder y fuerza.
¿Qué recuerdos estoy creando para dejar a los seres que amo?
El núcleo de nuestra escencia es amor puro. Ser el amor que soy. Amor puro, sin condiciones ni expectativas.
Dejar el filtro de la mente a un lado para que el amor incondicional pueda expresarse. La mente actúa como un prisma que “refracta” las emociones, que luego juzgamos como buenas o malas.
Ponerme primero, gustarme a mí primero, para poder dar a los demás. Sentir la plenitud, cada uno de nosotros está en el centro del Universo.
Solamente cuando estamos plenos de amor a nosotros mismos, tendremos qué entregar a los demás y expresar amor incondicional, que no reacciona dependiendo de las acciones del otro. Solo es.
Cuando estoy siendo amor, no soy dura conmigo misma cuando atravieso retos, me veo sin juicios, me convierto en mi mejor “coach” y simplemente me amo. Doy lo que ya tengo, para amar a alguien de manera incondicional, primero amarme a mí misma.
Cuando nos sentimos perdidos en el camino, pensamos en “corregir” algo, buscamos afuera. Cuando nos sintonizamos con la Vida, con su intención para nosotros, con las emociones que nos motivan, rescatamos nuestro poder y nos conectamos con el alma de nuestra magnificencia.
Al ser consciente de nuestro SER INFINITO, no sentimos necesidad de controlar ni permitimos que nos controlen. Soy amor y siempre lo he sido. No tengo que hacer nada para merecerlo, solamente ser fiel a lo que soy, ser instrumento de energía de amor.
Cuidar mis necesidades, sin ponerme de últimas, tratarme con respeto. No hay necesidad de trabajar para “ser amorosos”, simplemente entender que somos amor, estamos hechos de amor, que no estamos separados. La fuerza de la vida es amor y yo soy esa energía. No es necesario tratar de ser alguien más para ser valorada. Ya soy todo lo que podría intentar ser. El primer paso es cultivar un romance profundo con uno mismo.
Respetar mi esencia y la esencia de las cosas, sin exigir que sean diferentes, comprender cómo el Universo tiene la intención de que seamos sin necesidad de cambiar, o llenar las expectativas de otros y sentirnos inadecuados si fallamos. Me permito ser lo que la vida intenta que yo sea, fluyo con la vida y eso me da poder y fuerza.
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