La manifestación de lo femenino
Parte de una entrevista con Jose Antonio Delgado Gonzalez.
LA MANIFESTACIÓN DE LO FEMENINO
- ¿Qué papel juega en todo este rol de la búsqueda de la verdad la emergencia del arquetipo femenino?
- “Bueno, habría que diferenciar entre lo que está sucediendo en el ámbito de los epifenómenos materiales, es decir, a un nivel manifiesto o consciente, de lo que se está gestando en las capas profundas del Inconsciente Colectivo. Uno de los fenómenos de mayor relevancia en el mundo occidental es, junto a la progresiva preocupación por el deterioro del medio ambiente planetario, el que está teniendo lugar con la mujer moderna. El creciente interés por la igualdad de derechos entre las mujeres y los varones revela un cambio de consciencia cuya trascendencia apenas empezamos a vislumbrar. En el fondo, esto no parece ser sino la manifestación más obvia de la paulatina superación del patriarcado psicológico al que ha estado sometida la humanidad, afectando tanto a las mujeres como a los hombres, desde los remotos tiempos del helenismo. Tal y como he desarrollado en mi último trabajo, Feminismo y Autorrealización, el patriarcado ha minusvalorado la mayor parte de los atributos asociados a lo Femenino y, con ello, ha despreciado y lacerado aquellos valores que son más afines a la personalidad femenina. De ahí que, como afirmo rotundamente en mi ensayo, ha sido la mujer la más perjudicada con la perpetuación de la orientación patriarcal que ha prevalecido, y que aún prevalece en gran medida, en la cultura occidental. Sin embargo, la Era de Acuario muy probablemente se caracterice por la búsqueda de la Verdad, y esa búsqueda no está circunscrita a ningún género, sino que es extensible a toda la humanidad. De modo que, la Individuación de la mujer moderna es la necesaria contrapartida a la unilateralidad que ha caracterizado a los últimos tiempos de la era de los peces. De ello depende, en mi opinión, que la cultura occidental logre sanar su lacerante herida, renovándose interiormente a sí misma. Sobre estas afirmaciones versa gran parte de mi último ensayo novelado titulado En busca del Cristo interior y que espero sea publicado en breve por alguna editorial española. Al menos esa es mi intención.
Ahora bien, si ajustamos las lentes y multiplicamos los aumentos, nos daremos cuenta de que la emergencia del aspecto oscuro del arquetipo de la Diosa parece ser un síntoma elocuente de la grave crisis estructural en la que está sumido el modelo o estilo de vida occidental. Tanto Carl Jung, cuanto más recientemente Stanislav Grof, entre otros psiquiatras transpersonales, han evidenciado que la emergencia del arquetipo de la Diosa oscura, identificado con la diosa Kali hindú, o con la egipcia Seckmet, tiene lugar en aquellos períodos de profunda crisis espiritual, tanto a nivel individual, cuanto en el ámbito colectivo o social. Mi experiencia de más de una década en la investigación del inconsciente colectivo me ha mostrado que ambos investigadores estaban en lo cierto. Asimismo, hay un símbolo, asociado al mismo arquetipo, que emerge en los períodos de crisis de sentido, y es el del gran dragón lunar. Este, en algunos de los sueños de mis analizadas, se presenta arrasándolo todo a su paso y sumiendo al mundo en la oscuridad y el Caos, como en una noche de luna nueva. Los hindúes denominan a esta fase arquetípica con el nombre de Kali Yuga y se refieren a ella como a una edad oscura en la que se produce el despertar de la destructividad, la violencia, la enemistad entre los seres humanos, el deseo sexual depravado, el materialismo prosaico y la ignorancia de los principios universales, es decir, la completa carencia de Sabiduría. De ahí mi afirmación de que la emergencia de lo Femenino, en su aspecto oscuro, parece ser un síntoma de una grave crisis estructural que afecta a los pilares sobre los que descansa la civilización occidental. Pero toda crisis encierra en su seno una oportunidad de renovación. Y, en este caso, la oportunidad estriba en saber aprovechar la radical transformación de la consciencia que el encuentro con la oscura diosa plutoniana puede provocar a aquel que esté dispuesto a ser sacrificado, para renacer renovado. Quien ha de morir es, por supuesto, el ego en su ignorancia y estrechez de miras para dar a luz al arquetipo del andrógino. Con ello, mujeres y hombres, habrán de apartar sus intereses egoístas para regir sus vidas de acuerdo al principio universal encarnado en su Ser esencial. Motivo por el cual, dedico un capítulo completo a estudiar este arquetipo plutoniano a través de los símbolos de varias diosas relacionadas con la serpiente o el escorpión, en definitiva, con algunas de las distintas caras con las que se presenta el Dragón Lunar. Y lo hago a sabiendas de que en este arquetipo femenino reside no sólo el veneno que se ha extendido por el mundo como una metástasis, sino también el remedio a ese cáncer que se ha adueñado de toda manifestación vital”.
Posiblemente, ese arquetipo emergente al que alude nuestro entrevistado materialice mejor que ningún otro esa fascinación que hay en estos momentos hacia las culturas ancestrales, la filosofía perenne, las religiones mistéricas, el cristianismo gnóstico, el papel iniciático de María Magdalena como Hieródula (servidora sagrada del templo), etc.
