El cuerpo es un tema - Zulma Reyo
Blog de la mujer interior 26 julio 2012
Esta semana quiero tratar un tema que considero muy importante: la difícil y a menudo traumática relación de una mujer con su cuerpo. Raramente encontramos una sensación de comodidad y paz, confianza absoluta, gratitud interna o apreciación directa, más allá de lo que el cuerpo nos provee o nos hace sentir. No desarrollamos el tipo de relación cariñosa que tenemos con nuestro hijo o aún con nuestra mascota hasta que somos mayores y el cuerpo ya no es capaz de transmitir mérito sexual o atlético. Entonces transferimos la vanidad a otras áreas.
Una mujer más joven tiende a ser altamente crítica con su cuerpo. Usualmente o bien representa lo que ella quisiera ser y aparecer, lo que piensa o proyecta que es, o con vergüenza se insinúa como un fallo, un estigma, o imperfección que interfiere con sus posibilidades. Al ser esto percibido como una inconveniencia a ser corregida, se le considera algo a ser encorsetado, incitado, cubierto, usado como moneda de cambio o exhibido como un símbolo de “status”.
El cuerpo es la herramienta por la cual manifestamos no sólo lo que somos si no lo que esperamos ser y tener. Con él desafiamos, provocamos, seducimos, nos adaptamos, conquistamos y perpetuamos códigos sociales. Desde temprano hemos aprendido que los pechos y las curvas valen oro y lo manejamos o presentamos en medidas apropiadas a nuestra cultura, nivel social y ambición personal. Si nuestras metas son intelectuales y profesionales aprendemos a disimularlo, esconderlo y sublimarlo. Si la meta es otra, hacemos lo que podemos con lo que tenemos y esperamos lo mejor, diciéndonos que no importa. En casi todos los casos desarrollamos un complejo bastante grande.
A continuación el primer ejercicio de mi libro, LA MUJER INTERIOR. Está diseñado especialmente para la mujer pero puede también servirle al hombre sensible. El propósito es liberarnos de las sombras que rodean nuestra intimidad, privacidad y poder natural, el disfrute y el deleite. Tiene como intención disolver el fantasma oscuro del sexo y traer a su vez un contacto genuino con el Yo que vive poderosa y jubilosamente dentro y a través el cuerpo.
Les invito a ver, sentir, vivir y explorar el cuerpo como un instrumento de vida y el precioso regalo de la naturaleza. Por sí mismo. Porque eres.
Mientras te duchas o te bañas, o justo al acabar, dedica un tiempo a tocar y sentir tu cuerpo. Puedes empezar simplemente mirando y tocando una mano, un pie…
Deja a un lado los juicios que puedas tener y observa la forma y las distintas texturas de esa mano, ese pie... Acuérdate de que es la forma de la Madre y que en ella trabajan fuerzas espirituales y sagradas. Siéntete agradecida ante ella y cada parte del cuerpo que contemples.
Ahora, al tocarla, siente ese toque a nivel de la piel. Maravíllate ante la perfección y lo intrincado de esta creación. Pasa a su interior y siéntelo siendo tocado. Bendice ese pie, esa mano… todas y cada una de las partes de tu cuerpo. “Bendecir” quiere decir amar y apreciar cada parte de tu cuerpo por el servicio que te presta, por su belleza y perfección. También puedes pensar cómo te sirve cada parte de tu cuerpo y qué es lo que esa parte representa para el todo.
Estás percibiendo el cuerpo a través de los ojos de una madre, a la luz de la perfección del amor. Contempla la fuerza de ese amor para inspirar, transformar y exaltar el objeto de su afecto.
Siente lo que esa bendición produce en tu pie y en cada parte de tu cuerpo.
A continuación bendice todo el cuerpo y date cuenta de que la Madre siente lo mismo que tú sientes. Todo lo que tocas…, cada cosa que haces… es la actividad de la Madre en la tierra.
Reconoce del gran privilegio que supone encarnar la sagrada forma femenina.
Vernos desnudas frente a un espejo es el comienzo para hacer las paces con nosotras mismas, con la naturaleza, con nuestro género y eventualmente las unas con las otras. Liberarnos de nuestras condenas y exigencias comienza aquí.
En muchos de mis grupos femeninos a la mujer le cuesta inmensamente, en su intimidad, mirarse desnuda frente a un espejo y mucho más ser neutral. Se confronta con sus proyecciones, creencias y experiencias. Este hecho singular presenta el mayor obstáculo a nuestro trabajo por liberarnos y conquistar las facultades energéticas de la mujer. El primer obstáculo es sobreponernos a la idea de que el cuerpo es antes que nada y mayormente un vehículo sexual declarada o insinuadamente.
Te invito a añadir en tu privacidad el elemento del espejo a este ejercicio en tu propio ritmo. La sugerencia es de que cada vez que aparezca un juicio, una expectativa, una exigencia en tu mente … que tiene que ver contigo o con otra persona… lo pongas de lado y abraces la vida que fluye a través de ti.. Descubre la gratitud y la alegría sin razón alguna.
Esta semana quiero tratar un tema que considero muy importante: la difícil y a menudo traumática relación de una mujer con su cuerpo. Raramente encontramos una sensación de comodidad y paz, confianza absoluta, gratitud interna o apreciación directa, más allá de lo que el cuerpo nos provee o nos hace sentir. No desarrollamos el tipo de relación cariñosa que tenemos con nuestro hijo o aún con nuestra mascota hasta que somos mayores y el cuerpo ya no es capaz de transmitir mérito sexual o atlético. Entonces transferimos la vanidad a otras áreas.
Una mujer más joven tiende a ser altamente crítica con su cuerpo. Usualmente o bien representa lo que ella quisiera ser y aparecer, lo que piensa o proyecta que es, o con vergüenza se insinúa como un fallo, un estigma, o imperfección que interfiere con sus posibilidades. Al ser esto percibido como una inconveniencia a ser corregida, se le considera algo a ser encorsetado, incitado, cubierto, usado como moneda de cambio o exhibido como un símbolo de “status”.
El cuerpo es la herramienta por la cual manifestamos no sólo lo que somos si no lo que esperamos ser y tener. Con él desafiamos, provocamos, seducimos, nos adaptamos, conquistamos y perpetuamos códigos sociales. Desde temprano hemos aprendido que los pechos y las curvas valen oro y lo manejamos o presentamos en medidas apropiadas a nuestra cultura, nivel social y ambición personal. Si nuestras metas son intelectuales y profesionales aprendemos a disimularlo, esconderlo y sublimarlo. Si la meta es otra, hacemos lo que podemos con lo que tenemos y esperamos lo mejor, diciéndonos que no importa. En casi todos los casos desarrollamos un complejo bastante grande.
A continuación el primer ejercicio de mi libro, LA MUJER INTERIOR. Está diseñado especialmente para la mujer pero puede también servirle al hombre sensible. El propósito es liberarnos de las sombras que rodean nuestra intimidad, privacidad y poder natural, el disfrute y el deleite. Tiene como intención disolver el fantasma oscuro del sexo y traer a su vez un contacto genuino con el Yo que vive poderosa y jubilosamente dentro y a través el cuerpo.
Les invito a ver, sentir, vivir y explorar el cuerpo como un instrumento de vida y el precioso regalo de la naturaleza. Por sí mismo. Porque eres.
Ejercicio:
La Sagrada Forma Femenina (páginas 107-108)Mientras te duchas o te bañas, o justo al acabar, dedica un tiempo a tocar y sentir tu cuerpo. Puedes empezar simplemente mirando y tocando una mano, un pie…
Deja a un lado los juicios que puedas tener y observa la forma y las distintas texturas de esa mano, ese pie... Acuérdate de que es la forma de la Madre y que en ella trabajan fuerzas espirituales y sagradas. Siéntete agradecida ante ella y cada parte del cuerpo que contemples.
Ahora, al tocarla, siente ese toque a nivel de la piel. Maravíllate ante la perfección y lo intrincado de esta creación. Pasa a su interior y siéntelo siendo tocado. Bendice ese pie, esa mano… todas y cada una de las partes de tu cuerpo. “Bendecir” quiere decir amar y apreciar cada parte de tu cuerpo por el servicio que te presta, por su belleza y perfección. También puedes pensar cómo te sirve cada parte de tu cuerpo y qué es lo que esa parte representa para el todo.
Estás percibiendo el cuerpo a través de los ojos de una madre, a la luz de la perfección del amor. Contempla la fuerza de ese amor para inspirar, transformar y exaltar el objeto de su afecto.
Siente lo que esa bendición produce en tu pie y en cada parte de tu cuerpo.
A continuación bendice todo el cuerpo y date cuenta de que la Madre siente lo mismo que tú sientes. Todo lo que tocas…, cada cosa que haces… es la actividad de la Madre en la tierra.
Reconoce del gran privilegio que supone encarnar la sagrada forma femenina.
Adicional:
Para la mujer su cuerpo demasiadas veces representa el valor superficial que otros, especialmente una pareja como símbolo de seguridad y poder, le otorga. Reconocerlo es algo doloroso.Vernos desnudas frente a un espejo es el comienzo para hacer las paces con nosotras mismas, con la naturaleza, con nuestro género y eventualmente las unas con las otras. Liberarnos de nuestras condenas y exigencias comienza aquí.
En muchos de mis grupos femeninos a la mujer le cuesta inmensamente, en su intimidad, mirarse desnuda frente a un espejo y mucho más ser neutral. Se confronta con sus proyecciones, creencias y experiencias. Este hecho singular presenta el mayor obstáculo a nuestro trabajo por liberarnos y conquistar las facultades energéticas de la mujer. El primer obstáculo es sobreponernos a la idea de que el cuerpo es antes que nada y mayormente un vehículo sexual declarada o insinuadamente.
Te invito a añadir en tu privacidad el elemento del espejo a este ejercicio en tu propio ritmo. La sugerencia es de que cada vez que aparezca un juicio, una expectativa, una exigencia en tu mente … que tiene que ver contigo o con otra persona… lo pongas de lado y abraces la vida que fluye a través de ti.. Descubre la gratitud y la alegría sin razón alguna.
Fuente: Blog la mujer interior
Commentaires
Enregistrer un commentaire