LA MANIFESTACIÓN DE LO FEMENINO
- ¿Qué papel juega en todo este rol de la búsqueda de la verdad la emergencia del arquetipo femenino?
- “Bueno, habría que diferenciar entre lo que está sucediendo en el ámbito de los epifenómenos materiales, es decir, a un nivel manifiesto o consciente, de lo que se está gestando en las capas profundas del Inconsciente Colectivo. Uno de los fenómenos de mayor relevancia en el mundo occidental es, junto a la progresiva preocupación por el deterioro del medio ambiente planetario, el que está teniendo lugar con la mujer moderna. El creciente interés por la igualdad de derechos entre las mujeres y los varones revela un cambio de consciencia cuya trascendencia apenas empezamos a vislumbrar. En el fondo, esto no parece ser sino la manifestación más obvia de la paulatina superación del patriarcado psicológico al que ha estado sometida la humanidad, afectando tanto a las mujeres como a los hombres, desde los remotos tiempos del helenismo. Tal y como he desarrollado en mi último trabajo, Feminismo y Autorrealización, el patriarcado ha minusvalorado la mayor parte de los atributos asociados a lo Femenino y, con ello, ha despreciado y lacerado aquellos valores que son más afines a la personalidad femenina. De ahí que, como afirmo rotundamente en mi ensayo, ha sido la mujer la más perjudicada con la perpetuación de la orientación patriarcal que ha prevalecido, y que aún prevalece en gran medida, en la cultura occidental. Sin embargo, la Era de Acuario muy probablemente se caracterice por la búsqueda de la Verdad, y esa búsqueda no está circunscrita a ningún género, sino que es extensible a toda la humanidad. De modo que, la Individuación de la mujer moderna es la necesaria contrapartida a la unilateralidad que ha caracterizado a los últimos tiempos de la era de los peces. De ello depende, en mi opinión, que la cultura occidental logre sanar su lacerante herida, renovándose interiormente a sí misma. Sobre estas afirmaciones versa gran parte de mi último ensayo novelado titulado En busca del Cristo interior y que espero sea publicado en breve por alguna editorial española. Al menos esa es mi intención.
Ahora bien, si ajustamos las lentes y multiplicamos los aumentos, nos daremos cuenta de que la emergencia del aspecto oscuro del arquetipo de la Diosa parece ser un síntoma elocuente de la grave crisis estructural en la que está sumido el modelo o estilo de vida occidental. Tanto Carl Jung, cuanto más recientemente Stanislav Grof, entre otros psiquiatras transpersonales, han evidenciado que la emergencia del arquetipo de la Diosa oscura, identificado con la diosa Kali hindú, o con la egipcia Seckmet, tiene lugar en aquellos períodos de profunda crisis espiritual, tanto a nivel individual, cuanto en el ámbito colectivo o social. Mi experiencia de más de una década en la investigación del inconsciente colectivo me ha mostrado que ambos investigadores estaban en lo cierto. Asimismo, hay un símbolo, asociado al mismo arquetipo, que emerge en los períodos de crisis de sentido, y es el del gran dragón lunar. Este, en algunos de los sueños de mis analizadas, se presenta arrasándolo todo a su paso y sumiendo al mundo en la oscuridad y el Caos, como en una noche de luna nueva. Los hindúes denominan a esta fase arquetípica con el nombre de Kali Yuga y se refieren a ella como a una edad oscura en la que se produce el despertar de la destructividad, la violencia, la enemistad entre los seres humanos, el deseo sexual depravado, el materialismo prosaico y la ignorancia de los principios universales, es decir, la completa carencia de Sabiduría. De ahí mi afirmación de que la emergencia de lo Femenino, en su aspecto oscuro, parece ser un síntoma de una grave crisis estructural que afecta a los pilares sobre los que descansa la civilización occidental. Pero toda crisis encierra en su seno una oportunidad de renovación. Y, en este caso, la oportunidad estriba en saber aprovechar la radical transformación de la consciencia que el encuentro con la oscura diosa plutoniana puede provocar a aquel que esté dispuesto a ser sacrificado, para renacer renovado. Quien ha de morir es, por supuesto, el ego en su ignorancia y estrechez de miras para dar a luz al arquetipo del andrógino. Con ello, mujeres y hombres, habrán de apartar sus intereses egoístas para regir sus vidas de acuerdo al principio universal encarnado en su Ser esencial. Motivo por el cual, dedico un capítulo completo a estudiar este arquetipo plutoniano a través de los símbolos de varias diosas relacionadas con la serpiente o el escorpión, en definitiva, con algunas de las distintas caras con las que se presenta el Dragón Lunar. Y lo hago a sabiendas de que en este arquetipo femenino reside no sólo el veneno que se ha extendido por el mundo como una metástasis, sino también el remedio a ese cáncer que se ha adueñado de toda manifestación vital”.
Posiblemente, ese arquetipo emergente al que alude nuestro entrevistado materialice mejor que ningún otro esa fascinación que hay en estos momentos hacia las culturas ancestrales, la filosofía perenne, las religiones mistéricas, el cristianismo gnóstico, el papel iniciático de María Magdalena como Hieródula (servidora sagrada del templo), etc.
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